Participaci¨®n andaluza
Algo m¨¢s de seis millones de andaluces est¨¢n convocados el pr¨®ximo domingo a refrendar el nuevo Estatuto de Autonom¨ªa, hasta ahora el que mayor apoyo pol¨ªtico, del 97%, ha obtenido a su paso por las Cortes. La reforma, propuesta por el socialista Manuel Chaves ya en 2001, llega al final de su camino con un respaldo mayor que cuando inici¨® su andadura. PSOE, PP e IU, que agrupan al 95% de los esca?os del Parlamento andaluz, piden el s¨ª de los electores, opci¨®n que tambi¨¦n defienden sindicatos, patronal y otros colectivos sociales. Este apoyo sit¨²a al Partido Andalucista, el ¨²nico que defiende el no, en una irrelevancia pol¨ªtica y social que le puede costar muy cara cuando se celebren, dentro de un a?o, las elecciones auton¨®micas.
El nuevo texto consta de 250 art¨ªculos (de los que 120 fueron enmendados en las Cortes), frente a los 75 del a¨²n vigente. Su tramitaci¨®n se ha desarrollado bajo la sombra del debate del Estatuto de Catalu?a. Catorce art¨ªculos de ¨¦ste, recurridos por el PP ante el Tribunal Constitucional, figuran con la misma o similar redacci¨®n en el texto estatutario andaluz que ese partido apoya. Ese respaldo llev¨® a que se introdujera en m¨¢s de 60 art¨ªculos una cl¨¢usula de salvaguarda de la Constituci¨®n. Si el PP ha acabado por aceptar esa f¨®rmula es sobre todo porque no pod¨ªa llegar al refer¨¦ndum con la marca de partido opuesto a una mayor autonom¨ªa para la regi¨®n, lo que le habr¨ªa dejado tan fuera de juego como se qued¨® la UCD con relaci¨®n al Estatuto de 1981.
El nuevo texto desarrolla un cat¨¢logo de derechos m¨¢s all¨¢ de los que recoge la Constituci¨®n, clarifica y ampl¨ªa sus competencias con la misma tipolog¨ªa que el de Catalu?a, regula el poder judicial en la comunidad, establece el marco de relaciones con el Estado, la UE y con el exterior y, siguiendo el precedente catal¨¢n, fija unos criterios para las inversiones del Estado en la comunidad en funci¨®n de la poblaci¨®n, en vez de la aportaci¨®n al PIB.
El principal temor de los partidos es que el domingo una parte importante del electorado no acuda a votar. La barrera psicol¨®gica de lo que se considera participaci¨®n aceptable es el 50% del censo (en Catalu?a fue del 48,8%). Populares y andalucistas ya han advertido de que si queda por debajo de esa marca responsabilizar¨¢n a Chaves del fracaso, y de ah¨ª que sea el PSOE el que mayor esfuerzo de movilizaci¨®n est¨¦ realizando. Pero ahora no se trata, como en el refer¨¦ndum de hace 27 a?os, de una opci¨®n existencial (por no ser menos que nadie), sino de refrendar una norma pol¨ªtica y administrativa que garantice la continuidad de lo ya existente.
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