La ciudad del ruido 'protegido'
Las estad¨ªsticas sit¨²an a Valencia en los puestos de cabeza de los municipios escandalosos
La contaminaci¨®n ac¨²stica es uno de los asuntos que m¨¢s preocupa a los ciudadanos, seg¨²n el informe de 2006 del S¨ªndic de Greuges. La alta concentraci¨®n de locales de ocio en algunos barrios genera protestas desde hace a?os ante el Ayuntamiento de Valencia, que desde 1997 s¨®lo ha declarado una Zona Ac¨²sticamente Saturada (ZAS) por exigencia judicial. Los afectados no paran de pedir medidas, los hosteleros proponen planes de ordenaci¨®n del ocio y concienciaci¨®n. Pero el ruido sigue invadiendo hogares, mientras el Ayuntamiento, en manos del PP, elabora un mapa ac¨²stico y una nueva ordenanza en la que se apresura a blindar de restricciones las Fallas y otras fiestas populares.
"Aqu¨ª hay Carnaval de Tenerife o Fallas todos los fines de semana", afirman los vecinos
"El ruido no es patrimonio del ocio, el 80% se debe al tr¨¢fico", seg¨²n los hosteleros
La decisi¨®n -ya revocada- de un juez de Tenerife de suspender el Carnaval por superar el nivel m¨¢ximo de ruido permitido en las ordenanzas municipales (55 decibelios) caus¨® perplejidad en la isla. En otras ciudades encendi¨® las alarmas. Si algo as¨ª pod¨ªa suceder en Tenerife, ?qu¨¦ pasar¨ªa en Valencia, que hace del estruendo el principal ingrediente de las Fallas?
En una reacci¨®n de una agilidad inusual en un asunto relacionado con la contaminaci¨®n ac¨²stica, la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, del PP, sali¨® de inmediato a calmar la inquietud fallera. "Exceptuaremos y blindaremos la singularidad de las Fallas", indic¨®, "para que se puedan celebrar tradiciones culturales con toda brillantez". La salvaguarda se introducir¨¢ en la nueva ordenanza, a¨²n un borrador, y aprovechar¨¢ las excepciones que brinda la ley para saltarse los niveles m¨¢ximos de emisi¨®n de ruido en ocasiones especiales. No s¨®lo en Fallas, tambi¨¦n en otras fiestas. No hay nada que temer: el ruido estar¨¢ protegido.
Los permisos que concedi¨® el Ayuntamiento a las verbenas el a?o pasado autorizaban, entre el 15 y 18 de marzo, a funcionar hasta las 4 de la madrugada y elevar el volumen hasta los 130 decibelios -el l¨ªmite del umbral del dolor y por encima de un coche de F¨®rmula 1-, lo que es "una exageraci¨®n" para el abogado especializado en temas de ruido Andr¨¦s Morey. Para las Fallas de 2008, el blindaje ya estar¨¢ en marcha. El borrador de la nueva ordenanza prev¨¦ para las verbenas un nivel sonoro de hasta 90 decibelios "con car¨¢cter general".
"S¨®lo son cuatro d¨ªas", se?alan en el Ayuntamiento. Cuatro d¨ªas en una ciudad que el resto del a?o es todo menos silenciosa, seg¨²n certifican una y otra vez estad¨ªsticas e informes. El Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) situaba en 2001 a Valencia en segundo lugar entre los municipios con m¨¢s viviendas con problemas de ruidos exteriores (el 48,5%), ligeramente por detr¨¢s de C¨¢diz (49%). Un estudio de La Caixa otorg¨® en 2003 a Valencia el primer puesto. No es un caso aislado: la Comunidad Valenciana encabeza en el INE la clasificaci¨®n con un 39% de casas afectadas por ruido exterior frente a la media nacional del 30%. Los informes del S¨ªndic de Greuges tambi¨¦n reflejan el incesante aumento de quejas por el ruido, una de las preocupaciones principales de los ciudadanos.
