Colapso en las urgencias de los hospitales

Un hombre de 77 a?os, enfermo de c¨¢ncer, padece diarrea por la quimioterapia a la que se somete. Ingresa en el servicio de urgencias de La Paz el lunes por la noche, pero hasta la ma?ana siguiente no le asignan una cama: se pas¨® toda la noche sentado en un sill¨®n esperando al diagn¨®stico. Al mediod¨ªa de ayer, 30 pacientes esperaban tumbados en camas a lo largo de los pasillos y siete lo hac¨ªan en sillones. CC OO y UGT denuncian que esta situaci¨®n se ha convertido en habitual en los hospitales de la regi¨®n. La Consejer¨ªa de Sanidad dice que es un caso excepcional debido a picos de demanda.

Trabajar en las urgencias de La Paz parec¨ªa ayer un eslalon. Para hacer su trabajo, los sanitarios ten¨ªan que sortear las seis o siete camas que hab¨ªa en cada pasillo. Juani, de 76 a?os, lleva tres d¨ªas tumbada en una de esas camas desperdigadas con su pancreatitis aguda a cuestas y con la revista Pronto como ¨²nico entretenimiento. Su compa?era de pasillo, la que est¨¢ detr¨¢s en la fila, no para de sufrir convulsiones.

La m¨¦dica que le atiende dice que ¨¦ste es, m¨¢s o menos, el panorama de todos los d¨ªas. "Hay pacientes que pasan tres, cuatro d¨ªas a la espera de un diagn¨®stico definitivo; otros que, una vez diagnosticados, pueden estar hasta una semana sin que se les asigne una habitaci¨®n", a?ade.

Lo de ayer era lo de todos los d¨ªas... pero un poco m¨¢s. Los 111 pacientes que registraron las urgencias del hospital por la ma?ana supon¨ªan un r¨¦cord, porque la capacidad del servicio es de 58 plazas. As¨ª que 35 eran atendidos en los pasillos y ocho esperaban en los sillones. Los trabajadores dijeron basta y propusieron concentrarse todos los d¨ªas frente a la puerta de la subdirecci¨®n de enfermer¨ªa. El gerente baj¨®, les prometi¨® que ampliar¨ªa la plantilla de enfermeros y la protesta se qued¨® en nada.

Pero, seg¨²n los m¨¦dicos y los sindicatos consultados, el problema no es de falta de personal. O al menos, no s¨®lo de falta de personal. Todos se?alan el n¨²mero insuficiente de camas de hospitalizaci¨®n con las que cuenta la sanidad madrile?a. Jaime Cedr¨²n, de CC OO, apunta que desde 2002 la ratio de plazas por 1.000 habitantes ha disminuido de 2,6 a 2,0. "La regi¨®n cuenta hoy con 12.000 camas, las mismas que ten¨ªa hace cinco a?os, y en Madrid hay un mill¨®n m¨¢s de personas", asegura Cedr¨²n.

Un m¨¦dico de La Paz -que prefiere no dar su nombre- culpa de la situaci¨®n en la que trabajan a la "p¨¦sima" planificaci¨®n de la Consejer¨ªa de Sanidad. "Est¨¢n primando la lista de espera quir¨²rgica porque Esperanza Aguirre se comprometi¨® a reducirla, a costa de relegar a las urgencias. He visto c¨®mo se daba prioridad a una operaci¨®n de juanetes frente a un paciente que llevaba tres d¨ªas en urgencias", dice este m¨¦dico cubierto por su bata verde.

En CC OO y UGT confirman esta versi¨®n, que la consejer¨ªa y la direcci¨®n de La Paz desmienten rotundamente: "Es absolutamente incierto. La lista quir¨²rgica est¨¢ programada y las urgencias, por su propia naturaleza, se cubren seg¨²n las necesidades", explica una portavoz de Sanidad.

El tercero de los sindicatos mayoritarios, CesmSatse, la uni¨®n de enfermeros y m¨¦dicos, arguye que el problema fundamental es educativo. Su secretario general, Jos¨¦ Mar¨ªa Porras, dice que entre el 50% y el 60% de los pacientes que frecuentan las urgencias estar¨ªa bien atendido en la red primaria. Por eso, Porras califica de "encomiable" las campa?as publicitarias de Sanidad para que los madrile?os vayan a sus m¨¦dicos de cabecera y no colapsen las urgencias de los hospitales.

En UGT ven un problema a este planteamiento. "Hace dos a?os, el m¨¦dico de cabecera te daba cita para el mismo d¨ªa. Hoy, ya es habitual que te la d¨¦ para dentro de dos o tres. ?A ver qu¨¦ padre con un hijo que tenga 39 grados de fiebre va a esperar por la cita y no lo va a llevar a urgencias!", exclama la secretaria de Pol¨ªtica Sectorial de este sindicato, Carmen L¨®pez.

La explicaci¨®n de La Paz a la saturaci¨®n vivida es que el lunes fue el d¨ªa que registr¨® una mayor afluencia de pacientes en todo el a?o: 425 atendidos. Pero con este argumento no convence a muchos de sus trabajadores.

Cuatro de ellos explicaban el c¨²mulo de problemas que supon¨ªa trabajar en una zona de urgencias abarrotada, sin las instalaciones necesarias. "Las botellas de suero las colgamos en los pasillos con esparadrapo; al mover las camas, muchas veces arrancamos las sondas a los pacientes; tenemos a decenas de enfermos en la sala de diagn¨®stico durante varios d¨ªas, en una sala que no tiene ventilaci¨®n y en la que no se podr¨ªa estar m¨¢s de un d¨ªa...", cuenta una enfermera, mientras es interrumpida por un hombre que grita que lleva ah¨ª 60 horas, que ya est¨¢ harto y que exige que alguien le lleve a una habitaci¨®n.