Aduriz desarticula al Getafe

Est¨¢ claro. No conviene venir a San Mam¨¦s con la vitola de equipo sorprendente, venido a m¨¢s, casi imparable. Ser¨¢ el arco de la Catedral, el sirimiri y la habitual colecci¨®n de t¨®picos que cada club colecciona con pasi¨®n, o ser¨¢ una mezcla inadecuada de rubor e insolencia. Pero los dos ¨²nicos partidos que ha ganado este a?o el Athletic en su estadio han sido a rivales con prestancia, el Recreativo y el Getafe, dos humildes vestidos de grandes galas que llegaban a Bilbao como equipos revelaci¨®n y ambos sucumbieron cuando nadie lo esperaba.

Probablemente se trate de un accidente. No es que al Athletic le motiven ese tipo de equipos, ni que sus rivales se rindan al influjo de la vieja Catedral, subyugados por su historia, por su ambiente. Simplemente ocurre que en ambos casos, el Athletic sac¨® su cara m¨¢s amable, que no es la de una sonrisa atronadora, iluminada, sino un rictus as¨ª a lo Gioconda que a veces le vale para ganar los partidos. O quiz¨¢s es que sab¨ªa que para ganar al Getafe hace falta algo m¨¢s que correr y pelear, dos asuntos a los que el equipo de Schuster nunca pone mala cara.

Quiz¨¢s por ello, ambos equipos se desgastaron en la pelea durante la primera mitad, un toma y daca sin detalles de buen gusto, sin jugadas de inter¨¦s, sin remates a puerta. Demasiado amontonamiento de futbolistas para dos equipos que no presumen de fino estilismo. El gol de Aduriz lleg¨® como un milagro, como una cita inesperada. Primero por la pelea descarada de Gabilondo y luego por el remate del delantero, ¨²ltimamente bajo m¨ªnimos en su estado de forma. Y entonces lleg¨® el volc¨¢n. Tan placidos estaban todos corriendo y saltando, que el gol descabalg¨® los planes de la mayor¨ªa, incluido el colegiado debutante ?lvarez Izquierdo y empezaron a pasar cosas. Pas¨® que Urzaiz marc¨® un gol como una casa que el ¨¢rbitro anul¨® cuando fue Belenguer quien le hizo la cama al delantero; que el ¨¢rbitro le perdon¨® a Aduriz una expulsi¨®n de libro cuando agredi¨® a Belenguer, tras haber simulado una falta el rojiblanco; o que Aranzubia repeli¨® con la bota un disparo de Manu casi a bocajarro. Pas¨® en quince minutos m¨¢s que en la media hora anterior, pero as¨ª, a borbotones, sin m¨¢s empuje que el alma en el Athletic y la rabia en el Getafe. Jugaba Schuster con dos delanteros y un ¨¢gil Nacho, pero la conexi¨®n con el resto era casi nula. Todo llegaba de frente y ¨¦se es el reino de Amorebieta, un central limitado con el bal¨®n, pero un portento f¨ªsico al que resulta muy dif¨ªcil superar sin darle unas vueltas.

San Mam¨¦s temblaba como un flan. Tanto se ha metido en su sangre el riesgo del descenso que incluso abronc¨® al cuarto ¨¢rbitro cuando mostr¨® el alargue de tres minutos en la primera mitad. Quedaba un mundo pero se resolvi¨® en unos minutos. El descanso durmi¨® al Getafe, que sali¨® abotargado, con la defensa al aire (Belenguer tuvo tantos conflictos que confundi¨® casi todas sus acciones) y el Athletic se aprovech¨® del sue?o de los justos. Urzaiz meti¨® un bal¨®n precioso a Aduriz, que malgast¨® y lo remat¨® insolente Urzaiz para probar al Pato por primera vez. Luego, Yeste repiti¨® la jugada y esta vez s¨ª, Aduriz encontr¨® el camino del gol. Apenas hab¨ªan pasado cuatro minutos y se hab¨ªa muerto el partido. Del Getafe se supo por su garra, no por sus ocasiones. Y el Athletic vivi¨® tranquilo la desaparici¨®n del equipo revelaci¨®n.