Aumentan los delitos de la ultraderecha en Alemania
Los delitos de ultraderecha alcanzaron el a?o pasado en Alemania la cifra m¨¢s alta desde que en 2000 se inici¨® la recopilaci¨®n estad¨ªstica. Seg¨²n el Ministerio Federal del Interior, en 2006 se cometieron 12.238 delitos de motivaci¨®n ultraderechista, 8.738 de propaganda y 726 actos violentos. Se estima que estas cifras aumentar¨¢n de forma considerable cuando se complete la recogida de datos tal como ha ocurrido en a?os pasados.
La difusi¨®n de estos datos coincide con el inicio ayer en Postdam del proceso contra dos presuntos ultraderechistas que, seg¨²n la acusaci¨®n, golpearon el pasado abril a un ingeniero et¨ªope negro y le dejaron malherido con fractura de la base del cr¨¢neo. Las circunstancias de la agresi¨®n, que en un primer momento parec¨ªa un acto racista, no quedaron claras tras constatarse que el agredido ten¨ªa una elevada concentraci¨®n de alcohol en la sangre. Los dos acusados niegan tener algo que ver con el suceso e incluso aseguran que no estaban all¨ª cuando ocurri¨®.
La agresi¨®n al ingeniero et¨ªope Ermyas M., de 37 a?os, que reside desde hace 20 en Alemania, conmovi¨® al pa¨ªs. Ermyas qued¨® malherido y su mujer pudo escuchar a trav¨¦s del m¨®vil que su marido ten¨ªa conectado c¨®mo le llamaban "?negro de mierda!". Tras varios d¨ªas en coma, el agredido no pudo recordar lo ocurrido. La fiscal¨ªa federal alemana asumi¨® el caso y de inmediato detuvieron a dos j¨®venes alemanes, Bj?rn, de 29 a?os, y Thomas, de 31, que ahora se sientan en el banquillo de los acusados. Bj?rn declar¨® ayer a trav¨¦s de su abogado que no tiene nada que ver con lo ocurrido y que ha sufrido ya da?os irreparables por su detenci¨®n y porque hayan identificado como suya la voz que se escuchaba en el m¨®vil. Thomas asegur¨® que no tiene nada que ver con grupos xen¨®fobos y que perdi¨® su empleo por la acusaci¨®n.
El caso levant¨® un tremendo revuelo por los temores a los efectos negativos sobre la imagen de Alemania en el Mundial de f¨²tbol. Esta preocupaci¨®n por la imagen hace sospechar que las estad¨ªsticas de delitos de ultraderecha son s¨®lo la punta del iceberg, por el inter¨¦s de las autoridades locales en tapar lo que pueda da?ar la imagen de sus ayuntamientos.
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