La madre del terrorista
Seg¨²n los expertos en cocotolog¨ªa o arte de conocer el sexo de las pajaritas de papel, ocho de los 13 magistrados de la Sala del Supremo que resolvi¨® el recurso de De Juana eran del sector conservador y cinco del progresista. El resultado de la votaci¨®n, 10 a 3, indica sin embargo que esos alineamientos no son tan r¨ªgidos, al menos en ciertos temas, como suele darse por seguro. Las reacciones a la sentencia permiten conjeturar que si la condena de la Audiencia Nacional, en noviembre, hubiera sido similar a la de ahora (3 a?os), s¨®lo habr¨ªan protestado el entorno de ETA y quiz¨¢s la AVT. Pero la mayor¨ªa, incluyendo el PP, la habr¨ªa seguramente considerado justa.
Tres a?os de c¨¢rcel no es una condena suave, aunque sea falso el argumento del propio recluso (en The Times) de que se hab¨ªa limitado a ejercer la libertad de expresi¨®n. Con su firma, frases como "sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria o (...) os quedasteis sin ellas" conten¨ªan un recado amenazante que la Justicia no pod¨ªa ignorar: ya ha habido personas en cuyas manos han estallado cartas bomba, y una exculpaci¨®n sin m¨¢s habr¨ªa transmitido un mensaje de impunidad a los encargados de mantener ardiente la frontera entre amenazados y libres de amenaza. Sin embargo, una pena de 12 a?os era desproporcionada: no guarda relaci¨®n con otras por delitos mucho m¨¢s graves, y es indefendible la idea de que hab¨ªa que compensar con exceso de rigor lo cortos que se hab¨ªan quedado los 18 a?os cumplidos por 25 asesinatos.
Si lo que en noviembre hubiera parecido justo es visto ahora como injusto por muchas personas es probablemente porque entre tanto se ha producido la huelga de hambre con que De Juana ha tratado de coaccionar al tribunal (y de chantajear a la sociedad). ?Ha alcanzado su objetivo? Es decir: ?hubiera habido revisi¨®n a la baja de la condena sin la amenaza de cobrarse consigo mismo la v¨ªctima n¨²mero 26? Seguramente s¨ª, aunque no tan r¨¢pidamente y quiz¨¢s no con una reducci¨®n tan a la medida (casi a punto para la libertad condicional). La sentencia est¨¢ en los m¨¢rgenes que permite la ley, de modo que, incluso si se admite que el chantaje de De Juana con dejarse morir ha podido influir en el ¨¢nimo de los magistrados, no es algo de lo que tengamos que avergonzarnos.
Es De Juana quien tiene motivos para avergonzarse, ahora que millones de personas identifican su rostro con el preso que pidi¨® champ¨¢n para celebrar el asesinato de un concejal de Pamplona, y que tras conocer el de Jim¨¦nez Becerril y su mujer dej¨® escrito que le encantaba "ver sus caras desencajadas" y aquel terrible "con esta ekintza (acci¨®n) ya he comido yo para todo el mes" que no podr¨¢ quitarse de encima ni con cien huelgas de hambre.
Su propia biograf¨ªa constituye una prueba de lo artificioso de los pretextos por los que ETA lleva tantos a?os matando. Dice hacerlo para poner de manifiesto la gravedad del conflicto vasco, determinado por la incompatibilidad irremediable entre la identidad vasca y la espa?ola. Pero esa incompatibilidad es una construcci¨®n mental que choca con la realidad de los hechos. Por ejemplo, con la de la familia De Juana Chaos tal como la describ¨ªa aqu¨ª el pasado domingo un maravilloso reportaje de Pablo Ordaz: la muerte, hace 20 d¨ªas, de una mujer de 83 a?os, hija de militar, nacida en Tetu¨¢n, viuda de un m¨¦dico burgal¨¦s afincado en Guip¨²zcoa, y que hasta su fallecimiento fue atendida por su consuegra, viuda de otro militar, asesinado por la organizaci¨®n en la que milita el hijo de la primera, preso desde hace 20 a?os y en huelga de hambre desde tres meses antes.
?Identidades irreconciliables? ?Incluso dentro de la familia? Sabino Arana sent¨ªa sincero "amor patrio" por Espa?a hasta que su hermano Luis le sac¨® "de las tinieblas extranjeristas"; J. L. ?lvarez Emparantza, Txillardegi, fundador de ETA, tuvo un hermano concejal de Alianza Popular en San Sebasti¨¢n; el principal dirigente de ETA militar en los a?os 70, J. M. Be?ar¨¢n, Argala, se consideraba a s¨ª mismo, en su adolescencia, un "patriota espa?ol partidario de Franco", lo que le enfrent¨® a su padre, "patriota vasco y simpatizante del PNV". Hasta el general carlista Tom¨¢s de Zumalac¨¢rregui ten¨ªa un hermano, Miguel, que era diputado liberal. Y Jos¨¦ Ignacio de Juana Chaos jugaba de ni?o con los hijos de los guardias civiles del cuartel de Legazpia.
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