Decenas de heridos en choques entre la polic¨ªa israel¨ª y j¨®venes palestinos en Jerusal¨¦n
Las obras en la Explanada de las Mezquitas desatan protestas violentas en Cisjordania
La tensi¨®n no era excesiva en Jerusal¨¦n ayer al mediod¨ªa, a la hora del rezo musulm¨¢n de los viernes, entre otras razones porque los polic¨ªas israel¨ªes se emplearon con menor contundencia de lo habitual, pero eso no impidi¨® que se produjeran choques que dejaron decenas de heridos. El comienzo de unas obras para reconstruir una rampa en las inmediaciones de la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado del islam, desat¨® tambi¨¦n una ola de protestas violentas en varias ciudades de Cisjordania en las que decenas de manifestantes y agentes sufrieron heridas por granadas de humo, balas de goma y pedradas.
Alrededor de 3.000 polic¨ªas vigilaban cada rinc¨®n de la ciudad vieja de Jerusal¨¦n y sus inmediaciones, sin permitir el m¨¢s m¨ªnimo altercado. Unos 6.000 fieles musulmanes, seg¨²n Efe, acudieron a orar al santuario de Al Aqsa, una multitud menor de lo habitual, dado que la polic¨ªa prohibi¨® el paso a los menores de 45 a?os. S¨®lo hubo ante la Puerta de Damasco algunas carreras y explosiones de petardos. Nada m¨¢s concluir el rezo, un hombre se dirigi¨® en voz alta a unos 200 hombres y fue detenido en segundos por unos agentes que no estaban dispuestos a que se produjera incitaci¨®n alguna.
Ya hab¨ªan comenzado tambi¨¦n los enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas -el Monte del Templo para los jud¨ªos-. Los palestinos, con piedras; los agentes hebreos, con gases lacrim¨®genos. Varias decenas de j¨®venes se encerraron en la mezquita de Al Aqsa y s¨®lo salieron tras mediar algunos dirigentes ¨¢rabe-israel¨ªes. En las calles de la ciudad vieja, los choques continuaron varias horas.
En Hebr¨®n, Ramala, Nabl¨²s y varios lugares m¨¢s de la Cisjordania ocupada tambi¨¦n se las vieron los militares -en Jerusal¨¦n se encargan los polic¨ªas- con manifestantes palestinos. As¨ª como en Nazaret (Israel), donde unas 10.000 personas salieron a las calles en protesta por las excavaciones en Jerusal¨¦n con Raed Salah al frente, el l¨ªder del Movimiento Isl¨¢mico en Israel, quien tiene prohibido aproximarse a las murallas de la ciudad conquistada en 1967.
Las excavaciones seguir¨¢n adelante, pese a la petici¨®n por escrito del ministro de Defensa, Amir Peretz, para que el jefe del Ejecutivo, Ehud Olmert, detenga las obras de inmediato. Muchos ciudadanos -tanto jud¨ªos como musulmanes- coinciden en que las excavaciones no suponen riesgo para la mezquita de Al Aqsa, pero que su inicio es, simplemente, una provocaci¨®n.
La situaci¨®n es tensa. Y lo peor es que es una situaci¨®n que viene de lejos, por la evidente discriminaci¨®n en la prestaci¨®n de servicios y en la libertad de movimientos que sufren los habitantes ¨¢rabes de Jerusal¨¦n respecto a los jud¨ªos. La convivencia est¨¢ seriamente fracturada y muchos analistas, profesores y organizaciones de derechos humanos consideran que el anuncio de un grave estallido de violencia est¨¢ escrito en las paredes. Incluso algunos articulistas hablan ya de tercera Intifada.
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