El arte como enga?o
Bar¨®n sigue creando y avanzando en la l¨ªnea apuntada en su anterior obra: la creaci¨®n de un espacio musical y esc¨¦nico donde dejar fluir su baile natural para hacer sencillo lo dif¨ªcil y para provocar sensaciones m¨²ltiples con un juego de danza y m¨²sica que es un giro permanente, un reto al tiempo hasta desembocar en el frenes¨ª final. Cantes y bailes entrelazados, superpuestos, cruzados... Una pretendida confusi¨®n -el arte del enga?o consustancial al baile flamenco- dentro de un orden perfectamente trabado. Un desaf¨ªo que mira al futuro, pero que tiene sus ra¨ªces bien ancladas en la tradici¨®n.
La propuesta del bailaor ya lo anunciaba: "todo est¨¢ sujeto a la esfera del tiempo" y en este arte, en el que el tiempo es fundamental, su dominio marca las l¨ªneas abiertas de la libertad. Pero hay que saber moverse dentro de ella. Bar¨®n lo sabe tanto como su asociado Tomasito que juega con el comp¨¢s, despedaza en trocitos tanto el cante como el baile, lo lanza al aire y lo recoge justo a tiempo con la pericia de un prestidigitador. A estos reyes de la medida habr¨ªa que sumar todo el atr¨¢s, que funcion¨® a la perfecci¨®n, respondiendo a las demandas de una amalgama continua de estilos y sobre la base de una composici¨®n rica y sugerente. En ese conjunto, Tino di Geraldo ejerci¨® de maestro relojero y Patino y Lefevre de orfebres (proverbial aquel pizzicato a comp¨¢s del violinista). Y eso que no era f¨¢cil el virtuosismo en un entramado que pasaba de la calma al frenes¨ª y donde los estilos se suced¨ªan de forma nada convencional.
Meridiana
Ballet Flamenco de Javier Bar¨®n. Idea original y Coreograf¨ªa: Javier Bar¨®n. M¨²sica: Javier Patino, Alexis Lefebre. Baile: Javier Bar¨®n, Manuela R¨ªos, Ana Morales, Leilah Broukhim. Cante: Juan Jos¨¦ Amador, Miguel Ortega, Jes¨²s M¨¦ndez. Percusi¨®n: Tino di Geraldo, Luis Amador. Viol¨ªn: Alexis Lefevre. Cante y Baile: Tomasito. Teatro Villamarta, 25 de febrero de 2007
No se puede olvidar que hubo un cuerpo de baile que luci¨® tanto en solitario como en las transiciones y coreograf¨ªas con el bailaor. Compenetradas con ¨¦l y c¨®mplices del proyecto, tambi¨¦n dejaron una huella personal de distinto sello en cada caso: de la delicadeza de la escuela bolera (Ana), a la feminidad de unos tangos (Manuela) pasando por el vigor encastado (Leilah). Y Bar¨®n, omnipresente, suelto, templado, mil figuras repartidas y la cumbre de una sole¨¢ se?era.
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