El jefe de Guant¨¢namo reconoci¨® ante la misi¨®n espa?ola que alg¨²n preso "no deber¨ªa estar all¨ª"
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El limbo legal en el que se encuentra el medio millar de prisioneros en Guant¨¢namo no s¨®lo es asumido por algunos comandantes de la base estadounidense, sino que incluso alguno de ellos sostiene que varios presos no han realizado ning¨²n tipo de actividad previa que haya justificado una iniciativa de tales caracter¨ªsticas contra ellos. As¨ª lo reconoci¨® el propio general de la Fuerza A¨¦rea Michael Dunleavy, jefe de la base hasta el oto?o de 2002, a la misi¨®n espa?ola que se desplaz¨® a Guant¨¢namo en junio de ese a?o para interrogar a 13 detenidos, s¨®lo dos de ellos relacionados con Espa?a. "Entre los detenidos hay desde elementos muy peligrosos a marginados sociales. Incluso hay personas que realmente no deber¨ªan estar aqu¨ª". Estos comentarios los dirigi¨® el general Dunleavy al diplom¨¢tico espa?ol que acompa?¨® al inspector jefe Rafael G¨®mez Menor y al oficial de polic¨ªa Francisco Javier Almeida Luengo, que efectuaron los interrogatorios en la misma base entre el 21 y el 26 de junio de 2002. Las frases est¨¢n incluidas en las actas que fueron enviadas al Ministerio espa?ol de Asuntos Exteriores, en las que se detallaban los pormenores de la visita efectuada a la base.
El Ej¨¦rcito de EE UU investig¨® por torturas denunciadas por el FBI al militar que recibi¨® a los espa?oles
La delegaci¨®n se declar¨® "impresionada" al ver que los detenidos estaban esposados de pies y manos
El general a cargo de los prisioneros asegur¨® que algunos de ellos s¨®lo eran "marginados sociales"
Los comentarios los realiz¨® Dunleavy, el jefe del destacamento que se encargaba de los prisioneros, despu¨¦s de ofrecer una cena en la misma base a los cuatro integrantes de la delegaci¨®n espa?ola. El general se?al¨® entonces tambi¨¦n a la delegaci¨®n espa?ola que las condiciones en las que estaban viviendo los prisioneros hab¨ªan mejorado con respecto a los meses anteriores y que, de hecho, se les estaban aplicando algunas cl¨¢usulas de los Convenios de Ginebra, a pesar de que no estaban considerados "prisioneros de guerra".
Dunleavy era el m¨¢ximo jefe del destacamento Joint Task Force 170 y, como tal, era el m¨¢ximo responsable de los prisioneros y de los interrogatorios que se les hac¨ªan. Por eso, fue el encargado de autorizar y supervisar los movimientos de la delegaci¨®n espa?ola en el interior de la base de Guant¨¢namo.
Bajo vigilancia de la CIA
El limbo legal en el que se encontraban los presos y, por tanto, los riesgos legales en los que incurr¨ªan los polic¨ªas espa?oles que viajaron a la base fueron puestos de relieve en un telegrama por el entonces embajador espa?ol en Washington, Javier Rup¨¦rez. El viaje de los polic¨ªas se prepar¨® a sus espaldas, pero Rup¨¦rez, al enterarse, recomend¨® que se uniera a la misi¨®n un diplom¨¢tico, como as¨ª se hizo.
Los interrogatorios de los agentes espa?oles a los 13 presos que ellos eligieron se realizaron en barracones controlados directamente por la CIA, siempre seg¨²n las actas enviadas a Exteriores. En esos documentos se especifica que las condiciones para las arrestados hab¨ªan mejorado especialmente desde que fueron trasladados dentro de la base desde el Campamento X, donde estuvieron recluidos durante los primeros meses de cautiverio, hasta el Campamento Delta, bajo la responsabilidad de un coronel.
Ese Campamento Delta tiene capacidad para unas 670 plazas, cuentan los documentos enviados a Exteriores, y en esa ¨¦poca (junio de 2002) albergaba a 564 prisioneros de 35 nacionalidades. Dentro del campamento hab¨ªa entonces 14 m¨®dulos, cada uno de los cuales ten¨ªa capacidad para 48 celdas individuales, 24 a cada lado, separadas por un pasillo central vigilado permanente por polic¨ªas militares.
Cada celda, con un peque?o aseo y una cama, tiene unos cinco metros cuadrados y est¨¢n separadas por rejas tanto de las dem¨¢s como del pasillo central, por lo que los arrestados est¨¢n siempre a la vista de sus guardianes. Tambi¨¦n existen celdas de alta seguridad, que sustituyen las rejas por placas de hierro.
