Su hija muri¨® en el tren, su marido fue detenido y ayer la insultaron
![Antonio Jim¨¦nez Barca](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbb60e462-6db2-4012-988f-f51510e31f70.png?auth=7669172c5cd7ebd827330e281ce58fbefd56b99fd17a3fd2ee1eb156026e8bb9&width=100&height=100&smart=true)
Iba a empezar a declarar Basel Ghalyoun. De pronto, el micr¨®fono de la fiscal comenz¨® a chisporrotear. El presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, orden¨® un receso de unos minutos "sin salir de la sala" para que el t¨¦cnico de sonido arreglara el desperfecto.
Mucha gente se levant¨® de su asiento para estirar la espalda. Una mujer rubia, adem¨¢s, se acerc¨® a los acusados, encerrados en su pecera blindada, y se encar¨® con ellos. Cuando volv¨ªa a su silla, se fij¨® en otra mujer sentada, con un velo beis sobre la cabeza. "Marroqu¨ª de mierda. Eso es lo que hacen los de tu pa¨ªs", le dijo.
La mujer del velo beis era Yamila Ben Salah, madre de Sanae, una ni?a de 13 a?os que perdi¨® la vida en uno de los trenes. Viajaba de Alcal¨¢ a Atocha para ir al instituto. Como cada ma?ana. En el vest¨ªbulo de la estaci¨®n la esperaban, tambi¨¦n como cada ma?ana, dos amigas, Carla y Paula, que ya no la vieron jam¨¢s. Sanae hab¨ªa nacido en Madrid, en el hospital Gregorio Mara?¨®n, pero fue enterrada en T¨¢nger. Yamila, de hospital en hospital, dio la vuelta a Madrid ese 11 de marzo con la esperanza de encontrarla herida.
Su hija. ?sa es la raz¨®n por la que Yamila, de 48 a?os, acude al juicio. Pero no es su ¨²nica relaci¨®n con el 11-M. El marido con el que estaba casada entonces, Abednneri Esabar, fue detenido en junio de 2006 por orden del juez instructor Juan del Olmo, acusado de haber ayudado a escapar de Espa?a a Mohamed Alfallah, uno de los huidos del piso de Legan¨¦s. Tras ser enviado a la c¨¢rcel, Esabar fue puesto en libertad. Era el padrastro de Sanae.
Tal vez la mujer rubia estaba pensando en esa vinculaci¨®n de Esabar con los acusados y de Esabar con Yamila cuando insult¨® a esta ¨²ltima. La mujer marroqu¨ª, por su parte, se niega a hablar de su ex marido. S¨®lo lo menciona para informar de que est¨¢ en tr¨¢mites de divorcio, de que no quiere saber nada de ¨¦l y de que ni siquiera sabe d¨®nde para. No quiere que la vinculen con ¨¦l de ninguna manera.
"S¨ª, una mujer me insult¨® durante el juicio", comentaba al t¨¦rmino de la sesi¨®n de la ma?ana. "Me dijo 'marroqu¨ª de mierda. Mira lo que hacen los de tu pa¨ªs'. Y otra mujer tambi¨¦n me insult¨® en el ba?o, durante el descanso del juicio. Pero despu¨¦s otra se?ora me ayud¨®. Y le dijo qui¨¦n era yo. Yo me acordaba de esa se?ora que me ha ayudado hoy. Estuvimos juntas el 11 de marzo, en el pabell¨®n del Ifema, buscando los cuerpos de nuestros hijos", relata Yamila, cada vez m¨¢s excitada.
A la mujer entonces se le nublan los ojos. Pronuncia la palabra "bolsa". "Los restos estaban en bolsas" y saca de su cartera la foto de su hija Sanae. Despu¨¦s rompe a llorar.
Al t¨¦rmino del juicio camina en direcci¨®n al metro. Sola. Alguien se le acerca, le pregunta que qu¨¦ le ha pasado y ella responde con una sonrisa y aventura una disculpa para la mujer que la insult¨®: "Nada, deben de ser los nervios", comenta.
Es dif¨ªcil seguir un juicio de manera templada cuando alguien de tu familia ha sido asesinado y se tiene a muy pocos metros a los presuntos asesinos.
Ayer, las v¨ªctimas oyeron de viva voz a Jamal Zougam, acusado de haber puesto las mochilas bomba en El Pozo y en Santa Eugenia, asegurar que condenaba los atentados, que la ma?ana del 11-M se hab¨ªa levantado a las diez de la ma?ana, que le hab¨ªa puesto el desayuno su madre y que lo ¨²nico especial que hab¨ªa hecho era cambiar su ruta para ir al trabajo, pues supuso que el centro estar¨ªa atascado. Cuando oyeron esto, muchos de los hombres y mujeres que hab¨ªan perdido a sus padres o sus hijos sonrieron amargamente, o suspiraron, o se echaron las manos a los ojos con incredulidad.
Son muchos los abrazos y las sonrisas de afecto que las v¨ªctimas se intercambian en momentos clave del juicio para conjurar los nervios.
Los mismos nervios que ayer, seg¨²n Yamila, fueran los culpables de que la insultaran.
![Yamila Ben Salah.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WOEG3X4CCGYP23U36EQ33P3DTU.jpg?auth=aff5f3c1e03f7ed07e51422471a772f286cb868c2c080b836bb760aa1d95d126&width=414)
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