A trompicones en un metro de hace 30 a?os
Un viaje de m¨¢s de dos horas en la l¨ªnea 6 del suburbano, que registra una aver¨ªa cada dos d¨ªas, revela falta de cuidadosen los vagones y en las instalaciones
"El futuro no es el que imaginamos. Es el que tenemos", dice un eslogan. Puede leerse en la estaci¨®n de metro de Pac¨ªfico, en la l¨ªnea 6 (la circular). El mensaje hace referencia a la modernidad de la Comunidad de Madrid. Desde el and¨¦n, la realidad parece distinta. Es la que sufren los 340.000 usuarios diarios de la l¨ªnea (124 millones de viajeros al a?o, la m¨¢s transitada de las siete estudiadas por un informe de 2006 de la ONG Madrid Camina), dibuja en cambio un panorama de aver¨ªas, incidencias y molestias en esta l¨ªnea, que ha sufrido una aver¨ªa cada dos d¨ªas en lo que va de a?o.
"Se para solo. Frena a destiempo", se queja Pedro. El tren se detiene cerca de Pac¨ªfico
"Ahora, si se rompe algo, no tenemos las piezas de recambio", dice Luis, un t¨¦cnico
La ¨²ltima fue ayer, cuando un fallo en el sistema inform¨¢tico la detuvo al menos media hora entre Metropolitano y Arg¨¹elles. Un viaje a bordo de cuatro trenes de esa l¨ªnea entre las estaciones de Oporto y O'Donnell, revela que los conductores tambi¨¦n atraviesan una situaci¨®n de hartazgo.
Pedro [nombre ficticio, igual que el de los otros utilizados en este reportaje] lleva 25 a?os de conductor. En el t¨²nel entre M¨¦ndez ?lvaro y Pac¨ªfico explica que el tren que lleva Miguel, un alumno en pr¨¢cticas desde hace pocos d¨ªas, es "de la primera serie". Dice que el convoy tiene m¨¢s de treinta a?os. "Se para s¨®lo, frena a destiempo", se queja Pedro. Su alumno calla. Va concentrado, pero a pesar de ello, el tren se detiene al aproximarse a Pac¨ªfico. No es por su falta de experiencia, asegura Pedro, sino por el deterioro del convoy.
Al otro lado del cristal, los viajeros observan. Y m¨¢s de uno, por su mirada, seguro que piensa: ?Otra aver¨ªa? Pero el metro vuelve a arrancar y se detiene para que los usuarios entren y salgan. No pueden ni imaginarse el trabajo que le ha costado al conductor abrir las puertas. Se ve obligado a taladrar constantemente el bot¨®n de apertura hasta que lo logra. En la siguiente parada (Conde de Casal) el tren se pasa de frenada. Pero no demasiado. Miguel se asoma, observa si todas las puertas est¨¢n accesibles desde el and¨¦n y, a ojo, mira si ha salido y entrado todo el mundo. No puede hacerlo como debiera, con los espejos retrovisores. La cabina est¨¢ metida ya en el t¨²nel.
Miguel, el alumno en pr¨¢cticas, hace sonar la bocina y arranca. Lo hace a trompicones. "Porque los motores no van bien y tiene peque?os fallos de corriente", explica Luis. ?l lleva 28 a?os trabajando en el mantenimiento de los vagones del metro. Por sus manos han pasado todo tipo de modelos. Apunta la falta de plantilla en el mantenimiento del material m¨®vil (los trenes) y el fijo (v¨ªas, catenarias...) como la principal causa de los continuos problemas en la l¨ªnea 6, que la consejera de Transportes, Elvira Rodr¨ªguez, atribuy¨® a que los viajeros no se colocan correctamente en los andenes. "No damos abasto, cada vez hay m¨¢s trenes y menos plantilla", asegura. Seg¨²n una portavoz de Metro, "s¨®lo en 2006 se contrataron 622 personas". Pero en mantenimiento, seg¨²n reconoce la misma fuente, el aumento de plantilla ha sido de 38. La inversi¨®n, se defiende, eso s¨ª, ha subido de 6,72 a 41 millones entre 2001 y 2006. Los vagones viejos de la l¨ªnea 6 tienen los d¨ªas contados, asegura la portavoz. Para final de 2007 est¨¢ prevista la compra de seis trenes del modelo 7.000, donde la conducci¨®n es mucho m¨¢s c¨®moda y el tren no va a tirones. Adem¨¢s, dice la misma fuente, pr¨®ximamente (sin especificar cu¨¢ndo) se convocar¨¢ un concurso para la compra de 25 trenes "que sustituyan a los antiguos de la l¨ªnea 6".
