Kosovo, siete a?os en el limbo
Por qu¨¦ deber¨ªa ser el 33? miembro de la Uni¨®n Europea y Serbia el 34?
Para que funcione el plan de Ahtisaari, tanto Serbia como Kosovo deben entrar en la UE.
La Uni¨®n Europea debe mostrarse clara, unida, en¨¦rgica y estrat¨¦gica, cuatro cosas que no suele ser m¨¢s all¨¢ de sus fronteras
Gran parte del plan del representante especial de la ONU se centra en garantizar los derechos de la minor¨ªa serbia que a¨²n existe en Kosovo
Cercano su 50? aniversario, la UE tiene una extraordinaria historia que contar sobre la difusi¨®n de la paz, la libertad y el imperio de la ley
Despu¨¦s de haber vivido un infierno, la antigua provincia serbia se encuentra ahora en el limbo. Lo que necesita es una independencia supervisada, y la necesita ya. Mientras escribo estas l¨ªneas tengo delante de m¨ª un pedazo de Kosovo. Es un trozo de tierra de unos tres cent¨ªmetros de alto, blancuzco, que tiene incrustados unos objetos met¨¢licos, amarillentos y brillantes. Me lo dio el difunto Ibrahim Rugova, el dirigente hist¨®rico del movimiento no violento por la independencia de los albanokosovares, que era un apasionado de la mineralog¨ªa (pocos de los que visitaban la casa de Rugova en Pristina se escapaban sin un pedazo de Kosovo). Tengo tambi¨¦n ante m¨ª las fotos que yo mismo hice del conflicto armado, el intento de genocidio, la liberaci¨®n y la ocupaci¨®n internacional de Kosovo durante los tres ¨²ltimos a?os del sangriento siglo XX europeo. Las aldeas, mezquitas e iglesias bombardeadas, ametralladas y saqueadas, la sangre fresca que manchaba la nieve, un le?ador despojado, de nombre Selim Moriqi, que pregonaba sus cigarrillos (Monte Carlo) desde una carreta, los pies desnudos de una v¨ªctima asomando desde el interior de la bolsa que conten¨ªa su cuerpo.
Kosovo es muchas cosas para mucha gente. La cuna de la identidad serbia. La cuna de la identidad albanesa. El coraz¨®n perdido de los Balcanes. El lugar en el que Slobodan Milosevic inici¨® su ascenso a la infamia. El lugar en el que Occidente intervino para defender a los musulmanes contra los cristianos, como penitencia por sus pecados de omisi¨®n en Bosnia. Otro ejemplo de imperialismo occidental, seg¨²n Noam Chomsky. La primera guerra real de la OTAN. El momento m¨¢s brillante de Tony Blair, que fue el primero en enviar tropas de tierra para dar la vuelta a la campa?a de aniquilaci¨®n ¨¦tnica de Milosevic ("Toni Bler... thank you", dice una pintada en Pristina que recog¨ª en otra de mis fotos, al lado de "God save the quin"). El escenario de algunos de los monasterios m¨¢s bellos de esta tierra de Dios, ahora enclaves serbios ortodoxos que resisten aislados. Dime cu¨¢l es tu Kosovo y te dir¨¦ qui¨¦n eres.
Al margen de todo lo que es o fue, Kosovo constituye hoy un reto peque?o, pero crucial para la comunidad internacional en general y la UE en particular. Kosovo vive en el limbo desde hace m¨¢s de siete a?os, desde que la liberaci¨®n-ocupaci¨®n de la OTAN se transform¨® en protectorado de la ONU gracias a la resoluci¨®n 1244 del Consejo de Seguridad. No puede seguir as¨ª. ?se es el motivo por el que Martti Ahtisaari, representante especial del secretario general de la ONU para el futuro de Kosovo, ha presentado una admirable serie de propuestas para salir del punto muerto. Su plan no utiliza espec¨ªficamente la palabra independencia, pero todo el mundo entiende que el resultado ser¨ªa la independencia bajo estricta supervisi¨®n internacional. Kosovo tendr¨ªa bandera, himno, Constituci¨®n, Gobierno, Parlamento y nacionalidad propios. Tendr¨ªa derecho a negociar acuerdos internacionales y a pertenecer a organizaciones multilaterales. Pero esa independencia estar¨ªa supervisada y controlada por un Representante Civil Internacional, respaldado por una presencia militar internacional.
Los derechos de las minor¨ªas
Gran parte del plan de Ahtisaari se centra en garantizar los derechos de la minor¨ªa serbia que a¨²n existe en Kosovo. Las comunidades serbias tendr¨ªan una autonom¨ªa extraordinaria, que incluir¨ªa conservar los v¨ªnculos econ¨®micos con Belgrado y sus propios programas educativos, adem¨¢s de zonas especiales de protecci¨®n alrededor de sus bellos monasterios. Es un compromiso complicado y dif¨ªcil y, sin duda, dejar¨¢ insatisfecho a todo el mundo; que es lo m¨¢ximo a lo que se puede aspirar, dadas las circunstancias.
