Guatemala, destino fatal
Si hubiera un Oscar para premiar las realidades que superan la ficci¨®n de las pel¨ªculas, Guatemala merecer¨ªa uno por superar a Infiltrados, de Martin Scorsese. Las violentas escenas finales de Scorsese, en las que todos los polic¨ªas mueren, hacen pensar si exist¨ªa alguien bueno en la trama. Hablando de violencia y polic¨ªas malos, Guatemala y El Salvador han tenido los reg¨ªmenes m¨¢s sanguinarios de Am¨¦rica Latina. Tanto por n¨²mero de v¨ªctimas, como por la arrogancia y crueldad de sus aristocracias. En Guatemala inventaron los escuadrones de la muerte, los militares libraron su guerra solos, la ganaron con un genocidio y, entre sus m¨¦ritos por brutalidad, est¨¢ el haber asaltado y quemado la Embajada de Espa?a en 1980, dejando 36 personas muertas. Es un pa¨ªs muy bello con un alma violenta que resulta del racismo de sus clases altas y del resentimiento profundo y silencioso de sus ind¨ªgenas. Guatemala, como lo fueron los Balcanes en Europa, esconde el conflicto ¨¦tnico m¨¢s peligroso de Latinoam¨¦rica.
En julio de 1979, una insurrecci¨®n popular derroca al dictador Anastasio Somoza en Nicaragua. Cunde el miedo en El Salvador y, para evitar que ocurriera lo mismo, en octubre de ese a?o un golpe de Estado depone al entonces presidente, general Humberto Romero. El mayor Roberto D'Aubuisson, quien se encontraba a cargo de perseguir y acabar con los opositores salvadore?os desde la Guardia Nacional, huye a Guatemala. All¨ª se vincula a Mario Sandoval Alarc¨®n, un personaje conocido como "el padrino de los escuadrones de la muerte", que hablaba como tal, debido a un c¨¢ncer en la garganta. Alarc¨®n era l¨ªder del Movimiento de Liberaci¨®n Nacional (MLN), una mezcla de partido pol¨ªtico y paramilitarismo. En una ocasi¨®n dijo: "Admito que el MLN es el partido de la violencia organizada. La violencia organizada es vigor, as¨ª como el color organizado es escenario y los sonidos organizados son armon¨ªa. El MLN es un movimiento vigoroso". Sandoval asume a D'Aubuisson como su disc¨ªpulo, y ¨¦ste, desde una finca cercana a la frontera con El Salvador, reproduce y dirige el modelo guatemalteco de partido y escuadrones de la muerte; as¨ª nace Arena, el actual partido de gobierno de El Salvador.
Esos escuadrones torturaron, decapitaron, descuartizaron y hasta quemaron vivas a miles de personas. Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, es asesinado de un disparo al coraz¨®n mientras oficiaba una misa. Esta represi¨®n convirti¨® un conflicto pol¨ªtico social en guerra civil. D'Aubuisson, poseedor tambi¨¦n de una potente violencia verbal, hab¨ªa calificado a Romero como el "obispo del diablo". Era com¨²n que tildara p¨²blicamente de "lambeculos" a quienes desde la misma derecha rechazaban su virulencia, y llam¨® "sidoso" a su enemigo el dem¨®crata cristiano Napole¨®n Duarte, cuando ¨¦ste estaba muriendo de un c¨¢ncer en el est¨®mago.
El Salvador alcanza la paz mediante un acuerdo entre el Gobierno y las guerrillas en enero de 1992, desaparecen los escuadrones de la muerte, se disuelve la Guardia Nacional y la Comisi¨®n de la Verdad culpa a D'Aubuisson por la muerte del arzobispo Romero. Arena, al firmar la paz bajo el liderazgo y la presidencia de Alfredo Cristiani, se convierte en un partido exitoso y gana cuatro elecciones presidenciales sucesivas. Sin embargo, asume a D'Aubuisson, el l¨ªder de la violencia, como su s¨ªmbolo.
Simult¨¢neo con el inicio de la paz, D'Aubuisson muere de un c¨¢ncer en la lengua. En el pasado mes de febrero, en conmemoraci¨®n del d¨¦cimo quinto aniversario de su muerte, Arena propone declararlo "hijo merit¨ªsimo" de El Salvador, pero crecientes protestas lo impidieron. Exactamente un d¨ªa antes de dicho aniversario, tres diputados de Arena, entre ellos un hijo de Roberto D'Aubuisson, desaparecen en Guatemala. Son encontrados horas despu¨¦s en la finca donde se fund¨® Arena, all¨ª fueron cruelmente torturados y quemados vivos. La derecha salvadore?a denuncia el hecho como un crimen pol¨ªtico y mira hacia la izquierda. Sin embargo, cuatro d¨ªas despu¨¦s capturan y acusan con muchas evidencias a cuatro polic¨ªas guatemaltecos por el asesinato. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, un escuadr¨®n "penetr¨®" en un penal de m¨¢xima seguridad de Guatemala y degoll¨® a los polic¨ªas capturados. Un ¨²ltimo polic¨ªa, que estaba en fuga, se presenta entonces ante la justicia y ¨¦sta se declara incapaz de protegerlo.
Los hechos de esta historia han puesto a muchos a buscar mensajes ocultos al l¨ªmite de la superstici¨®n. Sin embargo, la moraleja es muy clara: sembrar vientos hace cosechar tempestades. La idea de que los mejores polic¨ªas son los que m¨¢s se parecen a los delincuentes es una estupidez. Ser rudos, prepotentes y sin escr¨²pulos son cualidades de matones y criminales, no de servidores p¨²blicos.
Guatemala es ahora un destino fatal en manos del crimen organizado prisionero de una "vigorosa violencia". Los arist¨®cratas entrenaron perros bravos para protegerse, ¨¦stos dejaron de obedecerlos y se han convertido en grandes capos del narcotr¨¢fico. Matan como les ense?aron y autorizaron a matar, sin compasi¨®n y sin reparar en qui¨¦n es la v¨ªctima. Los derechos humanos no son s¨®lo un adorno ¨¦tico para parecer civilizados. Sirven para mantener la confianza y la cohesi¨®n social, aseguran que el derecho del Estado al monopolio de la fuerza sea ejercido con responsabilidad por personas mentalmente sanas y no por sic¨®patas asesinos.
Joaqu¨ªn Villalobos, ex dirigente guerrillero salvadore?o, es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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