?Hasta cu¨¢ndo?
Denuncia la autora que tenga que ser reivindicado todav¨ªa el derecho de las mujeres a su integridad f¨ªsica.
Con la fecha del 8 de marzo surgen preguntas sobre aspectos que afectan a las mujeres en la actualidad con tanta o m¨¢s urgencia que el empleo. El problema del empleo, de su falta y de su baja calidad, con relaci¨®n a las mujeres que no lo encuentran o las que trabajan en puestos que conllevan bajos salarios y escasa consideraci¨®n social, es un tema cuyo debate sigue siendo necesario en nuestra sociedad. Todav¨ªa en Espa?a, como en otros pa¨ªses -menos, en los m¨¢s desarrollados- las mujeres son, con respecto a los varones, las que acumulan mayor desempleo, su salario medio puede ser de alrededor de las tres cuartas partes del promedio del de los varones, se encuentran m¨¢s en el trabajo a tiempo parcial y acumulan menos derechos para su vejez, por lo que tambi¨¦n seguir¨¢n en esa etapa final discriminadas respecto a los varones.
Se necesita una reflexi¨®n: si una ley no es operativa s¨®lo es un papel in¨²til
En 1982, ya se declar¨® por las Naciones Unidas, en la Asamblea Mundial de Envejecimiento celebrada en Viena, que las mujeres ancianas eran en todo el mundo las m¨¢s pobres entre los pobres. No resulta extra?o que desde la teor¨ªa feminista se considere que la pobreza de las mujeres en la vejez comienza el primer d¨ªa en que trabajan. Pero siendo as¨ª de importante la desigualdad laboral de las mujeres con respecto a los varones, y siendo tan necesario trabajar en ese sentido -recordarlo en estas fechas resulta sumamente pertinente-, me quiero referir ahora a un problema no tan minoritario, como es la violencia contra las mujeres en su entorno familiar, y en concreto al asesinato o feminicidio, como tambi¨¦n se est¨¢ dando en llamar a la muerte violentamente provocada de las mujeres.
?Cu¨¢ntas mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas son necesarias para tomar las medidas necesarias para acabar con esta sangr¨ªa? ?Cu¨¢ntas para que los pol¨ªticos, ?y las pol¨ªticas!, se dediquen con todo ah¨ªnco, como es su obligaci¨®n, a trabajar rigurosamente en un objetivo en el que podr¨ªan encontrar por fin consenso? ?Cu¨¢ntas para concienciar a grupos feministas, tan activos en algunas ocasiones, sobre la necesidad de reflexionar seriamente sobre las medidas legales existentes y su puesta en pr¨¢ctica? ?Cuantas para que las mujeres todas, y los hombres tambi¨¦n, nos decidamos a buscar modos de presionar a quienes desde el poder pol¨ªtico tienen la obligaci¨®n de velar por la vida y la salud de los ciudadanos?
Da la sensaci¨®n de que nos hemos acostumbrado a la violencia contra las mujeres como parte tambi¨¦n de la violencia existente, que parece es inevitable. Es cierto que el maltrato dom¨¦stico es un fen¨®meno universal y que afecta tanto a los pa¨ªses ricos como a los pobres y a todas las clases sociales. Pero si no se puede evitar su erradicaci¨®n, al menos hay que poner todos los medios para reducir esa lacra a su m¨ªnima expresi¨®n.
En alguna ocasi¨®n he pensado en un art¨ªculo que publiqu¨¦ hace varios meses en este peri¨®dico sobre la importancia de la educaci¨®n para luchar contra la violencia sexista. Me refer¨ªa a que, incluso habiendo leyes adecuadas, medios para ponerlas en pr¨¢ctica, concienciaci¨®n ciudadana y pol¨ªtica sobre ese problema, son a veces las propias mujeres maltratadas las que no saben interpretar el trato inhumano que reciben como tal. As¨ª, pueden asumir la violencia contra ellas de sus parejas como algo normal porque "los hombres son todos as¨ª", o porque "me quiere mucho" o "es muy celoso", o porque "como no estoy a la altura le provoco esos accesos de ira".
Insist¨ªa en la necesidad de la educaci¨®n en el respeto como norma general para toda la sociedad en cualesquiera circunstancias, entornos y grupos de edad. En la necesidad, tambi¨¦n, de una educaci¨®n sentimental para varones y mujeres. Pretend¨ªa, en suma, hacer hincapi¨¦ en la importancia de la educaci¨®n en el respeto al otro y a s¨ª mismo. Sin embargo, a veces pienso que puede ser peligroso y resultar enga?oso, pese a pretender lo contrario, hablar de la importancia de la educaci¨®n sin insistir suficientemente en la necesidad de crear leyes acertadas, justas -que no discriminen por g¨¦nero a nadie-, consensuadas, que queden claras y sea factible su aplicaci¨®n.
En el caso de Espa?a, la llamada Ley de Protecci¨®n Integral contra la Violencia de G¨¦nero, pretende poner fin o reducir al m¨¢ximo el maltrato a las mujeres en el seno familiar. Representa muy bien el proceso que se produce al brotar de la sociedad la inquietud por esos hechos y reflejarse despu¨¦s en los medios de comunicaci¨®n, manifest¨¢ndose as¨ª como problema social y convirti¨¦ndose finalmente en un problema pol¨ªtico expresado por medio de la creaci¨®n de leyes. Sin embargo, no parece que se hayan conseguido los objetivos propuestos.
M¨¢s bien resulta inquietante el mantenimiento, o incluso aumento, del n¨²mero de mujeres asesinadas. Aqu¨ª es donde resulta precisa una reflexi¨®n seguida de una acci¨®n inmediata en cuanto a la financiaci¨®n de los recursos que sean precisos y necesarios, sean estos judiciales, policiales, de servicios sociales y sanitarios. Una ley si no es operativa s¨®lo es un papel in¨²til. El esfuerzo de esta sociedad y de la Administraci¨®n en pos de lograr esa efectividad de una legislaci¨®n fuertemente solicitada parece urgente. Tambi¨¦n las pol¨ªticas educativas.
Mar¨ªa Teresa Bazo es catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la UPV-EHU.
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