La banalidad del mal
Como Gabriel Syme, el poeta reclutado por Scotland Yard para desarticular a los anarquistas, Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras es el confidente captado por la brigada de estupefacientes de Avil¨¦s para trincar a Jamal Ahmidan, El Chino. Mientras Syme logra entrar en el Consejo Central de Anarquistas, Trashorras utiliza sus conocidas malas artes para ganarse al mundo del mal.
Syme es el s¨¦ptimo miembro del temible consejo y como los nombres de sus miembros coinciden con cada d¨ªa de la semana, Syme ser¨¢ Jueves. Trashorras utilizar¨¢ su v¨ªnculo con la brigada antidroga asturiana y su amigo Manol¨®n como cobertura para hacer sus propios negocios. Syme descubrir¨¢ cinco polic¨ªas entre los siete representantes de la organizaci¨®n anarquista que, si bien deber¨ªan luchar contra el nihilismo, en realidad abandonan a ¨¦stos y se destrozan entre s¨ª alimentando una conspiraci¨®n universal. Si Syme se topa con Domingo, el m¨¢s listo del consejo, el que se hace llamar La Paz de Dios, Trashorras hace buenas migas con Jamal Ahmidan, El Chino, a quien bautiza con el nombre de Mogwli. Si Syme es, seg¨²n la novela de Chesterton El hombre que fue jueves, Trashorras podr¨ªa ser... El hombre que fue el 11-M.
Ni Zouhier ni Su¨¢rez Trashorras mantienen izada ya la bandera de ETA
Jos¨¦ Emilio Su¨¢rez Trashorras (Avil¨¦s, 1976) explic¨® ayer que hay un error en esta historia. En efecto, ha mantenido una intensa relaci¨®n con El Chino hasta finales de febrero de 2004, en Madrid y en Asturias. Pero la base de ese v¨ªnculo no han sido los explosivos, sino la droga: hach¨ªs. Y esos intens¨ªsimos contactos ten¨ªan un objetivo. Como el agente Syme de Scotland Yard, Trashorras actuaba como el confidente infiltrado de la polic¨ªa de estupefacientes de Avil¨¦s. Manol¨®n, el madero, lo supervisaba todo. En su relato, Trashorras deja constancia que no daba un paso que no estuviese previamente acordado con Manol¨®n. Se trataba, precisamente, de cazar a El Chino en alg¨²n momento.
Antes que Trashorras, fue Rafa Zouhier quien intent¨® ayer un relato parecido. Hombre de menos recursos que Trashorras, Zouhier ya es conocido como el hombre de las mil y una declaraciones. En su primera declaraci¨®n ante el juicio oral, la octava si se suman las siete anteriores durante la fase de instrucci¨®n, el otrora confidente ocasional de la Guardia Civil volvi¨® a cambiar muchas de sus versiones anteriores. Pero, en todo caso, ofreci¨® el pr¨®logo de lo que ser¨ªa, horas despu¨¦s, la puesta en escena de Trashorras.
?l, Zouhier, aport¨®, asegura, la informaci¨®n en 2003 de que se estaba preparando un atentado sobre la base del tr¨¢fico de explosivos de la banda de Trashorras.
Ni Zouhier ni Trashorras mantienen izada ya la bandera de ETA. Zouhier ya no sabe nada de esta banda terrorista. Y Trashorras intent¨® salirse como pudo de su gran prueba de cargo, aquella seg¨²n la cual El Chino le hab¨ªa confiado a preguntas suyas que los dos etarras detenidos cuando ven¨ªan a Madrid para promover un atentado, a finales de febrero de 2004, eran amigos suyos. Dijo ayer Trashorras que le pregunt¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica por "esos dos detenidos que salen en la tele", y que El chino le se?al¨® espont¨¢neamente que eran amigos suyos.
No dej¨® constancia de ello nunca en sede judicial -salvo a los chicos de la prensa a los que estaba dispuestos, si le pagaban, a contarles hasta la Guerra Civil- porque sus amigos polic¨ªas le dijeron que eso era imposible, que ETA no ten¨ªa relaci¨®n con la droga. "Pens¨¦ que era un malentendido, que le entend¨ª mal a El Chino", explic¨® Trashorras.
Cuando uno sigue escenas como las de ayer, un concepto revolotea una y otra vez. Hanah Arendt defini¨® al teniente coronel Adolf Eichmann, el jerarca nazi que ejecut¨® la soluci¨®n final de los jud¨ªos, como el ejemplo de la "banalidad del mal", calific¨¢ndole en el juicio de Jerusal¨¦n como un hombre ordinario. La historiadora norteamericana, Barbara Tuchman, se indign¨® con raz¨®n. Porque fue Eichmann quien se present¨® como un hombre banal, mediocre, para defenderse. Al ver a Trashorras surge una mezcla de ambas impresiones.
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