Aborta y te denuncio
Los portugueses deciden hoy sobre la interrupci¨®n del embarazo tras una lucha entre seguidores de la Iglesia y el pa¨ªs laico
Claudia Belchior, portuguesa, 33 a?os, activista por el s¨ª, licenciada en Derecho. Abort¨® ilegalmente en Set¨²bal cuando ten¨ªa 17 a?os: "Mi novio era un macho ib¨¦rico, me dej¨® embarazada a prop¨®sito: rompi¨® el preservativo. Acud¨ª a mi madre y decidi¨® ayudarme. ?l me amenaz¨®: 'Si abortas te denuncio'. Estaba desesperada, ten¨ªa mucho miedo. Recordaba los gritos de las vecinas de casa cuando era peque?a, me aterrorizaba el aborto desde siempre, me acuerdo de cuando las amigas de mi t¨ªa dec¨ªan: 'Ayer tuve el desmanche y hoy mi marido ya se sirvi¨® de m¨ª'. Al final fuimos a una casa en Set¨²bal, la partera ten¨ªa un cartel en la ventana, cada d¨ªa se cambiaba de casa pero todo el mundo sab¨ªa. Hab¨ªa m¨¢s de 30 mujeres all¨ª esperando, tardamos horas, yo estaba en ayunas. Cuando entramos por fin, mi madre conmigo para que nadie supiera qui¨¦n de las dos lo iba a hacer, todav¨ªa hab¨ªa una mujer en la camilla con las piernas abiertas, bragas y una compresa. Me mare¨¦. Luego la partera me tumb¨® al otro lado del biombo, me dio ¨¦ter. No me acuerdo de m¨¢s. S¨¦ que me hizo un raspado, tuve hemorragias durante una semana".
La ley es parecida a la espa?ola, pero las penas por aborto ilegal son m¨¢s duras
El 85% de las mujeres que abortan cada a?o lo hacen en Portugal de forma clandestina
Cientos de miles de portuguesas han pasado por una situaci¨®n similar a la de Belchior antes y despu¨¦s de que, en 1984, fuera aprobada la ley del aborto. Por anacr¨®nico que parezca, unas 20.000 cada a?o siguen viviendo episodios parecidos: miedo, desinformaci¨®n, amenazas, sangre, persecuci¨®n. Hoy, 8,5 millones de portugueses deben decidir si las cosas siguen igual o si se legaliza el aborto en las primeras diez semanas de embarazo. Las ¨¦lites del pa¨ªs y muchos ciudadanos est¨¢n totalmente implicados, unos a favor, otros en contra.
El cardenal de Lisboa, Jos¨¦ Policarpo, un hombre inteligente y moderado, pidi¨® antes de la campa?a electoral a sacerdotes y obispos que no subieran al p¨²lpito la reforma de la ley. Poco a poco, Policarpo fue implic¨¢ndose cada vez m¨¢s; ha acabado escribiendo cinco textos sobre el refer¨¦ndum. En el ¨²ltimo dice: "Es preciso escuchar lo esencial (del mensaje de la Iglesia): toda la vida es un don de Dios, solo Dios es Se?or de la vida, ninguna decisi¨®n humana contra la vida es leg¨ªtima y honesta". Una vez m¨¢s, ah¨ª est¨¢ la jerarqu¨ªa cat¨®lica, en primera l¨ªnea de fuego contra el aborto, a favor de la causa de la vida. ?Qui¨¦n se atrever¨ªa a rebatir esa ¨²ltima frase, "ninguna decisi¨®n humana contra la vida es leg¨ªtima y honesta"?
Seg¨²n los ¨²ltimos sondeos, publicados el viernes, en torno al 60% de los portugueses est¨¢n dispuestos a hacerlo. Y no porque militen contra la vida, ni porque les guste la idea de abortar.
"Al contrario", dice Manuela Tavares, dirigente del movimiento Ciudadan¨ªa por el S¨ª. "Para empezar, no hay consenso cient¨ªfico sobre el momento en que empieza la vida. Pero la maternidad debe ser vista como una decisi¨®n responsable, no como un castigo. La nueva ley permitir¨¢ que cada uno act¨²e en conciencia. Las mujeres que no quieran abortar, no est¨¢n obligadas. Esa es la diferencia entre los partidarios del s¨ª y el no: ellos quieren imponer su pensamiento a todo el mundo. Nosotros no imponemos a nadie nuestra moral, s¨®lo queremos que acabe la pesadilla, la persecuci¨®n y la humillaci¨®n de las mujeres".
En la sede de la plataforma N?o, obrigada (No, gracias) no piensan lo mismo. Nuno Vieira, de 34 a?os, padre de tres hijos, trabajador en un banco y coordinador del movimiento, dice: "El problema del aborto clandestino se resuelve con un Estado activo en favor de la maternidad, no promoviendo el aborto y legaliz¨¢ndolo de esta forma completa y salvaje. La ley actual tiene un efecto disuasorio". ?Pero no sigue habiendo miles de abortos anuales? "S¨ª, esa realidad existe, pero tambi¨¦n existe la pedofilia y no la legalizamos. La ley tiene que defender el derecho del fuerte y el del d¨¦bil; y el d¨¦bil en este caso es el feto".
