Un Wagner cercano y sabio

El teatro S?o Carlos de Lisboa ha celebrado el pasado s¨¢bado la efem¨¦ride de los 400 a?os de la implantaci¨®n de la ¨®pera con Orfeo, de Monteverdi, en Mantua, con un inteligente espect¨¢culo que vuelve los ojos a la admiraci¨®n de Wagner por la tragedia griega y que, en cierto modo, conecta con los or¨ªgenes del g¨¦nero l¨ªrico. El director de escena Graham Vick y su escen¨®grafo Thimoty O'Brien han levantado el patio de butacas del teatro S?o Carlos, para situar all¨ª una gran plataforma, desplazando a los espectadores a los palcos laterales y a una grada de 12 filas con butacas normales en el escenario habitual. La sensaci¨®n de proximidad que se consigue es estremecedora y el sentido an¨ªmico de estar viviendo la ¨®pera desde su interior otorga a esta experiencia un sentido excepcional. Uno siente a los cantantes a su lado, susurrando las arias o escenas l¨ªricas al o¨ªdo, en una atm¨®sfera de confidencialidad. La orquesta se sit¨²a debajo del palco principal, es decir, casi al lado, aumentando un poquito m¨¢s la sensaci¨®n de cercan¨ªa. Los figurantes multiplican a veces la fusi¨®n con el teatro, mediante acciones desde dentro de los camarotes del p¨²blico, como en el abrazo de parejas de todo tipo en varias estancias de los cinco pisos para subrayar el encuentro amoroso de Siegmund y Sieglinde.

El trabajo teatral de Graham Vick es portentoso. En primer lugar, por su capacidad de contar bien las historias: la presentaci¨®n de Sieglinde llevada a la fuerza a su casamiento con Hunding; la cabalgata de unas walkyrias-vampiresas que van engrosando el ej¨¦rcito de Wotan con los h¨¦roes muertos en combate; la utilizaci¨®n del palco real para subrayar el poder de Fricka, es decir, del orden establecido. Los personajes, adem¨¢s, son de carne y hueso. Transmiten credibilidad. Se tocan, se abrazan, y el espectador vive lo que est¨¢ ocurriendo en sus mism¨ªsimas narices, y se contagia sin remedio del humanismo del drama. Todo est¨¢ lleno de detalles para hacer m¨¢s clara la asociaci¨®n de mitos y vida contempor¨¢nea. Vick est¨¢ edificando un Anillo que, si no baja la guardia en las pr¨®ximas jornadas, va a hacer historia. Es, desde luego, la suya la propuesta m¨¢s desgarrada y emotivamente visceral de las ¨²ltimas d¨¦cadas, y enlaza con las tendencias m¨¢s avanzadas en la utilizaci¨®n intimista de los espacios teatrales.

Todo esto pod¨ªa ser suficiente, pero adem¨¢s el nivel musical es estupendo, con un reparto vocal que para s¨ª lo habr¨ªa querido Bayreuth en su ¨²ltima Die Walk¨¹re, y una direcci¨®n de orquesta l¨ªmpida y efusiva de Marko Letonja al frente de la Sinf¨®nica Portuguesa. El p¨²blico suele oler este tipo de acontecimientos y as¨ª en la premi¨¨re del s¨¢bado hab¨ªa aficionados de muchos pa¨ªses, directores de teatros -entre ellos, Antonio Moral, del Real-, varios ministros del Gobierno portugu¨¦s y hasta el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Barroso. Las cinco horas se pasaron como si fuese un suspiro.