"Aqu¨ª tenemos Carnaval de Tenerife o Fallas todos los fines de semana", constata Antonio Puchades, portavoz de la Associaci¨® de Ve?ns Arrancapins-La Petxina, que intenta acabar en el entorno de la calle de Juan Llorens con la m¨¢xima "de que cualquiera pueda hacer ruido impunemente". Esta asociaci¨®n, Amics del Carme y la comunidad de afectados del Pasaje del Doctor Bartual, en la conocida como zona de la discoteca Woody, firman un comunicado que recuerda que el ruido que invade sus casas vulnera el derecho fundamental a la intimidad y al propio domicilio, amparado por el Convenio Europeo de Protecci¨®n de los Derechos Humanos y sentencias judiciales. Los afectados exigen a la alcaldesa que haga cumplir su propia ordenanza, que prev¨¦ la declaraci¨®n de Zona Ac¨²sticamente Saturada (ZAS) en un conjunto de calles que sobrepasen repetidamente un volumen de ruido superior en 20 decibelios al permitido (55 por el d¨ªa y 45 por la noche en zonas residenciales). La medida, que estos barrios consideran m¨¢s que cumplida, implica la reducci¨®n de horarios, control del tr¨¢fico y paralizaci¨®n de licencias de ocio, un r¨¦gimen que puede suavizarse si mejora la situaci¨®n.
Hasta el pasado enero, la ZAS en torno a la plaza de X¨²quer era la ¨²nica desde 1997. Una de sus vecinas llev¨® su reclamaci¨®n contra el Ayuntamiento hasta el Tribunal de Derechos Humanos, que en 2004 le reconoci¨® una indemnizaci¨®n por el da?o sufrido. La respuesta de la alcaldesa caus¨® estupor: Barber¨¢ la felicit¨® por el "tes¨®n" en la defensa de sus derechos. Tambi¨¦n destac¨® que la ZAS de X¨²quer fue una actuaci¨®n "pionera". Ha hecho falta una sentencia judicial para que se declare la de Woody una d¨¦cada despu¨¦s. El expediente llevaba paralizado desde 1998. Francisco Pardo, portavoz de los afectados, recuerda los tiempos duros, cuando por las noches se med¨ªan picos de 104 decibelios y una media de 65 a 80, "y eso de jueves a s¨¢bado todas las semanas".
En esa situaci¨®n siguen en la zona de Juan Llorens y en El Carme, cuyos vecinos tambi¨¦n se han visto abocados a la v¨ªa judicial "ante la pasividad" de la que acusan al Consistorio. Cansados de reuniones sin resultado palpable con el Ayuntamiento y los hosteleros, una moratoria que dicen no se cumple y medidas temporales de control policial, no ven otra salida que las ZAS. "Ya no se trata de contener el problema, sino de solucionarlo", destaca Toni Cassola, portavoz de Amics del Carme, "s¨®lo nos queda la autodefensa", con el coste que implica. La asociaci¨®n ha pedido en un juzgado mediciones hechas ya por el Ayuntamiento en un barrio en el que contabiliza 324 locales hosteleros.
La impotencia se mide por a?os. Antes de lograr el cierre de alg¨²n pub por exceso de ruido, los afectados acumulan un sinf¨ªn denuncias a la polic¨ªa y al Ayuntamiento, donde los expedientes se eternizan en el "laberinto administrativo". Como ejemplo, el caso de un pub de la zona de Juan Llorens, cuyo expediente se estir¨® nada menos que ocho a?os de decibelios desbocados antes de que el Consistorio revocara la licencia.
Poco conf¨ªan los afectados en la nueva ordenanza del ruido, que el concejal responsable, Ram¨®n Isidro Sanchis, defiende y promete que "ser¨¢ la mejor del mundo" tras dos a?os de trabajo, de 14 servicios y de "desmenuzar art¨ªculo a art¨ªculo". El mapa del ruido apurar¨¢ el plazo hasta julio de 2007. El borrador de la nueva ordenanza mantiene las ZAS a las que el Ayuntamiento se resiste, con un retoque que aumenta en una semana las mediciones por encima de los l¨ªmites.
"El ruido no es patrimonio del ocio, el 80% se debe al tr¨¢fico", defienden los hosteleros, embarcados en una intensa campa?a contra la nueva ZAS de Woody -para indignaci¨®n de muchos damnificados por el ruido en Valencia-. Los hosteleros admiten que la concentraci¨®n de bares genera la "congesti¨®n" del bullicio callejero, y que es necesario un "esponjamiento" urbano del ocio. Aceptan una "reconversi¨®n del sector, pero no que pase por el acoso" a una actividad que aporta en la Comunidad Valenciana el grueso del beneficio tur¨ªstico. "Las ZAS no son la soluci¨®n", s¨®lo desplazan la marcha hacia barrios sin restricci¨®n de horarios. Los hosteleros contraponen sus campa?as de concienciaci¨®n, mediadores sociales y un plan integral de ordenaci¨®n del ocio presentado al Ayuntamiento ya en 2002 con un coste de 760.000 euros. Hosteleros, vecinos y Ayuntamiento no han dejado de reunirse, pero las soluciones parecen alejarse cada vez m¨¢s.
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