Argelia alista a 3.000 tuaregs para combatir a Al Qaeda en el desierto
Los guerrilleros n¨®madas dispondr¨¢n de mejores armas contra los salafistas
En la lucha contra Al Qaeda en los semides¨¦rticos territorios del Sahel, Argelia acaba de marcar un tanto: alistar a 3.000 guerreros tuaregs excelentes conocedores de la zona. Reagrupados en una fantasmag¨®rica guerrilla denominada Alianza Democr¨¢tica para el Cambio, los hombres azules, como se suele llamar a los tuaregs a causa del color de sus atuendos y turbantes, se hab¨ªan vuelto a rebelar por en¨¦sima vez en mayo.
En aquella ocasi¨®n asaltaron dos cuarteles del Ej¨¦rcito maliense cerca de Kidal, en el noreste del pa¨ªs, muy cerca de la frontera argelina.
Estos n¨®madas a?ad¨ªan con sus ataques un poco m¨¢s de inestabilidad a una zona donde los salafistas argelinos, ahora rebautizados como Al Qaeda del Magreb, tienen presencia, como demostr¨® el secuestro de una treintena de turistas europeos en 2003, y donde montan incluso campamentos provisionales de entrenamiento.
El endeble Ej¨¦rcito de Mal¨ª no pod¨ªa derrotar a los rebeldes. En consecuencia, el Gobierno maliense pidi¨® a Argelia que desarrollase una labor de buenos oficios para apaciguar a los tuaregs. Su embajador en Bamako, Abdelkrim Ghraieb, ten¨ªa experiencia. A principios de los ochenta medi¨® en la crisis de los rehenes estadounidenses secuestrados en su Embajada en Teher¨¢n que enfrent¨® a Estados Unidos e Ir¨¢n.
Gracias a su labor, el Gobierno de Bamako y los tuaregs hicieron las paces a principios de semana en Argel, seg¨²n anuncia un comunicado en la p¨¢gina web del Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia. Los hombres azules ser¨¢n ahora desarmados, se instalar¨¢n en un campamento erigido por Argelia cerca de Kidal y despu¨¦s empezar¨¢ su reinserci¨®n profesional.
Concretamente, recibir¨¢n armas, m¨¢s modernas que las que entregar¨¢n, y formar¨¢n parte de unas fuerzas auxiliares de apoyo al Ej¨¦rcito maliense, seg¨²n explic¨® el propio Ghraieb a la prensa argelina. Por si quedaba alguna duda, Ahmed Agbib¨¦, el jefe de los tuaregs que firm¨® los acuerdos de paz, precis¨® que su tarea era ahora acabar con "cualquier presencia armada extranjera" en el norte de Mal¨ª.
Los tuaregs nunca han tenido aprecio a los salafistas, a los que consideraban unos intrusos en el desierto. Los sol¨ªan ignorar, pero a veces se han enfrentado con ellos.
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