M¨¢s all¨¢ de las cuestiones ¨¦ticas, el refer¨¦ndum se limita a consultar a los ciudadanos sobre un hecho concreto: ?Est¨¢ de acuerdo en que deje de ser delito la Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, cuando se hace a petici¨®n de la mujer en las primeras diez semanas, y en establecimiento de salud legalmente constituido?
Se trata de acabar, o no, con la "lacra social" que penaliza el aborto ilegal hasta con tres a?os de c¨¢rcel para las mujeres y ocho para los profesionales, y que obliga a miles de mujeres a hacerlo de forma casera, clandestina o en el extranjero. Una realidad "inaceptable", seg¨²n el primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates, que coloca a Portugal entre los pa¨ªses "m¨¢s atrasados" de Europa.
Y una realidad peculiar, tambi¨¦n, ya que la ley portuguesa es bastante parecida a la espa?ola (fue aprobada un a?o antes, el 27 de enero de 1984), aunque las penas por aborto ilegal son m¨¢s duras. "La ley contempla los mismos supuestos, riesgo para la madre, malformaci¨®n y violaci¨®n, y da incluso m¨¢s margen de tiempo que la espa?ola", explica Alberto Stolzenberg, ginec¨®logo chileno con consulta abierta en Lisboa desde hace cinco a?os. "La diferencia es que aqu¨ª nunca se aplic¨® el supuesto de riesgo psicol¨®gico ni se elabor¨® una normativa para cl¨ªnicas privadas porque entre los ginec¨®logos estuvo siempre muy mal visto el aborto".
El asunto se dej¨® en manos de la sanidad p¨²blica, "donde, como sucede en Espa?a, la gran mayor¨ªa de los m¨¦dicos objeta". Maria Belo, impulsora de la ley de 1984, ex diputada y ex eurodiputada, ha se?alado que el problema estriba en que "algunos m¨¦dicos ten¨ªan que haber abierto cl¨ªnicas y otros deber¨ªan haber tenido m¨¢s coraje cuando estaba en causa la salud de las madres. Es todo un trabajo que se pod¨ªa haber hecho y que qued¨® por hacer. No se hizo nada".
Fuera por falta de coraje, por dejadez o por negocio (las cl¨ªnicas clandestinas cobran hasta mil euros por aborto, m¨¢s del doble que las legales espa?olas), todo eso ha ido convirtiendo el aborto en un grave problema de salud p¨²blica.
El ¨²nico estudio disponible, realizado por la Asociaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar (con datos que, seg¨²n admiten, pecan por defecto: el miedo a hablar), revela que el aborto afecta a todo tipo de mujeres, ricas y pobres, cultas y analfabetas. Una cosa las une: el 85% de las que abortan cada a?o lo hacen en Portugal de forma clandestina. El otro 15% viaja a Espa?a. Un 70% de los abortos tiene lugar en las diez primeras semanas. El perfil ha ido variando en los ¨²ltimos a?os. Hoy se recurre menos a parteras y "habilidosas", aunque el 39,4% de las mujeres que admiten haberse sometido a abortos quir¨²rgicos dicen que fue en casas particulares.
Los ingresos en urgencias por abortos incompletos se han disparado en la ¨²ltima d¨¦cada: en torno a 10.000 de media anual (aunque solo 73 de las ingresadas en 2005 dijeron que hab¨ªan hecho un aborto ilegal). Muchas de esas mujeres han recurrido antes al misoprostol. "Cada a?o veo decenas de casos de mujeres que ingieren sin control pastillas para la ¨²lcera, Cytotec, que compran en el mercado negro. El misoprostol produce contracciones de ¨²tero, pero si no se acompa?a de otro medicamento que ayuda a expulsar el feto, produce hemorragias, dolor y v¨®mitos", dice Stolzenberg. Ese fue el caso de una joven de 14 a?os que ingres¨® a finales de 2005 en el hospital Santa Marta de Lisboa tras tomar 64 comprimidos de misoprostol. Estaba embarazada de 20 semanas. Muri¨® por las "extensas lesiones vasculares del sistema digestivo".
?Se podr¨¢n evitar esas muertes? ?Optar¨¢ Portugal por la civilizaci¨®n o, como dice Manuela Tavares, preferir¨¢ seguir alineado con Afganist¨¢n? Para el ensayista Eduardo Louren?o, "estamos una vez m¨¢s ante el combate manique¨ªsta que paraliza a Portugal desde el fondo de los siglos. El Portugal profundo y cat¨®lico contra el Portugal laico y modernizador. En Espa?a se resuelven las cosas de forma m¨¢s recia. En Portugal siempre ponemos pa?os calientes. Esperemos que esta vez, dada la gravedad del problema y el sufrimiento de las mujeres que se ven forzadas a vivir el drama del aborto clandestino, los portugueses tradicionales m¨¢s responsables decidan que esa es la medida de m¨¢s futuro".
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