Tribunal a la carta
Viraje inesperado en el Tribunal Constitucional
Tres de los ocho magistrados que desestimaron en 2006 la recusaci¨®n contra P¨¦rez Tremps presentada por el PP en relaci¨®n con el Estatuto de Catalu?a cambian de criterio un a?o despu¨¦s
EL INCIDENTE DE RECUSACI?N de Pablo P¨¦rez Tremps, planteado por el PP ante el alto tribunal para impedir que el magistrado participe en las deliberaciones sobre el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Catalu?a, fue estimado el lunes por seis votos frente a cinco. Tiempo habr¨¢ para analizar no s¨®lo la fundamentaci¨®n jur¨ªdica de las posiciones mayoritaria y discrepante, sino tambi¨¦n las supuestas disimilitudes -de hecho y de derecho- entre la recusaci¨®n ahora ganadora y el auto de 16 de enero de 2006 que rechaz¨® por ocho votos a tres un incidente semejante -tambi¨¦n promovido contra el mismo magistrado por el PP- a prop¨®sito del recurso de amparo de los populares contra la tramitaci¨®n en el Congreso de la propuesta estatutaria aprobada por el Parlamento catal¨¢n el 30 de septiembre de 2005. En cualquier caso, la ins¨®lita recusaci¨®n -ninguna otra hab¨ªa sido estimada en los casi 27 a?os de funcionamiento del Constitucional- despide un desagradable tufo a contaminaci¨®n pol¨ªtico-partidista, que ha polucionado de manera humillante a un honrado y competente jurista ajeno a las ambiciones, enjuages y deslealtades de algunos colegas.
A la segunda va la vencida. Hay buenas razones para temer que el Constitucional -su deterioro se aceler¨® bajo el mandato de Aznar- ha emprendido la peligrosa ruta de erigirse en una tercera C¨¢mara manipulada por el principal partido de la oposici¨®n a fin de conseguir los prop¨®sitos que las Cortes le niegan. La primera recusaci¨®n del PP contra P¨¦rez Tremps, rechazada en enero de 2006 por una amplia mayor¨ªa a la que pertenec¨ªan tres magistrados (Conde, Delgado y Jim¨¦nez) valedores -sin embargo- un a?o despu¨¦s del apartamiento de su compa?ero, adujo como causa justificadora el conocimiento del objeto del litigio gracias al previo desempe?o de un cargo p¨²blico o administrativo (art¨ªculo 219.16? de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial). La segunda intentona del PP ech¨® mano del art¨ªculo 219.13? de la LOPJ: la participaci¨®n directa o indirecta en el asunto objeto del pleito. Ahora bien, el car¨¢cter abstracto del examen de constitucionalidad de las leyes impide su igualaci¨®n -a efectos recusatorios- con los pronunciamientos concretos sobre los intereses de parte defendidos en las causas judiciales. Los comportamientos de P¨¦rez Tremps no son subsumibles en las causas de recusaci¨®n descritas por el art¨ªculo 219 de la LOPJ. El trabajo titulado La acci¨®n exterior y la participaci¨®n europea ante una posible reforma del Estatuto de Catalu?a, que actualizaba investigaciones iniciadas en 1989, le fue encargado por el Instituto de Estudios Auton¨®micos durante las postrimer¨ªas del mandato de Pujol, siete meses antes de ser nombrado magistrado del Constitucional.
En cualquier caso, los jubilosos comentarios sobre la recusaci¨®n de P¨¦rez Tremps expresados por los portavoces m¨¢s desvergonzados del PP -con el inevitable Zaplana al frente- y la recua de periodistas cortesanos aspirantes a desempe?ar el papel de consejeros ¨¢ulicos de cualquier presidente de Gobierno ense?an sobre las claves de este episodio m¨¢s que una enciclopedia jur¨ªdica. Los jubilosos brindis funerarios de El Mundo y la radio de los obispos celebraban la nueva mayor¨ªa para tumbar el Estatuto de Catalu?a que el apartamiento del juez recusado hac¨ªa posible. El siniestro reverso de esa hist¨¦rica euforia ha sido la feroz campa?a disuasoria desatada a rengl¨®n seguido para impedir que el magistrado designado en su d¨ªa por el Gobierno dimita de su cargo: el doble linchamiento -para que se abstuviera, antes, y para que no renuncie, ahora- pretende fabricar un tribunal a la carta que resuelva a favor del PP el macrorrecurso de inconstitucionalidad -m¨¢s de cien art¨ªculos- contra el Estatuto catal¨¢n. P¨¦rez Tremps podr¨ªa hacer suyos con amargura tanto el sarcasmo de san Lorenzo - "dame la vuelta, que por este lado ya estoy tostado"-, recordado por el Pedro de Tiempo de silencio cuando el tren pasa delante del monasterio de El Escorial, como el estrambote de Luis Mart¨ªn-Santos a esa imagen sacra: "Y el verdugo le dio la vuelta por una simple cuesti¨®n de simetr¨ªa".
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