Siglo de la expiaci¨®n
En estas fechas se cumplir¨¢n 200 a?os de la abolici¨®n de la trata de esclavos por Gran Breta?a, cuya flota se dedic¨® en plenas guerras napole¨®nicas a perseguir a los barcos negreros que hac¨ªan la ruta entre ?frica y Am¨¦rica -del Norte y del Sur- con su carga humana para la acumulaci¨®n primitiva de capital. Diversos Estados africanos, en especial en el golfo de Guinea, de donde parti¨® la mayor¨ªa de los nativos entre cadenas, han comenzado a lamentar oficialmente aquel tiempo. Y el Estado de Virginia, centro pol¨ªtico de la rebeli¨®n esclavista en la Guerra de Secesi¨®n americana, acaba de aprobar por voto un¨¢nime de las dos C¨¢maras en Richmond el primer acto de contricci¨®n formal por la esclavitud y el trato administrado a los pieles rojas, o nativos americanos, por los colonizadores blancos.
El presidente boliviano, Evo Morales, considera a Espa?a deudora del mundo posincaico
El texto califica la trata de "la m¨¢s horrenda de las depredaciones de los derechos humanos y la violaci¨®n de nuestros ideales originarios en la historia de la naci¨®n".
Maryland y Misuri estudian acciones parecidas, otros Estados han comenzado a compensar a afroamericanos por los sufrimientos padecidos en la construcci¨®n de un pa¨ªs que a¨²n no era el suyo, y Florida ha abonado alguna cantidad a una localidad totalmente habitada por negros, que fue destruida por una turba de blancos en 1923.
A los historiadores les suele gustar, con reduccionismo inevitable, poner nombre a los siglos. El XVII fue de Hierro, sobre todo por una primera guerra civil europea que dur¨® 30 a?os; el XVIII tendr¨ªa m¨¢s suerte ilumin¨¢ndose de luces; el XIX puede ser el del maquinismo o la colonizaci¨®n del mundo, Gran Breta?a y Francia a la cabeza, con la carga del hombre blanco de Kipling como santo y se?a; el XX ha podido ser el del Holocausto nazi; y el XXI, tanto o m¨¢s que el de ese choque de civilizaciones, que con tanto ah¨ªnco promueve en Irak la Casa Blanca, puede ser el de la expiaci¨®n, el del estado de cuentas que los expoliados del Tercer Mundo pasen al cobro a los pueblos desarrollados de Occidente. Bin Laden, alzado contra la correr¨ªa europea en el Asia ¨¢rabe y el norte de ?frica, es un criminal avatar de esa nueva aritm¨¦tica pol¨ªtica.
Y ser¨ªa ingenuidad extrema pensar que a Espa?a no le toca tan segura reivindicaci¨®n. En algunos de sus discursos para consumo hacia adentro, el presidente boliviano, Evo Morales, no deja lugar a dudas de que considera a Espa?a deudora del mundo posincaico, con la obligaci¨®n de compensarlo materialmente; la intermitente esposa del anterior mandatario peruano, Alejandro Toledo, que hab¨ªa sido belga, se expresaba, especialmente cuando se encaramaba al Machu Picchu, con todo el vituperio que estimaba apropiado sobre los 500 a?os de sometimiento del pueblo quechua; otro tanto podr¨¢ hacer la montonera maya cuando logre unificarse en Guatemala; y el l¨ªder de todos ellos, el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, con la faltriquera repleta de d¨®lares, aspira, mejor, a un reconocimiento moral y pol¨ªtico, al frente de la legi¨®n de desheredados que quiere organizar, bajo la parad¨®jica advocaci¨®n de Bol¨ªvar, el criollo que no se atrevi¨® a abolir la esclavitud.
Las formas de expiaci¨®n pueden ser variadas y convergentes. Donaci¨®n pura y simple, facilidades crediticias, programas de formaci¨®n, representaci¨®n ante instancias internacionales como la Uni¨®n Europea y, por ¨²ltimo, pero no de car¨¢cter menor, la acogida en Europa de brazos excedentes en los pa¨ªses de origen: los inmigrantes, en el caso de Espa?a, latinoamericanos, para con los que se tiene una obligaci¨®n pret¨¦rita y una necesidad presente; porque esos brazos tambi¨¦n trabajan para la antigua metr¨®poli. En 2006, los operadores for¨¢neos en Espa?a -no s¨®lo latinoamericanos- remitieron a sus hogares 5.000 millones de euros, dentro de un flujo general de todo el mundo desarrollado que ascend¨ªa el a?o pasado a unos 150.000 millones de euros.
Igual que Israel obtuvo un justo y siempre insuficiente resarcimiento por la barbarie sufrida, habr¨¢ quien tambi¨¦n calcule en el ?frica negra, en partes de Asia -en China est¨¢ muy extendido el sentimiento de que Occidente le debe algo- y en Am¨¦rica Latina, el gran monto de la reparaci¨®n. Por eso, no estar¨ªa de m¨¢s empezar a mirar en el fondo de la alcanc¨ªa. El siglo XVI y siguientes no van a salir gratis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.