Juan Gabriel V¨¢squez juega con Conrad para armar su segunda novela
Juan Gabriel V¨¢squez (Bogot¨¢, 1973) escribi¨® en un papel la palabra "contaminaci¨®n" y se la peg¨® frente a su mesa para que le guiara en la elaboraci¨®n de su segunda novela, Historia secreta de Costaguana (Alfaguara). "La obra no deja de explicar la historia de la contaminaci¨®n que sufre la existencia del protagonista con la historia y la pol¨ªtica; es que siento que la pol¨ªtica nos contamina la vida", dice V¨¢squez de una obra an¨®malamente ambiciosa y de alto nivel literario para un autor de su generaci¨®n en las letras castellanas. H¨¢bil, V¨¢squez envuelve la que no es m¨¢s que una de las m¨²ltiples lecturas de la obra con dos tramas que acaban confluyendo: la supuesta usurpaci¨®n que el escritor Joseph Conrad hace de la vida del protagonista para utilizarla en su libro Nostromo y las pugnas pol¨ªticas entre liberales y conservadores en Colombia que acabar¨ªan provocando que ese pa¨ªs perdiera la soberan¨ªa sobre Panam¨¢ en pleno proceso de construcci¨®n del canal.
La pol¨ªtica como arma para corromper ideas y vidas es un leit-motiv de la obra. "El proceso del canal de Panam¨¢ condensa el inmenso potencial de corrupci¨®n que tiene la pol¨ªtica, ese arte de transformar ideas nobles en fuerzas de corrupci¨®n", aclara V¨¢squez. ?Desenga?ado de la res publica? "La ¨¦poca que narro de Colombia fue una larga cadena de traiciones de los gobernantes a su propio pueblo muy graves", constata.
La sombra de Gabo
V¨¢squez vive desde hace unos a?os en Barcelona, adonde lleg¨® huyendo, en parte, de la violencia de Bogot¨¢, que alcanz¨® a unos parientes suyos, pero, sobre todo "para poder ser el escritor que quer¨ªa ser". Ese escritor pone todas sus t¨¦cnicas sobre el tapete (notas a pie de p¨¢gina, interpelaciones al lector al que cita como "jurado"...), dando a la novela un punto de transgresi¨®n. La sombre de Garc¨ªa M¨¢rquez lo explica: "toco territorios colonizados por el gran demonio que es Gabo en Cien a?os de soledad, por eso quise alejarme a trav¨¦s de las t¨¦cnicas y el narrador, que tambi¨¦n quiere ser enjuiciado por el lector por haber cometido una doble traici¨®n", apunta.
El otro atractivo es Conrad, que en Nostromo utiliz¨® el territorio de Costaguana como trasunto de la Colombia del XIX. V¨¢squez tambi¨¦n le sac¨® doble jugo: "es el paradigma de los hombres que se reinventan: a los 16 a?os decidi¨® ser marino y tras 20 a?os de navegar, escritor; esa capacidad de suicidios paulatinos que tienen ¨¦l y muchos de los personajes del libro me fascina, como ya toqu¨¦ en mi novela anterior, Los informantes". Pero, de nuevo, hay raz¨®n pol¨ªtica: "tambi¨¦n es el ejemplo del perif¨¦rico que llega al centro del imperio y que escribir¨¢ del fen¨®meno con la lengua del imperio". ?Y todo lo que cuenta de ¨¦l es cierto? "No s¨¦ si lleg¨® a Colombia, pero s¨ª a Venezuela; trafic¨® con armas que vendi¨®, entre otros, a carlistas espa?oles y s¨ª, tuvo un abceso anal que le tortur¨®". Pero no est¨¢ probado que ante el dolor gritara "?El horror!, ?El horror!" de las tinieblas.
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