Los 'ultras' envejecen
Los radicales espa?oles se han reducido en un tercio desde mediados de los 90, seg¨²n la polic¨ªa, porque con m¨¢s edad ya no quieren "follones"
Los aficionados violentos espa?oles en el f¨²tbol est¨¢n todos guardados en un libro. Una carpeta que contiene un completo qui¨¦n es qui¨¦n en el fen¨®meno ultra y que reposa en una estanter¨ªa policial. Ese dossier, desde mediados de los 90, ha adelgazado un tercio: de algo m¨¢s de 1.000 individuos con la pegatina sobre su foto de "muy peligrosos" a cerca de 350. Sin embargo, ese retroceso no siempre es atribuido al celo de los clubes, que "a¨²n deja mucho que desear" seg¨²n altos mandos de la lucha policial contra el problema.
"El tema se ha convertido en algo residual", coinciden distintas fuentes policiales. La ¨²ltima muerte provocada por hinchas se remonta a 2003, cuando el deportivista Manuel R¨ªos falleci¨® como consecuencia de una patada de k¨¢rate que le dio otro seguidor del conjunto coru?¨¦s a la salida de un choque contra el Compostela. El informe Raxen, un documentado bolet¨ªn que edita el Movimiento contra la Intolerancia, no registra ninguna entrada futbolera desde septiembre de 2006, cuando un grupo de radicales del Frente Atl¨¦tico, una pe?a con bastante tendencia a figurar en los anaqueles violentos, dio una paliza a cuatro j¨®venes por llevar al cuello bufandas del Sevilla.
"Los clubes tienen el compromiso de invertir un tercio del dinero de las quinielas en seguridad", avisa el CSD
"El Frente cambia mucho de jefes y casi todos somos apol¨ªticos, no nazis", dice un miembro del grupo del Atl¨¦tico
Las causas del retroceso var¨ªan seg¨²n el interlocutor. Jos¨¦ Mar¨ªa Seara, portavoz de la polic¨ªa y experto en el asunto, cree que el "brillante" acoso de las fuerzas del orden ha sido decisivo: "Incluso ha venido a Madrid gente de la FIFA para estudiar nuestros m¨¦todos en seminarios". Un sistema basado en la estrecha vigilancia a los violentos, en establecer su relaci¨®n con grupos de "ideolog¨ªa extrema", en el estudio del modus operandi y en su continuo "marcaje" que "ha recibido elogios de la Uni¨®n Europea".
Tambi¨¦n apunta al envejecimiento de "la vieja guardia". Al parecer, los muy activos j¨®venes de ideolog¨ªa neonazi de los 90 tienen ahora hijos, trabajos y responsabilidades: "No hay tantas ganas de meterse en follones". No encuentran relevo. Una tesis a la que tambi¨¦n se apunta Julio Cendal, coordinador de seguridad del Real Madrid: "Van cumpliendo a?os y les resulta menos atractivo el foll¨®n. Adem¨¢s, algunos vienen con sus chavales a la grada". El c¨¦lebre Jos¨¦ Luis Ocha¨ªta, cabecilla hist¨®rico de Ultras Sur, ronda la cincuentena.
Desde el Consejo Superior de Deportes, a trav¨¦s de su portavoz, Luis Lucio, se recuerda la tarea legislativa, los decretos y leyes aprobados -contra la violencia, la xenofobia y el racismo en el deporte-, muy poco tolerantes, y se apunta otro factor: "Los clubes tienen el compromiso de invertir un tercio del dinero que perciben por las quinielas en seguridad. Eso es mucho dinero". Seg¨²n la misma fuente, las c¨²pulas directivas de los equipos "al fin se han concienciado", aunque desde el mismo organismo otra voz de un alto cargo que pide anonimato precisa: "Se han concienciado para que no pase nada en los estadios, que es donde ellos tienen alg¨²n tipo de responsabilidad legal, pero les da igual lo que pase luego en la calle". Recientemente, desde este organismo se ha instado a alg¨²n club a ser m¨¢s contundente y como respuesta s¨®lo se han recibido vaguedades. Cendal traslada la responsabilidad a la polic¨ªa: "Nosotros dejamos entrar a 800 ultras, pero en la calle hay 3.000". Y se pregunta: "?A qu¨¦ van esos 2.200 que no entran en el campo?". La respuesta, sobre todo en partidos internacionales, la proporciona el aspecto de las v¨ªas aleda?as al Bernab¨¦u: contenedores quemados y botellas que vuelan contra los antidisturbios.
