El discordante se revisa
Ariel Toaff retira en Italia su libro 'Pascua de sangre' ante las acusaciones de antisemitismo
Ella es una escritora de culto, y ¨¦l, un historiador. Ariel Toaff e Ir¨¨ne N¨¦mirovsky han sido tachados de antisemitas. Toaff ha tenido que retirar Pascua de sangre, un libro de historia en el que aventuraba que comunidades jud¨ªas en el medievo pod¨ªan haber realizado cr¨ªmenes rituales con cristianos. El caso de N¨¦mirovsky, asesinada en Auschwitz en 1942, tiene que ver con la amputaci¨®n de un p¨¢rrafo del prefacio en la edici¨®n en ingl¨¦s de Suite francesa, en el que se trata de ocultar la complicada relaci¨®n de la escritora con sus or¨ªgenes. Ambos constituyen dos ejemplos de la delgada l¨ªnea en que se mueve la libertad de expresi¨®n en los tiempos de lo pol¨ªticamente correcto.
El historiador plantea un viejo dilema en lo que concierne al negacionismo
Para los cr¨ªticos, Toaff hab¨ªa le¨ªdo los documentos como un cura rural del siglo XVI
La historia ha sido siempre un material vol¨¢til, altamente explosivo. La investigaci¨®n del pasado implica un alto riesgo cuando se abordan ciertas cuestiones relativas a los avatares y tragedias de los jud¨ªos, y no s¨®lo las ocurridas en tiempos recientes. Ariel Toaff, profesor universitario en Tel Aviv, public¨® en Italia a principios de mes un ensayo titulado Pascua de sangre, en el que aventuraba la hip¨®tesis de que algunas comunidades jud¨ªas pod¨ªan haber realizado, en el medioevo, cr¨ªmenes rituales con v¨ªctimas cristianas. Esa hip¨®tesis daba fundamento a una de las principales fuentes del antisemitismo. Una furibunda reacci¨®n contra Pascua de sangre ha obligado a Toaff a retirar el libro del mercado, convirti¨¦ndolo en una pieza buscad¨ªsima.
El caso de Toaff plantea, por en¨¦sima vez, un viejo dilema, ya muy debatido en lo que concierne al negacionismo, es decir, a la tesis de que el pueblo jud¨ªo no sufri¨® un genocidio durante la Segunda Guerra Mundial. ?Hay que poner l¨ªmites a la libertad de investigaci¨®n y de expresi¨®n cuando existe peligro de fomentar el antisemitismo? Entre censura y difusi¨®n de ideas aberrantes, ?cu¨¢l de los dos males es menor? Lo ocurrido con Pascua de sangre contiene matices espec¨ªficos, ya que se trataba de un ensayo acad¨¦mico dirigido a otros acad¨¦micos y publicado por una editorial, Mulino, nada sospechosa de sensacionalismo. La tirada inicial fue de 3.000 ejemplares. El director editorial, Ugo Berti, contaba con que las tesis formuladas por Toaff "dispararan" las ventas hasta 10.000. Cifras modestas, limitadas a un p¨²blico especializado.
En la presentaci¨®n de la obra, Ariel Toaff, hijo de un rabino italiano y profesor en la Universidad Bar Ilan de Tel Aviv, reconoci¨® que algunos pasajes eran delicados y potencialmente pol¨¦micos, y se declar¨® dispuesto a asumir cualquier cr¨ªtica dentro del c¨ªrculo al que se dirig¨ªa, el acad¨¦mico. Para entonces, una prepublicaci¨®n en el Corriere della Sera hab¨ªa hecho estallar ya un esc¨¢ndalo que desbordaba los l¨ªmites universitarios.
El antisemitismo medieval ten¨ªa un origen religioso, fomentado desde los p¨²lpitos cat¨®licos: los jud¨ªos eran reos de asesinar a Jes¨²s y merec¨ªan todos los castigos. Pero se robusteci¨® y se imbric¨® en el tronco de la cultura europea gracias al mito de los "sacrificios rituales". Circulaban con abundancia las historias sobre jud¨ªos que raptaban ni?os cristianos para asesinarles y beber su sangre, en una parodia perversa de la eucarist¨ªa. Miles de jud¨ªos fueron ejecutados, tras un proceso ante tribunales escasamente garantistas, o asesinados en pogromos a ra¨ªz de esos mitos. ?Qu¨¦ hizo Toaff? Examin¨® numerosas actas procesuales de juicios del medioevo y cruz¨® su contenido con ciertas tradiciones jud¨ªas sobre el poder salv¨ªfico de la sangre. Concluy¨®, apoy¨¢ndose en la reiteraci¨®n de coincidencias, que algunas comunidades jud¨ªas askenazis pod¨ªan haber cometido, entre los siglos XII y XV, alguno de los cr¨ªmenes rituales de los que eran acusadas. Esos casos, pocos, se habr¨ªan amplificado hasta cuajar en paranoia social y en un antisemitismo extendido e invencible.
La mayor¨ªa de los medievalistas italianos (y el propio padre de Toaff) rechazaron las conclusiones de Pascua de sangre y condenaron el m¨¦todo utilizado por el historiador. Especialistas como Anna Esposito y Diego Quaglioni, en un art¨ªculo en el Corriere della Sera, y Paolo Pezzino, en un debate de la Sociedad Italiana de Historia Contempor¨¢nea, acusaron a Toaff de utilizar una lectura "precr¨ªtica" de las actas judiciales, tom¨¢ndolas al pie de la letra, sin contar con los prejuicios de sus redactores. Otro especialista, Adriano Prosperi, se mostr¨® escandalizado en un art¨ªculo en La Repubblica, refiri¨¦ndose a "la incre¨ªble minusvaloraci¨®n de la tortura, un m¨¦todo capaz de hacer confesar cualquier cosa a cualquier persona". Al final, todas las cr¨ªticas conflu¨ªan en un mismo punto: Ariel Toaff hab¨ªa le¨ªdo los documentos de los juicios como lo habr¨ªa hecho un cura rural del siglo XVI, sin tener en cuenta que no necesariamente reflejaban la verdad, sino lo que los tribunales religiosos quer¨ªan que reflejaran.
El pasado d¨ªa 13, Ariel Toaff pidi¨® a la editorial Mulino que interrumpiera la distribuci¨®n y retirara el libro de las pocas librer¨ªas que lo hab¨ªan recibido, para repasar algunos pasajes y reescribirlos. Pascuas de sangre, que no lleg¨® siquiera a las bibliotecas p¨²blicas, se ha convertido en una joya para bibli¨®filos, curiosos y, obviamente, grupos antisemitas. En e-Bay, firma de subastas por internet, se vendi¨® un ejemplar por 300 euros. La cotizaci¨®n sube diariamente.
Babelia
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