Despegar del cautiverio
Charlie, un discapacitado de Valladolid, cumple su sue?o de volar en un avi¨®n militar gracias al Ej¨¦rcito del Aire

No puede moverse, pero ayer vol¨®. Tampoco puede hablar, pero Jos¨¦ Carlos Carballo, Charlie, de 40 a?os, ha aprendido a llevar las emociones por fuera. Desde hace ocho a?os sufre una extra?a enfermedad llamada s¨ªndrome de cautiverio: es incapaz de moverse, pero mantiene su mente tan despierta como cuando se cas¨® con su mujer, Puri, dos meses antes de sufrir el infarto cerebral que le ha encerrado en su cuerpo y que le ha impedido cumplir su sue?o: ser piloto militar.
Ayer, antes de subir a un avi¨®n del Ej¨¦rcito del Aire para sobrevolar su ciudad, Valladolid, con el mono de piloto, como uno m¨¢s, Charlie derrochaba risas y l¨¢grimas para que los dem¨¢s se hicieran una idea de qu¨¦ se le estaba pasando por la cabeza. "Est¨¢ muy emocionado", traduc¨ªa, aunque esta vez no hac¨ªa falta, su inseparable Puri, abrumada por la expectaci¨®n que provoc¨® el bautismo a¨¦reo.
Ambos han desarrollado un sorprendente sistema de comunicaci¨®n basado en el movimiento de las dos partes de su cuerpo que Charlie puede mover. A trav¨¦s de los c¨®mplices gui?os de sus p¨¢rpados, Charlie dijo (y Puri explic¨®) que estaba muy emocionado, que no le daba miedo volar, y que cuando le dijeron que iba a poder hacerlo, "casi se cae de la silla de ruedas". Con la otra parte que le responde, el dedo ¨ªndice, Charlie ha escrito dos libros: El s¨ªndrome del cautiverio en zapatillas y Verbos. Este ¨²ltimo es el t¨ªtulo adem¨¢s, de un documental sobre su vida que ha realizado el periodista y militar Miguel G. Molina. Charlie ha conseguido escribir estos dos libros sobre su vida gracias a un programa especial de ordenador, que ayer con una voz mec¨¢nica, ley¨® en alto lo que pensaba antes de subirse al avi¨®n: "Es una pasada. Gracias, Miguel".
"Es ese esp¨ªritu de superaci¨®n lo que ha llamado la atenci¨®n del Ej¨¦rcito y lo que nos ha hecho desear cumplir su sue?o de volar en un avi¨®n militar", asegur¨®, tambi¨¦n visiblemente emocionado, el coronel Javier Palacios, jefe de la base ¨¢rea de Villanubla, en Valladolid. "Bienvenido a tu casa", concluy¨®.
Durante los 45 minutos que dur¨® su bautismo a¨¦reo, Charlie y Puri no pararon de hablar. Por la ventanilla, vieron c¨®mo sobrevolaban su ciudad, y su casa. ?l dijo que era "todav¨ªa mejor de lo que se imaginaba" y que le gustar¨ªa "mucho" repetir. De peque?o, su madre sol¨ªa llevarle a ver despegar los aviones en la base a¨¦rea y all¨ª le dijo un d¨ªa que "volar es vivir" y que con cada avi¨®n que despegaba nac¨ªa una nueva vida. All¨ª, probablemente naci¨® su pasi¨®n por los aviones, que luego observ¨® y recort¨® incluso de revistas extranjeras en idiomas que no entend¨ªa.
Al bajar del avi¨®n, Charlie cometi¨® la imprudencia de decir, a trav¨¦s de Puri, que aquel hab¨ªa sido "el d¨ªa m¨¢s feliz de su vida", lo que provoc¨® un cari?oso reproche de su mujer: "?Y el d¨ªa que nos casamos?", contest¨® ella. Insisti¨® en que a¨²n le quedaban sue?os por cumplir, el m¨¢s inmediato, volver a Almer¨ªa, donde vio por primera vez el mar, a presentar Verbos (el libro y el documental). Sobre empezar otro libro dijo: "S¨®lo si me aburro".
No puede moverse, pero est¨¢ muy ocupado y tiene "muchas ganas de vivir". Pese a todo, asegur¨® que comprende a Inmaculada Echevarr¨ªa, la mujer de Granada que ha decidido morir para dejar de sufrir. "Cada uno es libre de decidir sobre su propia vida. Estoy a favor de la eutanasia. Tambi¨¦n hay una ley del divorcio, y no por ello, todo el mundo decide divorciarse", zanj¨® Puri, es decir, Charlie.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
