Fue para hacer otra pol¨ªtica
La sociedad gallega es d¨¦bil, es cierto. Padece la debilidad del pa¨ªs envejecido que somos y todav¨ªa est¨¢ sacudi¨¦ndose el fr¨ªo de la etapa de glaciaci¨®n de la que acabamos de salir. Pero junto a esos rasgos se encuentran tambi¨¦n manifestaciones de gran creatividad, vitalidad econ¨®mica, social, cultural. Aunque, no nos enga?emos, a pesar de los fondos europeos seguimos a la cola de casi todo. Aun as¨ª, esta Galicia no se merece la expresi¨®n pol¨ªtica que tiene. Quiz¨¢ la mereci¨® antes, cuando la sociedad se dej¨® tutelar y subsisti¨® minorizada mamando de la teta clientelar. Pero ahora que la ciudadan¨ªa hizo sus deberes merece otra pol¨ªtica.
Una parte significativa de la sociedad se moviliz¨® y se expuso una y otra vez ante un poder pol¨ªtico que compraba a la sociedad y castigaba la disidencia, y lo hizo precisamente para acabar con aquella pol¨ªtica. Fue la sociedad la que se movi¨® para hacer un cambio, para enfrentarse a un poder pol¨ªtico blindado y estar¨¢n muy equivocados los partidos que ahora gobiernan si creen que el m¨¦rito fue suyo. No les negaremos su trabajo, su militancia, sus denuncias de la ineptitud, corrupci¨®n, autoritarismo, la falta de transparencia..., el p¨¦simo ejemplo que fue el poder pol¨ªtico para una sociedad ya desesperanzada, nihilista. Pero los partidos no debieran olvidar que son instrumentos de la sociedad y aunque tengan su margen de autonom¨ªa en ¨²ltimo t¨¦rmino es la sociedad quien dispone de ellos poni¨¦ndolos en el Gobierno o quit¨¢ndolos con su voto. Como se hizo. Y, en ese sentido, comprobamos que nuestros partidos son mucho m¨¢s viejos que la sociedad, no han comprendido los cambios producidos en el pa¨ªs. Siguen sin pensar en la ciudadan¨ªa, todav¨ªa piensan en los votos comprados.
Los pusimos ah¨ª con nuestro voto. Es nuestra responsabilidad que gobiernen. Y por eso, cuando van a cumplirse los dos a?os, todos tenemos la obligaci¨®n de asumir la realidad. No podemos olvidar la etapa de la que venimos, una anomal¨ªa hist¨®rica caracterizada por la falta de libertad y la inmovilidad; en ese sentido hemos entrado en una etapa de normalidad hist¨®rica. No olvidamos la gravosa herencia que nos dejaron en casi todos los campos y as¨ª, podemos asumir, incluso comprender, la falta de impulso, las pol¨ªticas de parche en casi todos los terrenos, la falta de imaginaci¨®n. Pero resulta totalmente inaceptable que se contin¨²e con las ma?as y los modos de gobernar del fraguismo para conservar el poder.
Adem¨¢s de ser un error innecesario, es inaceptable que se censure un programa de humor pol¨ªtico en la televisi¨®n porque resulta inc¨®modo a quien gobierna. Es impresentable que contin¨²e el tratar a los ancianos como mercanc¨ªa electoral a base de raciones de empanada. Y es vergonzoso que act¨²e en ellas un presentador de la televisi¨®n auton¨®mica, o una cosa o la otra. Y es ofensivo e inmoral, despu¨¦s de un cambio pol¨ªtico para liberar a la sociedad de sus ataduras y chantajes, que esta Administraci¨®n contin¨²e con la compra de voluntades de las empresas de comunicaci¨®n. Esa operaci¨®n, realizada en la penumbra, s¨®lo se explica por la intenci¨®n de blindarse antidemocr¨¢ticamente, de seguir comprando con dinero p¨²blico la informaci¨®n y ocult¨¢ndola luego. Por la intenci¨®n de robarnos la libertad de prensa y de expresi¨®n. Eso es el m¨¢s obsceno fraguismo.
La guinda a los comportamientos fraguistas en esta administraci¨®n bipartita la ponen los altercados en la Vicepresidencia de la Xunta d¨ªas pasados. Un bochornoso compendio de los malos modos, el autoritarismo y del uso del poder de un modo perverso. Alguien tendr¨¢ que dar explicaciones y pedir disculpas. Porque no merecemos eso.
La ciudadan¨ªa puede y debe ser comprensiva con unos partidos en su contexto hist¨®rico, pero no debiera aceptar lo que no es democr¨¢ticamente aceptable. Aunque eso suponga, nuevamente, colocarse en posici¨®n inc¨®moda. Los votamos, los pusimos ah¨ª para que gobernasen de otro modo, no para perpetuar comportamientos fraguistas. Y los que discrepamos entonces de esos comportamientos no podemos ahora callar. S¨®lo nos queda esperar que, acerc¨¢ndose al ecuador de la legislatura, haya una autocr¨ªtica y un verdadero cambio en el modo de hacer pol¨ªtica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.