Aznar deber¨ªa haber estado presente
En algunas sesiones del juicio, como la de ayer, se ha echado de menos la visita especial de algunos altos dignatarios del Partido Popular, como podr¨ªan ser Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ?ngel Acebes, Ignacio Astarloa y, por qu¨¦ no, cuenta habida de que el terrorismo y la guerra constituyen sus dos puntos fuertes, Mariano Rajoy.
El ex presidente del Gobierno hubiera tenido acceso a un material tan valioso que le hubiera permitido ilustrar a sus alumnos del curso que imparte en la Universidad de Georgetown, en Washington, c¨®mo funcionaba la mina Conchita, en Asturias, antes y despu¨¦s del 11-M.
Tanto el v¨ªdeo como la colecci¨®n de fotograf¨ªas, capturadas el 18 de junio de 2004 por la Guardia Civil, esto es, tres meses despu¨¦s de la matanza, retratan hasta qu¨¦ punto robar los explosivos no era sino un juego de ni?os. No se necesitaba ning¨²n doctorado para ello.
Radiograf¨ªa del descontrol de explosivos y de la imprevisi¨®n de la amenaza islamista
La iniciativa de proyectar las im¨¢genes fue de Endika Zulueta, letrado que defiende a Ra¨²l Gonz¨¢lez Pel¨¢ez, acusado tr¨¢fico, transporte y suministro de explosivos. El presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, acept¨® la propuesta, y, nada m¨¢s salir las primeras im¨¢genes, mostr¨® un gran inter¨¦s y concentraci¨®n en cada escena. Parec¨ªa un ni?o con zapatos nuevos. Era evidente por qu¨¦. Todo magistrado, y en especial cuando se es ponente, como en el caso de G¨®mez Berm¨²dez, va configurando el relato de hechos a medida que se desarrolla el juicio. Las im¨¢genes de la mina Conchita le permit¨ªan al ponente, pues, situarse en una de las escenas de la saga criminal que desemboc¨® en el atentado, all¨ª donde empez¨® a concretarse la operaci¨®n.
El acusado explicaba las im¨¢genes. En un d¨ªa normal, llegaba a la mina a las siete de la ma?ana. El vigilante les daba a los trabajadores las llaves para coger los detonadores depositados en minipolvorines, en cajas de hierro cerradas con llaves.
"Las llaves", explic¨® Gonz¨¢lez Pel¨¢ez, "pasaban de mano en mano. Se dejaban encima de una piedra, junto al ¨¢rbol... Los minipolvorines [cajas de hierro] estaban en cajas, con cinco bolsas o 25 kilos. Lo que sobraba se quedaba sin meter en los polvorines". "Al t¨¦rmino de la jornada, como sol¨ªan sobrar, la dinamita y los detonadores se quedaban fuera de los polvorines, dentro de la mina, detr¨¢s de un tablero. A todo el mundo le sobraban explosivos y se dejaba el sobrante en la bocamina o en el interior".
Seg¨²n asegur¨®, "nadie controlaba lo que se hab¨ªa usado en el d¨ªa. S¨®lo espor¨¢dicamente". Esta descripci¨®n acrecentaba la desaz¨®n del p¨²blico, porque las fotograf¨ªas en blanco y negro a solo tres meses de los atentados eran terribles. Cartuchos sueltos y cajas de dinamita por doquier que la maleza del monte asturiano apenas ocultaba. Se acusa a Su¨¢rez Trashorras de organizar el saqueo, y el juicio oral lo someter¨¢ a prueba. Pero Jamal Ahmidan, El Chino, pod¨ªa haber llegado con ayuda del ex minero y croquis mediocre. El abandono, durante el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pues, ha sido total.
Pero el ex presidente tambi¨¦n hubiera extra¨ªdo conclusiones de inter¨¦s para Georgetown del comienzo de la declaraci¨®n de un analista de la Unidad Central de Informaci¨®n Exterior (UCIE), que sigui¨® toda la investigaci¨®n del 11-M.
Fue este testigo protegido quien asegur¨® con rotundidad que en los ¨²ltimos meses de 2003 dicha unidad elev¨® un informe dando como hecho un ataque contra Espa?a, en territorio espa?ol o contra sus intereses en el exterior en fechas pr¨®ximas. Dijo que la alarma era grave, m¨¢xima. Seguramente se refiere al informe del 28 de noviembre de 2003, que el entonces responsable, Mariano Ray¨®n, elev¨® al Gobierno de Aznar.
Ignacio Astarloa dijo ser propietario de este informe: "Esos informes y las ¨®rdenes de servicio forman parte de la acci¨®n del Gobierno. Son m¨ªos y responden a la comprensi¨®n de la amenaza", se?al¨® en el Congreso. Ya sabemos lo que hizo con ¨¦l.
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