No obstante, algunos est¨¢n m¨¢s insatisfechos que otros. A pesar de la reciente manifestaci¨®n por la "independencia ya" en Pristina, que se sald¨® con dos kosovares muertos, la mayor¨ªa de los pol¨ªticos albanokosovares opina que es un trato razonable. Los pol¨ªticos serbios, en cambio, dicen que es inaceptable. Y Rusia (que ha escogido sus palabras con sumo cuidado) dice que "no va a apoyar" el paso a la independencia. Tras unas negociaciones en las que est¨¢n incluidos los serbios, y cuyo comienzo est¨¢ previsto para la pr¨®xima semana, Ahtisaari conf¨ªa en llevar una versi¨®n definitiva de su propuesta al Consejo de Seguridad en marzo. Aunque las ¨²ltimas declaraciones de Putin han sido muy duras, nadie sabe hacia d¨®nde se inclinar¨¢ Rusia. Seguramente no lo saben los propios rusos. Los realistas opinan que tal vez habr¨¢ que esperar a la cumbre del G-8 en junio para lograr un acuerdo que ir¨ªa seguido de una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU y una transici¨®n de cuatro meses hasta la independencia matizada. Si no cerramos ese trato, puede ocurrir cualquier cosa. Lo m¨¢s probable ser¨ªa que los kosovares no se quedaran de brazos cruzados ante semejante rev¨¦s. Seguramente habr¨ªa m¨¢s violencia.
La UE debe mostrarse clara, unida, en¨¦rgica y estrat¨¦gica, cuatro cosas que no suele ser m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Debe mostrarse clara al afirmar que ¨¦sta es la mejor soluci¨®n posible. ?Es completamente justa? Por supuesto que no. No es justo que unas ancianas serbias inocentes, que nunca han cometido m¨¢s acci¨®n violenta que pegar a sus vacas con un palo, tengan que temer por sus vidas. Pero nunca olvidar¨¦ lo que el padre Theodosius, un sacerdote serbio ortodoxo del delicioso monasterio de Decani, me dijo justo despu¨¦s de la liberaci¨®n-ocupaci¨®n, en el verano de 1999. Fue Slobodan Milosevic -me dijo- el que "no s¨®lo perdi¨® Kosovo, sino que destruy¨® por completo a su propio pueblo, f¨ªsica y espiritualmente". El monje no ten¨ªa ninguna duda: fue Milosevic el que hizo que Serbia perdiera Kosovo, no la UE ni Estados Unidos. Y tambi¨¦n debemos dejar claro que hace falta ya una soluci¨®n. Este limbo es insostenible.
Debe mostrarse unida y en¨¦rgica porque s¨®lo as¨ª lograremos que Rusia est¨¦ de acuerdo. La presidencia alemana actual de la UE y el G-8 es la mejor oportunidad que tenemos de conseguirlo. Si alguna vez ha existido una cuesti¨®n en la que se aglutinan los valores europeos (violados en Bosnia mientras la UE se manten¨ªa al margen), y los intereses europeos, es Kosovo. Los intereses europeos que est¨¢n aqu¨ª en juego son cruciales, mientras que, por el contrario, Rusia no posee ning¨²n inter¨¦s vital. En los pr¨®ximos cuatro meses no vamos a lograr tener una pol¨ªtica europea com¨²n en materia energ¨¦tica -pese a lo mucho que la necesitamos-, pero esto s¨ª podemos hacerlo ya.
Y, por ¨²ltimo, debe mostrar sentido estrat¨¦gico. A largo plazo, la ¨²nica forma de que funcione el plan de Ahtisaari es que tanto Serbia como Kosovo entren en la Uni¨®n Europea, junto a sus vecinos de los Balcanes. Entre los Estados miembros de la UE es normal llegar a complejos e intrincados acuerdos de soberan¨ªa compartida y limitada. La soluci¨®n para Kosovo no consiste en la construcci¨®n nacional ni en la construcci¨®n de un Estado, sino en la construcci¨®n de un Estado miembro. Y lo mismo ocurre con Serbia. Para ello es preciso que los l¨ªderes europeos tengan el valor y la visi¨®n de decir que verdaderamente queremos una nueva ampliaci¨®n de la UE, porque s¨®lo entonces ser¨¢ posible la paz en los Balcanes y habr¨¢ una Europa libre y unida.
Arrepentimiento
Por el momento, ninguna figura pol¨ªtica europea se atreve a decir eso, aunque los ministros de Exteriores de la UE, la semana pasada, dieron se?ales de esperanza a los serbios. La verdad es que media Europa est¨¢ casi arrepentida de las ampliaciones que ya hemos llevado a cabo. Pero yo s¨ª voy a decirlo: en la gran ampliaci¨®n balc¨¢nica de la UE en 2014, Kosovo y Serbia se incorporan a la Uni¨®n como miembros n¨²meros 33 y 34; o al rev¨¦s, seg¨²n los serbios. Los otros reci¨¦n llegados de ese a?o son Montenegro, Bosnia y Albania (Croacia y Macedonia se colaron un poco antes y, por si quieren saberlo, Turqu¨ªa se incorpora en 2020). Tal como propuso hace unos a?os una comisi¨®n presidida por Giuliano Amato, el acontecimiento deber¨ªa celebrarse en la cumbre de Sarajevo de 2014, coincidiendo con el centenario del inicio de la I Guerra Mundial. De Sarajevo a Sarajevo.
Ahora que se acerca a su 50? aniversario, en marzo, la Comunidad Econ¨®mica Europea que se convirti¨® en Uni¨®n tiene una extraordinaria historia que contar sobre la difusi¨®n de la paz, la libertad y el imperio de la ley (v¨¦ase www.europeanstory.net). Pero una narraci¨®n pol¨ªtica tiene que explicar hacia d¨®nde nos encaminamos, no s¨®lo de d¨®nde venimos. El valor del relato se juzga por su pr¨®ximo cap¨ªtulo. Kosovo debe figurar en ¨¦l.
www.timothygartonash.com
Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.