Sentado en la mesa de un bar de San Sebasti¨¢n, un agente que estuvo infiltrado en Ultras Sur y cont¨® su testimonio en un libro titulado Insider, mostraba su pesimismo hace unos meses: "Los clubes siguen ampar¨¢ndoles, regal¨¢ndoles entradas y pag¨¢ndoles los viajes". Desde el Madrid lo niegan. Hace a?os que siguen un plan cuyo prop¨®sito final es anestesiar a los hinchas violentos, afirman mostrando planos y cifras. Cendal lo resume: "Ahora se est¨¢n portando bien y hay que reconoc¨¦rselo. El otro d¨ªa, despu¨¦s de caer en la Copa contra el Betis, se tiraron objetos al c¨¦sped y ni uno s¨®lo sali¨® de la Grada joven". ?se es el eufem¨ªstico nombre que recibe una plataforma de metacrilato aislada a la que los abonados de Ultras Sur tienen acceso por una puerta propia.
Cada miembro de la pe?a tiene un abono especial y ha firmado que puede ser expulsado si se porta mal. "Incluso en la calle", subraya Cendal, que recuerda un caso reciente: "A un chaval lo echamos por dar una paliza a un chico de color en el Metro". Los ultrasur pasan de uno en uno por una especie de jaula en la que son cacheados.
Las dudas que muestra la polic¨ªa sobre el celo de los clubes las explican desde las instancias pol¨ªticas por cuestiones de procedimiento: "Discuten porque las autoridades quieren que pongan 120 vigilantes y el equipo piensa que vale con 50 para ahorrar dinero. En el tema de fondo est¨¢n de acuerdo".
En el Atl¨¦tico tambi¨¦n aseguran que aplican la "tolerancia cero", pero hasta llegar a ese convencimiento, hace poco menos de un a?o, han llegado a pactar con radicales implicados en delitos muy graves.
Fuentes muy pr¨®ximas a la Oficina Nacional del Deporte, ¨®rgano policial, rebajan la acusaci¨®n a las entidades deportivas. "No se portan tan mal. Ahora les est¨¢n apretando bien las tuercas", aseguran.
Algunos expertos creen que el descenso del fen¨®meno en Espa?a est¨¢ ligado a cambios sociales. La violencia callejera est¨¢ relacionada con gente que rechaza el sistema, explican, y el f¨²tbol es parte de ese sistema odiado. De ese modo, el estallido generacional no se produce ya en los estadios, donde, adem¨¢s, los microgrup¨²sculos neonazis tienen el control. "No es verdad que sean todos nazis", replica un miembro del Frente Atl¨¦tico con una cerveza en la mano en el parque del Retiro. Tiene el pelo largo y un apodo que hace referencia a lo moreno de su piel. "El Frente cambia mucho de jefes y all¨ª casi todos somos apol¨ªticos", dice el joven, que confiesa que su prop¨®sito en el campo es "montar un poco de foll¨®n".
En lo que s¨ª coinciden todas las voces, policiales, institucionales o de los clubes, es en que "no hay que sacar pecho", como resume Cendal. "Cualquier d¨ªa puede pasar algo. Eso no se puede predecir. Pero la realidad es que son menos y tienden a desaparecer", confirma Seara. "No es tan preocupante como en Italia, Holanda o Argentina", concluyen. Claro que otra vez advierten: "Pero... ?ojo!".
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