Los prisioneros, cuentan las actas de Exteriores, tienen derecho a utilizar el Cor¨¢n y un im¨¢n del ej¨¦rcito norteamericano se encarga de llamar a la oraci¨®n cinco veces al d¨ªa. "Como otra forma protesta, cinco minutos tras llamada oficial oraci¨®n, algunos de los detenidos, sobre todo los m¨¢s radicales, vuelven a hacer nueva llamada al rezo para as¨ª dejar bien claro que no aceptan imposiciones religiosas de captores", explicaron los agentes en las actas.
Algunos detenidos protagonizaban peque?os altercados contra los guardias "por sus supuestas faltas de respeto a su religi¨®n, por ejemplo que a un guardia se le pueda caer un Cor¨¢n, o bien en forma de manifestaciones protestas m¨¢s organizadas como huelgas de hambre, que duran poco". "Resulta muy impresionante", a?ade el redactor de las actas enviadas al Gobierno, "las numerosas cadenas a presos cuando se les saca de sus celdas. Llegan a las salas de las entrevistas esposados de pies y manos y con cadenas alrededor de la cintura".
El coronel del Campamento Delta explic¨® a los miembros de la delegaci¨®n espa?ola, con quienes recorri¨® los barracones, que los reclusos "est¨¢n bien alimentados, pueden ducharse dos veces por semana y salen al peque?o patio solos, durante 15 minutos cada tres d¨ªas". "El mayor problema", agreg¨® el coronel, "es el enorme aburrimiento de los presos, que pr¨¢cticamente no se mueven durante todo el d¨ªa".
Investigado en EE UU
El general Dunleavy, que se entrevist¨® con la delegaci¨®n espa?ola en junio de 2002, permaneci¨® a cargo de los prisioneros de Guant¨¢namo hasta finales de ese a?o, cuando lo sustituy¨® el General Geoffrey Miller. Ambos se encuentran entre los que fueron interrogados por abusos a los prisioneros en la base en el marco de la investigaci¨®n abierta por el Ej¨¦rcito de Estados Unidos.
Las pesquisas fueron encargadas a un general de tres estrellas de la Fuerza A¨¦rea estadounidense despu¨¦s de que un tribunal solicitara al Gobierno la documentaci¨®n en la que varios agentes del FBI se?alaron que hab¨ªan sido testigos de tratos degradantes contra algunos prisioneros del centro de detenci¨®n de la base norteamericana en Cuba.
Los agentes aseguraron que en el mismo lugar en que la delegaci¨®n policial espa?ola entrevist¨® a 13 detenidos, vieron a varios prisioneros esposados de pies y manos y obligados a permanecer en posici¨®n fetal durante m¨¢s de 24 horas seguidas. En los informes que enviaron a sus superiores reflejaron c¨®mo algunos de los presuntos terroristas islamistas detenidos fueron expuestos a perros furiosos, focos estrobosc¨®picos (que se encienden y se apagan r¨¢pidamente dando sensaci¨®n de movimiento a c¨¢mara lenta) y m¨²sica a un volumen muy elevado durante sus interrogatorios. Algunos de los detenidos presentaban s¨ªntomas de traumas psicol¨®gicos despu¨¦s de haber permanecido aislados del resto de prisioneros durante largos per¨ªodos.
La investigaci¨®n se abri¨® despu¨¦s de que el australiano Mamdouh Habib, que fue liberado sin cargos de ese centro de detenci¨®n en enero de 2005 despu¨¦s de permanecer en ¨¦l durante tres a?os, denunciara torturas durante el tiempo en que permaneci¨® bajo custodia del EE UU.
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AS? DESCRIBI? LA DELEGACI?N ESPA?OLA EL CAMPAMENTO
"El campamento cuenta con unos 14 m¨®dulos, cada uno de los cuales tiene 48 celdas individuales, 24 a cada lado, divididas por pasillo central desde donde vigilan polic¨ªas militares"."Las celdas son de cinco metros cuadrados y est¨¢n separadas de las dem¨¢s y del pasillo central por rejas, de forma que los prisioneros siempre est¨¢n a vista. Cada celda tiene un peque?o aseo y cama"."El campamento tambi¨¦n cuenta con hospital y barrac¨®n de celdas de alta seguridad, cuya ¨²nica diferencia con anteriores es que est¨¢n aisladas por placas de hierro"."Los reclusos est¨¢n bien alimentados, pueden ducharse dos veces por semana y salen a peque?o patio, solos, durante 15 minutos cada tres d¨ªas".
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