Amor de perdici¨®n
La jueza Mariana de Marco vuelve a resolver un caso enigm¨¢tico, un cad¨¢ver hallado en posici¨®n de arrepentimiento. De esta manera, su creador, Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, confirma su dominio del g¨¦nero policiaco, en el que mezcla sabidur¨ªa y amenidad.
EL CAD?VER ARREPENTIDO
J. M. Guelbenzu
Alfaguara. Madrid, 2007
388 p¨¢ginas. 19,50 euros
Cuando en 2001 Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu public¨® una novela policiaca (o as¨ª), No acosen al asesino, sus lectores y ¨¦l mismo (acaso) cre¨ªmos que se trataba de un divertimento, una obra menor, a ver qu¨¦ pasaba. Aquella novela -un excelente e inteligente pasatiempo- la firmaba Guelbenzu con su nombre completo y llevaba una cita, clara pero prestigiosa, de Oscar Wilde. Tres a?os despu¨¦s volv¨ªa a la carga con su hero¨ªna, la juez Mariana de Marco -una mujer que deber¨ªa tener rostro ya en el cine espa?ol-, volv¨ªa con La muerte viene de lejos y con ella el autor parec¨ªa convencido de haber iniciado una estupenda "l¨ªnea blanca" en su literatura, una serie de relatos m¨¢s o menos policiacos y que a partir del segundo, aqu¨¦l, los firmaba como J. M. Guelbenzu, en lugar de buscar un seud¨®nimo como se hace en el mundo anglosaj¨®n, cuando se es serio.
Aqu¨ª ya Guelbenzu, tam
bi¨¦n culto, no se cortaba y citaba a Agatha Christie, como en esta tercera a Ellery Queen (qui¨¦n lee hoy a Ellery Queen, que fueron dos y americanos, y primos, creo). Pues bien, con tres novelas ya publicadas, en esta nueva l¨ªnea, ya podemos enfatizar que Guelbenzu es un excelente cultivador del g¨¦nero, donde mezcla con mucha sabidur¨ªa literaria amenidad, ingenio, humor, observaci¨®n. Es cierto -la cita de E. Queen- que la cosa, como todos los cr¨ªmenes, empieza con cad¨¢ver, y ¨¦ste, adem¨¢s, arrepentido, en posici¨®n de pedir perd¨®n, vamos. Y es cierto tambi¨¦n que como en las buenas policiacas la resoluci¨®n final no importa tanto, sino el camino que nos lleva a esas ¨²ltimas p¨¢ginas -la jueza y el capit¨¢n de la benem¨¦rita, en diferente posici¨®n, se quitan la palabra para resolver el enigma-. Lo estupendo aqu¨ª es c¨®mo avanza la jueza -a la que nadie le ha pedido que meta la nariz, sino que se contente con asistir a una boda- en el pasado, c¨®mo los cad¨¢veres -metaf¨®ricos- de las familias (es la familia, est¨²pido, como dec¨ªa Clinton de la econom¨ªa) salen a orearse y a poner en un aprieto a sus descendientes. Guelbenzu se atreve con todo, se le ve seguro: tarambanas, mujeres fatales, tesoros escondidos, corazones que estallan, cartas rasgadas, habaneras, grandes expresos, amores de perdici¨®n, y con todo puede.
Y as¨ª es: ha escrito una estupenda novela jugando con los trucos del g¨¦nero y en ning¨²n momento descuida a su jueza, que no es una nariz como Poirot, una metementodo como Miss Marple, un exc¨¦ntrico como el lord Peter de la Sayers (esa espl¨¦ndida inglesa, que nos est¨¢ editando Lumen y de la que se ha ocupado Guelbenzu en estas p¨¢ginas). A esta jueza le da, en ocasiones, p¨¢rrafos para ella sola, para que respire a su manera, para que sienta y se relaje, y todo ello resulta tan femenino que los lectores (masculinos) sentimos como si la observ¨¢ramos, el balc¨®n bajo abierto, desde el jard¨ªn. El novelista me parece un buen observador de mujeres y, lo dicho, la jueza deber¨ªa tener rostro en el cine espa?ol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.