El Celta sale como un rayo y acaba como un front¨®n imbatible

Fue la primera carrera de Baiano. Su equipo acababa de salir del vestuario y el brasile?o dormitaba en las proximidades del ¨¢rea de Ricardo. Pero el bal¨®n pas¨® por la diestra de Gustavo L¨®pez y el ariete se dispar¨®. Un centro medido y un remate picado y al palo. El gol lleg¨® sin que Osasuna entendiese nada. Esa desconexi¨®n, a la postre, cost¨® el partido a los de Ziganda.

El Celta de Vigo, desquiciado por los resultados en Liga, sali¨® valiente y ofensivo. Tras el gol, Iriney estuvo a punto de superar a Ricardo con un disparo ajustado y peligroso que el meta rojillo despej¨® a mano cambiada. En apenas cinco minutos, el equipo te¨®ricamente desquiciado hab¨ªa desarbolado a un potente Osasuna, que llevaba cuatro meses sin perder en el Reyno de Navarra.

El ¨²nico problema fue que el arre¨®n inicial dur¨® esos siete minutos. A partir de entonces, la presi¨®n de los celestes fue cayendo en picado mientras crec¨ªa el dominio de los locales. El encuentro se jugaba en el centro del campo, con dominio de los navarros pero sin incordiar a Pinto. Si la imagen del Celta se empeque?ec¨ªa minuto a minuto, una desafortunada e infantil actuaci¨®n de Canobbio, impidiendo el saque de una falta en el centro del campo, termin¨® de borrarles del choque. Con la expulsi¨®n del uruguayo, los de Fernando V¨¢zquez dimitieron de cualquier intentona ofensiva. Cerrojazo y a mirar el reloj.

La propuesta, tan demencial como primaria, tuvo ¨¦xito. El t¨¦cnico gallego plant¨® una doble barricada en la frontal. Ocho jugadores, apelotonados, ejercieron de front¨®n. Por las bandas, por el centro, por alto, a ras de suelo... Ni una fisura. En quince minutos, Pinto sac¨® tres balones de gol, especialmente una falta lanzada por Soldado que el portero desvi¨® a c¨®rner. Parec¨ªa que el Celta caer¨ªa con tantas sacudidas, pero a veces el f¨²tbol premia la cobard¨ªa. Atenazado por su mal momento, Fernando V¨¢zquez trat¨® de aguantar el resultado al m¨¢ximo. S¨®lo Baiano en un contragolpe dio presencia ofensiva a su equipo, aunque Ricardo desbarat¨® el mano a mano con maestr¨ªa. A partir de ah¨ª, la nada. Ziganda, sabedor del regalo, dispuso toda su artiller¨ªa y fue quitando defensas ya que su presencia era innecesaria ante la ausencia de atacantes. La acumulaci¨®n de delanteros, extremos y mediapuntas no dio ning¨²n resultado.