Un poco de autocr¨ªtica
"Lo que quiere una derecha desesperada es que la gente se aleje de la pol¨ªtica". Estas palabras, pronunciadas por Rodr¨ªguez Zapatero en el mitin de Dos hermanas del pasado domingo d¨ªa 11, ante un p¨²blico enfervorizado de 30.000 personas, resultaron m¨¢s prof¨¦ticas de lo que seguramente ¨¦l mismo se tem¨ªa. Una semana m¨¢s tarde, en efecto, el electorado andaluz se mostr¨® peligrosamente alejado de la convocatoria que le hac¨ªan los partidos pol¨ªticos mayoritarios para que refrendara el nuevo Estatuto de Autonom¨ªa. Pero lo cierto y verdad es que ni los m¨¢s avezados oteadores vislumbraron tama?o desentenderse: 63% de abstenci¨®n.
A la sorpresa siguieron algunas manifestaciones de emergencia: confianza excesiva, domingo de carnaval, lo que vale es el s¨ª... Todo eso es verdad, pero no explica suficientemente lo ocurrido. Hay que hacer una reflexi¨®n m¨¢s profunda, incluida la autocr¨ªtica. No esperaremos que se la haga el PP, que no tiene esta palabra en su repertorio, y que con su cinismo habitual est¨¢ queriendo capitalizar la abstenci¨®n, despu¨¦s de haber apoyado, te¨®ricamente, el voto afirmativo. En realidad son ellos los m¨¢s desautorizados, pues su p¨²blico ha sido el m¨¢s ausente de estas urnas, como se ve con claridad meridiana analizando las mesas electorales.
Pero eso no lo explica todo. Si as¨ª fuera, ya pod¨ªa despedirse la izquierda andaluza de las pr¨®ximas elecciones municipales, auton¨®micas y generales. Bastar¨ªa con que votaran en su contra los que ahora se han abstenido para que la izquierda quedase sepultada en esos comicios venideros. No ser¨¢ as¨ª. Las matem¨¢ticas son inequ¨ªvocas: en las ¨²ltimas auton¨®micas, el PSOE obtuvo el 50,27%; IU, el 7,51%; el PP el 32%; el PA el 6%. Juntos PSOE e IU suman el 54%. Si a esa cifra restamos el 36% que ha obtenido el s¨ª al Estatuto, resulta que a las dos fuerzas pol¨ªticas que lo apoyaron desde el principio les han fallado ahora 18 puntos. Probablemente son gentes progresistas, clases medias urbanas, de centro o de centro-izquierda, que suelen votar al PSOE. Y en cuanto a la derecha, con su 32% est¨¢ bien lejos de poder capitalizar ese 63% abstencionista. Primera conclusi¨®n: hay bastante gente, que no es de derechas, que tampoco ha votado esta vez. Y corresponde a la izquierda, por pura l¨®gica y por honradez intelectual, intentar darse una explicaci¨®n.
En todo el proceso de la reforma estatutaria se han producido, a mi entender, varios errores de la izquierda. El primero, y m¨¢s sonado, fue todo lo referente a la tristemente c¨¦lebre "realidad nacional", que el profesor Clavero se sac¨® un d¨ªa de la chistera, y que solo sirvi¨® para que PSOE e IU llegaran a un consenso de m¨ªnimo. No olvidemos que IU quer¨ªa m¨¢s, quer¨ªa que apareciera el t¨¦rmino naci¨®n (?). La incorporaci¨®n a rega?adientes del PP a esa misma f¨®rmula, atenuada con innumerables referencias a la Constituci¨®n (como en otros cap¨ªtulos), no hizo sino aumentar la incertidumbre. Y la prueba de que los propios firmantes no andaban muy seguros de la bondad de lo que hab¨ªan pactado, es que ninguno se ha referido a ese asunto en toda la campa?a. Pero no por eso la sombra ideol¨®gica desapareci¨® de muchas mentes. Y el pueblo andaluz, a ver si lo aprendemos de una vez, es refractario a cualquier veleidad nacionalista.
El segundo error, de orden estrat¨¦gico, ha sido contestar a las provocaciones de la derecha. El PP ha utilizado el dinero que le ha dado la Junta para hacer campa?a de sus posiciones m¨¢s reaccionarias y falsarias acerca de todo: terrorismo, inmigraci¨®n, chapapotes..., insultando y acusando imp¨ªamente a los socialistas de cualquier cosa. Cierto. Pero hab¨ªa que haberlos dejado solos en su gresca. Ahora no tocaba, y alguien debi¨® proponer un pacto transitorio de no agresi¨®n para la campa?a del Estatuto. Aunque no se lo hubieran aceptado, pero s¨ª haberlo seguido rigurosamente, desde la izquierda, aguantando a pie firme y con nervios de acero los envites sulfurosos del que iba buscando otra cosa. No ha sido as¨ª, y mucha gente se ha apartado de una procesi¨®n tan virulenta.
El tercer fallo es m¨¢s de tipo did¨¢ctico. Tambi¨¦n mucha gente se queja de que no se ha enterado de qu¨¦ va el Estatuto. Ha faltado una campa?a pedag¨®gica m¨¢s intensa. Los m¨ªtines y los actos de campa?a no sirven para eso, m¨¢xime cuando muchos de estos ¨²ltimos apenas convocaban a un par de docenas de personas, generalmente adictos. En este sentido, permitidme, para terminar, un ejemplo vivido. El d¨ªa 13 se convoc¨® un acto de apoyo al Estatuto por parte de artistas, escritores, intelectuales... All¨ª nos vimos los de siempre, no m¨¢s de cincuenta. Tres d¨ªas despu¨¦s, el mismo sitio (la sala Chicarreros de Sevilla) se vio desbordado por la afluencia de m¨¢s de cuatrocientas personas, en un acto de homenaje a la recientemente fallecida Isabel ?lvarez, una inspectora de Educaci¨®n, infatigable luchadora y defensora de la escuela p¨²blica, laica y democr¨¢tica. All¨ª estaba la verdadera sociedad civil progresista. Me dio un vaticinio el coraz¨®n de lo que pod¨ªa pasar dos d¨ªas despu¨¦s. Pero confieso que yo tampoco le hice caso.
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