Bo?igas
La imagen de ese buque con el est¨®mago lleno de gases resultaba extra?amente on¨ªrica. Nos obligaba a asociar un t¨¦rmino relacionado con la vida (fertilizante) con una palabra asociada a la muerte (corrupci¨®n). El buque Ostedijk era, hasta ayer al menos, puro abdomen. Su cerebro, representado por el puente de mando, hab¨ªa devenido en un ap¨¦ndice de su bodega. Mandaban los retortijones, las n¨¢useas, los espasmos intestinales provocados por una carga que se fanatiz¨® de manera espont¨¢nea. En situaciones as¨ª nos damos cuenta de lo que dependemos de los bajos. ?Qu¨¦ puede hacer un cerebro, por bien amueblado que est¨¦, frente a una rebeli¨®n de 6.000 toneladas de bo?igas de vaca puestas en pie de guerra qu¨ªmica?
Espa?a nos recuerda un poco a esa nave lastrada por su aparato digestivo. Aqu¨ª estamos lastrados por una oposici¨®n que, lejos de fertilizar el sistema, fermenta a cien por hora. El buque se encuentra en buenas condiciones y navega a una velocidad de crucero razonable. Tanto es as¨ª que la mayor¨ªa de los europeos, seg¨²n las encuestas, lo elegir¨ªa como primer destino de trabajo. Pero la oposici¨®n, en vez de conquistar el cerebro del sistema, se ha hecho fuerte en su est¨®mago, donde lo l¨®gico es producir m¨¢s caca que ideas. Por eso no sabemos qu¨¦ piensa el PP de la inflaci¨®n, del PIB, del IPC, de la tasa de paro... A veces, aplica uno el o¨ªdo, a ver qu¨¦ dicen de estos asuntos capitales, y no escucha m¨¢s que el rumor caracter¨ªstico de la materia org¨¢nica en descomposici¨®n.
Cuando no es Acebes es Zaplana y cuando no es Zaplana es Aznar, por no mencionar a Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, que deja su perfil gen¨¦tico en cada bo?iga que expulsa por la boca. Ma?ana mismo, y despu¨¦s de que Rajoy asegurara que jam¨¢s se manifestar¨ªa contra una decisi¨®n judicial, salen a la calle para protestar por una sentencia del Tribunal Supremo. Rajoy act¨²a unas veces de cabeza y otras de est¨®mago. Con una mano aviva la descomposici¨®n y con la otra enfr¨ªa la carga. Acuciado al mismo tiempo por las exigencias del intestino y por las del enc¨¦falo, va de un sitio a otro con la mirada perdida. "?Viva el vino!", grit¨® incongruentemente el otro d¨ªa, en un acto p¨²blico. Que Dios le ampare.
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