Connor se queda en casa
Los servicios sociales de Reino Unido permiten que una madre siga al cargo de su hijo de ocho a?os, que pesa 89 kilos
Connor McCreaddie tiene ocho a?os y pesa 89 kilos. Hace dos meses, su peso era a¨²n mayor: casi 99 kilos, cuatro veces el peso considerado saludable en un ni?o de su edad. Ayer tarde, tras varios d¨ªas de pol¨¦mica nacional, los servicios sociales del municipio de Wallsend, (North Tyneside, junto a Newvastle, en el noreste de Inglaterra), donde Connor vive con su madre y su hermana, decidieron mantenerle al cuidado de su madre a pesar de que hab¨ªan amenazado con arrebatarle la custodia por no preocuparse lo bastante del sobrepeso de su hijo.
El caso de Connor McCreaddie ha lanzado varios debates al mismo tiempo. Desde luego, el problema de la obesidad creciente de los brit¨¢nicos y en especial de sus ni?os: entre 1995 y 2003 el porcentaje de ni?os menores de 11 a?os considerados obesos ha pasado del 9,9% al 13,7% y probablemente hoy en d¨ªa es a¨²n mayor. Tambi¨¦n acerca del drama de una madre incapaz de luchar un d¨ªa detr¨¢s de otro contra los malos h¨¢bitos y la obsesi¨®n de su hijo por la comida. Y, como no, la pol¨¦mica sobre los l¨ªmites del papel del Estado y su intromisi¨®n en la vida privada de los ciudadanos.
El cr¨ªo se pasa el d¨ªa engullendo comida basura sentado frente al ordenador
El caso ha tomado especial relevancia porque Nicola McKeown, de 35 a?os, la madre soltera del joven Connor, hab¨ªa autorizado desde hace semanas a la televisi¨®n ITV para que filmara el cotidiano drama familiar. Nicola hab¨ªa recibido un ultim¨¢tum de los servicios sociales, que la amenazaron con retirarle la custodia del ni?o si no consegu¨ªa que adelgazara. Connor ha perdido casi 10 kilos en dos meses con algunos cambios en su dieta y la introducci¨®n de ejercicios f¨ªsicos suaves. El ni?o tiene una bicicleta y un trampol¨ªn pero no puede utilizarlos m¨¢s de 10 minutos seguidos porque se ahoga y puede llegar a vomitar.
Ayer, tras una reuni¨®n de madre e hijo con dos enfermeras especializadas en obesidad, un pediatra, el subdirector de la escuela de Connor, un oficial de polic¨ªa y dos asistentes sociales, la familia recibi¨® el visto bueno para seguir unida, al menos de momento.
La madre dice que ella no tiene la culpa de lo que le pasa a su hijo. Que hace todo lo posible para que acepte una dieta m¨¢s saludable pero que el ni?o no quiere y hasta ahora nadie la ha ayudado de verdad. "Cuando iba a la enfermera ¨¦sta me remit¨ªa al m¨¦dico de cabecera y el m¨¦dico pesaba al ni?o, lo med¨ªa, dec¨ªa que estaba demasiado gordo y que ten¨ªa que perder peso", se queja Nicola. "?Pero c¨®mo? Est¨¢ obsesionado y pidiendo comida todo el d¨ªa. Un d¨ªa dio un bocado a una manzana y no le gust¨®. No quiere frutas ni verduras ni ensaladas. Si no come nada, no tengo m¨¢s remedio que darle la comida que le gusta", razona la madre.
Connor se pasa el d¨ªa comiendo "patatas fritas con lo que sea". Le encantan los curries y picotea bocadillos de salchichas, hamburguesas, galletas de chocolate y comida basura sentado frente al ordenador. Muchos d¨ªas no va a la escuela porque no se encuentra bien, pero tambi¨¦n porque la familia se ha convertido en objeto de burla y de acoso por parte de los otros ni?os. "Si le llevaran no le aguantar¨ªan ni dos d¨ªas", vaticinaba su madre.
Este no es el primer caso. En 2000, las autoridades de Albuquerque (Nuevo M¨¦xico, Estados Unidos) retiraron la custodia de una ni?a a sus padres porque con s¨®lo tres a?os pesaba 54 kilos. No acusaron a los padres de ninguna actuaci¨®n indebida pero consideraron que no eran capaces de controlar el f¨ªsico de la peque?a. Los m¨¦dicos dijeron que la ni?a podr¨ªa padecer el s¨ªndrome de Munchausen, en el que los s¨ªntomas de una enfermedad son inducidos desde el exterior.
Tambi¨¦n en este caso se abri¨® una pol¨¦mica social por la posible intromisi¨®n de las autoridades en la vida privada. La peque?a fue entonces sacada de su casa entre lloros y pataleos e ingresada en un hospital.
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