El metro madrile?o funciona de dos maneras, explican los conductores. El ATO (Automatic Train Operation) es totalmente autom¨¢tico. Mediante un sistema inform¨¢tico, el tren recibe una se?al desde las v¨ªas que le marca la velocidad m¨¢xima a la que puede circular. Y el conductor no tiene que preocuparse de nada. S¨®lo de abrir y cerrar las puertas al llegar a cada estaci¨®n. El otro sistema de conducci¨®n, llamado ATP (Automatic Train Protection), tambi¨¦n es bastante autom¨¢tico. Pero no totalmente. En este caso, el tren recibe una se?al que marca la velocidad m¨¢xima, pero es el conductor el que acelera y frena. Si sobrepasa lo permitido, el tren le avisa.
Otro conductor, afiliado a un sindicato, explica que hasta hace dos a?os toda la l¨ªnea 6 se conduc¨ªa en ATO. "Ahora hay muchos tramos en los que se circula en ATP, porque los trenes y el material fijo no tienen un mantenimiento correcto", asegura. La empresa lo desmiente. "Se circula siempre en ATO, s¨®lo un problema puntual provoca circular en ATP", asegura un portavoz. Pero hay estaciones, como la de M¨¦ndez ?lvaro, en las que hay un cartel permanente que indica al conductor que debe circular en ATP.
Aunque este trabajador reconoce que una conducci¨®n en ATP no supone "en absoluto" un problema de seguridad, lo indica como prueba de la falta de plantilla, incapaz de poder solucionar todas las aver¨ªas. La comodidad que se aprecia en el conductor y la suavidad de la marcha son notablemente distintas entre un tipo de conducci¨®n y la otra.
Otro problema grave, seg¨²n apunta Luis, el t¨¦cnico de mantenimiento, es la falta de recambios para algunos trenes. "Cada pieza tiene una referencia. Pero el almac¨¦n las retir¨® porque pertenec¨ªan a modelos de trenes que estaba previsto que se llevaran a la chatarra", explica. ?lvaro, otro conductor, lo confirma: "Ahora si se rompe algo no se puede cambiar". El Sindicato de Conductores, mayoritario, tambi¨¦n lo sostiene.
Muchos trenes son de colores distintos. Quiz¨¢ un vag¨®n sea blanco pero otro rojo. Se han acoplado entre s¨ª modelos distintos. Y eso, "a la larga siempre origina aver¨ªas", asegura Luis. En el and¨¦n de Pac¨ªfico, Antonia espera. No entiende de v¨ªas, catenarias, ni trenes. Pero est¨¢ harta. "No s¨¦ qu¨¦ ha pasado con la l¨ªnea 6. Antes era de las mejores, pero ahora...", suspira.
