El Recreativo saca pecho

Este Recreativo tan guapo se merece todos los piropos de la Liga. Ha llegado el tramo final del campeonato y resulta que el equipo modesto y reci¨¦n ascendido, un grupo entrenado por un tal Marcelino, suma los mismos puntos que el mejor Atl¨¦tico de los ¨²ltimos a?os. Y que por tanto se apunta a la lista de los que quieren viajar por Europa el pr¨®ximo curso. Lo meritorio es que lo hace a partir de un juego aseado, nacido de gente como Cazorla. As¨ª desmont¨® ayer a un rival al que siempre habl¨® de t¨² a t¨².

El Atl¨¦tico se present¨® muy chulo, con una defensa adelantada y Leo Franco poco cobijado. Pero pronto el equipo rojiblanco descubri¨® los inconvenientes de su valent¨ªa. Convertidos los dos pivotes portugueses, Costinha y Maniche, en dos flanes andantes, el Recreativo desnud¨® al Atl¨¦tico tan pronto recuperaba el bal¨®n en el c¨ªrculo central. Barber y Jes¨²s Vazquez apretaron a los medios de Aguirre y dispararon en l¨ªnea recta a Sinama y Uche, dos trenes de alta velocidad. De ah¨ª que Perea debiera multiplicarse al corte en los balones hacia los dos goleadores. Claro que, mientras el central vigilaba a uno, el otro se le escurr¨ªa como una anguila por la espalda. Atados en corto por el colombiano, Sinama y Uche hurgaron en el punto d¨¦bil de la defensa atl¨¦tica: Z¨¦ Castro, mucho m¨¢s lento y vulnerable.

Uche hizo trizas al pobre central. Cada vez que lo encar¨®, lo dej¨® clavado en el c¨¦sped como un poste. Hasta que el defensa acab¨® atiz¨¢ndole un rodillazo dentro del ¨¢rea que el ¨¢rbitro castig¨® con penalti. Su compa?ero de travesuras, Sinama, lo ajust¨® al palo derecho e hizo in¨²til la intuici¨®n de Leo Franco, que estir¨® sus trencitas en la direcci¨®n correcta, pero sin ¨¦xito. Hab¨ªan pasado 10 minutos, Torres no hab¨ªa tocado el bal¨®n y el Atl¨¦tico no se enteraba de qu¨¦ iba la pel¨ªcula. El Recre, c¨®mo no, estaba de lo m¨¢s a gusto. Por algo es el equipo de la Liga con m¨¢s goles al contragolpe. M¨¦rito de sus locomotoras en ataque, por supuesto.

El Atl¨¦tico percuti¨® por la derecha, donde Jurado reclam¨® el protagonismo que escurrieron Maniche y Costinha. El peque?o centrocampista abandon¨® a menudo la banda para hilvanar algo de f¨²tbol y acercarse a L¨®pez Vallejo, que vivi¨® una primera parte de lo m¨¢s pl¨¢cida. S¨®lo hubo de estirarse en un disparo lejano de Jurado. Ag¨¹ero fue su ¨²nico socio en el primer tramo. Silbado por la grada cada vez que tocaba el bal¨®n por su gol con la mano en el Manzanares, en el partido de la primera vuelta, al Kun le dio por responder a los pitos con gambeteos. Casi siempre en horizontal, como el resto de su equipo, en una propuesta muy poco efectiva. Mientras el Recreativo se mov¨ªa en vertical, directo a la porter¨ªa, el Atl¨¦tico no hac¨ªa otra cosa que dar rodeos en tierra de nadie.

Ni siquiera se enter¨® el Atl¨¦tico de qu¨¦ no deb¨ªa hacer, dejar que Uche se situara en la pista de salida. Volvi¨® a abrise un hueco, esta vez m¨¢s escorado a la derecha, y volvi¨® a ganarse un penalti, cometido por el inocente Seitaridis, que pens¨® que el ¨¢rbitro no se atrever¨ªa a se?alar otra pena m¨¢xima y arroll¨® al delantero. Sinama repiti¨® el gesto del primer gol, pero elev¨® demasiado el bal¨®n.

El partido se jugaba a dos velocidades. En la zona de ataque del Atl¨¦tico, a medio gas. En el c¨¦sped pisado por el Recreativo, a ritmo de v¨¦rtigo. M¨¢s que un duelo futbol¨ªstico, Sinama y Perea se retaron en una carrera de atletismo. Y convirtieron la banda en la recta de los 60 metros lisos. Tanto se esforzaron que los dos acabaron lesionados en un sprint por el bal¨®n. Uno se lastim¨® la rodilla, el otro se dobl¨® el tobillo. Pese a perder a su mejor jugador (Perea), el Atl¨¦tico respir¨® con el parte de bajas. Ausente Sinama, el Recre baj¨® de revoluciones y cambi¨® los env¨ªos largos por el juego m¨¢s pausado de Cazorla, un maestro en la elaboraci¨®n y en los pases entre l¨ªneas, de los que anoche dio una lecci¨®n. Tambi¨¦n del regate, como comprob¨® Seitaridis, burlado en la esquina del c¨®rner. El mejor f¨²tbol del encuentro sali¨® de sus botas y de las de Jurado. Dos futbolistas cortados por el mismo patr¨®n, por cierto.

Pern¨ªa volvi¨® a Huelva, su primer equipo en Espa?a, all¨¢ por 2003, cuando el Recre merodeaba por Segunda. ?Pero c¨®mo ha cambiado este equipo!, debi¨® de pensar el lateral, rebasado una y otra vez por camisetas blanquiazules. Aguirre acab¨® por mandarle a la ducha a la hora de partido. Y apost¨® entonces por juntar a tres delanteros con la entrada de Mista. Antes hab¨ªa refrescado el juego rojiblanco con Gabi, mucho m¨¢s clarividente con el bal¨®n que sus colegas portugueses. Costinha, sin ir m¨¢s lejos, acab¨® incrustado como central. Con Gabi al mando, el Atl¨¦tico mejor¨® su propuesta y estir¨® las l¨ªneas. Ag¨¹ero y Torres abrieron el campo y dispusieron de varias llegadas ante L¨®pez Vallejo, tumbado a la bartola en la primera parte y acorralado en la segunda en su ¨¢rea peque?a. Perdi¨® el bal¨®n el equipo de Marcelino y entonces pareci¨® un equipo del mont¨®n, s¨®lo dedicado a defender y probar suerte a la contra. Y a ara?ar tiempo en las faltas. Era un espejismo: cuando Cazorla cog¨ªa el bal¨®n quedaba claro que el Recre es cualquier cosa menos un conjunto vulgar. Que se lo digan al Atl¨¦tico, desquiciado hasta el punto de acabar con un jugador menos por la expulsi¨®n de Costinha y por su mala suerte. Torres envi¨® un bal¨®n al larguero en el descuento y acab¨® tendido en el c¨¦sped, agarr¨¢ndose de los pelos. El modesto Recre les ha dado caza en la Liga.