Una aver¨ªa detuvo de nuevo el tramo circular durante media hora
La l¨ªnea 6 del Metro de Madrid sufri¨® ayer una nueva aver¨ªa. Ocurri¨® entre las estaciones de Metropolitano y Arg¨¹elles, cuando se produjo un fallo en el sistema inform¨¢tico que regula el cambio de agujas en ese tramo. Sucedi¨® entre las 9.20 y las 9.53. En todo ese tiempo se paraliz¨® la circulaci¨®n entre Cuatro Caminos y Arg¨¹elles, aunque toda la l¨ªnea se vio afectada.Maruxa, una estudiante de posgrado, se vio atrapada durante media hora en la estaci¨®n de Pac¨ªfico, a una decena de paradas de donde sucedi¨® la aver¨ªa. "Nos han dicho por megafon¨ªa que ser¨ªan cinco minutos, pero al final han sido treinta", se quejaba. "La gente estaba nerviosa, han empezado a pedir explicaciones al personal del metro...", relataba. Bea, otra estudiante, baj¨® a Conde de Casal y vio la aglomeraci¨®n. "Me dijeron que llevaban quince minutos, as¨ª que opt¨¦ por salir y coger un autob¨²s que, por supuesto, tambi¨¦n iba a tope", explicaba.La aver¨ªa tuvo que ser solventada de manera manual. Un portavoz del Sindicato de Conductores, mayoritario en la empresa (representa a un 80% de los 1.400 conductores), asegur¨®: "Aunque se hayan tomado medidas urgentes y se est¨¦ dando una cierta soluci¨®n, seguimos pidiendo a la empresa la retirada del material antiguo". Seg¨²n indic¨®, faltan recambios y hay vagones que salen al servicio con deficiencias. "Por eso, luego hay trenes que se estropean", se?ala.Teodoro Pi?uela, secretario general de UGT en Metro, coincide con el diagn¨®stico. "Hay una falta de mantenimiento en el material fijo y m¨®vil del suburbano", asegura.Y es que la aver¨ªa de ayer es la decimoctava desde que comenz¨® 2007. Una cada dos d¨ªas. Cuatro de cada diez suceden en la l¨ªnea 6. Encontrar a usuarios cabreados es facil¨ªsimo. En la estaci¨®n de Pac¨ªfico, Roberto, un hombre de mediana edad, consultaba ayer su agenda. "Las aver¨ªas me suponen perder tiempo de trabajo, porque tengo que concertar muchas entrevistas con clientes", se quejaba. M¨¢s en¨¦rgico, protestaba: "?Si suben los precios de los billetes para mejorar las infraestructuras, que las mejoren, co?o!".Jos¨¦ Luis, algo m¨¢s mayor, se refugiaba en su MP3. Es de los que coge pocas veces la l¨ªnea circular. "Y a¨²n y todo he sufrido alg¨²n problema. Hubo un d¨ªa que a las nueve se llen¨® tanto el and¨¦n que tuve que dejar pasar dos o tres trenes antes de poder subirme". Ver¨®nica, Sara o Lorena, tres estudiantes, tambi¨¦n coinciden, al preguntarles por separado, en los problemas que les causa continuamente la l¨ªnea 6. "Siempre hay retrasos y mucha gente en el and¨¦n. Tienen que poner m¨¢s trenes", diagnostica Lorena."Yo no la cojo mucho, pero alguna vez me ha tocado esperar", explicaba ayer un usuario. Al preguntarle por su nombre respondi¨®: "Para EL PA?S no lo doy". ?Por qu¨¦? "Lo hac¨¦is para meteros con Esperanza [Aguirre]". A su lado, Antonia no pudo evitar meterse en la conversaci¨®n. Pasando de la pol¨ªtica, se quejaba de los problemas de verdad: "Hay aver¨ªas, atascos, puertas que no funcionan, gente apretada, los tornos estropeados... ?sigo?". S¨ª, por favor. "Hace unos d¨ªas tard¨¦ una hora en ir de aqu¨ª [Pac¨ªfico] a Diego de Le¨®n. El tren arranc¨® y se detuvo en mitad de un t¨²nel. Y all¨ª nos tuvieron". En el mismo trayecto, ayer tard¨® alrededor de quince minutos. En el camino, explica: "Es que te vuelves loca. En mi pueblo de Extremadura s¨ª que viv¨ªamos bien, sin estos agobios del metro".
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