Lula y Bush ratifican su buena relaci¨®n con un acuerdo para la producci¨®n de etanol
Brasil y EE UU quieren extender el uso del biocombustible como sustitutivo del petr¨®leo
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, firmar¨¢n hoy un acuerdo para expandir internacionalmente la producci¨®n y el comercio de etanol como combustible sustitutivo del petr¨®leo. Si el compromiso de los l¨ªderes de los dos grandes colosos americanos trasciende verdaderamente a otras regiones del planeta, puede tratarse de un paso de enorme influencia para el futuro de la econom¨ªa y la pol¨ªtica mundial. Bush comienza en Brasil su gira por Am¨¦rica Latina.
Si hay algo en lo que Bush conecta con un sentimiento internacional mayoritario, especialmente en Am¨¦rica Latina, es en la preocupaci¨®n por la dependencia creciente del petr¨®leo. Esta semana, en una reuni¨®n con periodistas latinoamericanos, Bush advirti¨® del peligro que representa el aumento del consumo de petr¨®leo por parte de China y sus efectos en el precio del crudo y en la econom¨ªa global. "Ser menos dependientes del petr¨®leo incrementar¨¢, en ¨²ltima instancia, la seguridad econ¨®mica en la regi¨®n", dijo el presidente estadounidense.
Bush lleg¨® anoche al pa¨ªs en el que la b¨²squeda de sustitutos del petr¨®leo est¨¢ m¨¢s avanzada. Brasil es el mayor productor mundial de etanol -elaborado con ca?a de az¨²car-. Es tambi¨¦n el que ha desarrollado la tecnolog¨ªa para aplicarlo extensamente a los veh¨ªculos actuales y, sobre todo, para producirlo m¨¢s barato, a una tercera parte de lo que cuesta en Estados Unidos.
Bush intenta ahora avanzar, junto con Brasil, en ese camino e intentar que otros pa¨ªses se sumen a ese progreso. El acuerdo que hoy ratificar¨¢ con Lula afecta a distintas ¨¢reas. En primer lugar, se trata de compartir tecnolog¨ªas e investigaci¨®n para acelerar la producci¨®n de etanol en ambos pa¨ªses -en EE UU se produce a partir del ma¨ªz y de la soja-. Al mismo tiempo, se busca un ¨¢mbito de colaboraci¨®n con los pa¨ªses de Centroam¨¦rica y el Caribe, grandes productores de ca?a, para promover all¨ª la producci¨®n de biocombustible.
Por ¨²ltimo, Bush y Lula se comprometer¨¢n a la promoci¨®n del comercio internacional de etanol mediante medidas para establecer niveles de calidad y, eventualmente, su cotizaci¨®n en los mercados de materias primas.
Hay otro aspecto en el que Lula est¨¢ tambi¨¦n muy interesado, pero en el que Bush tiene poco que ofrecer, la reducci¨®n de los aranceles para la introducci¨®n del etanol brasile?o en el mercado de EE UU y la eliminaci¨®n de las ayudas p¨²blicas a los productores de ma¨ªz y soja. Ambas materias son competencia del Congreso estadounidense. Actualmente, Brasil vende ya la mitad de su producci¨®n anual (m¨¢s de 16.000 millones de litros al a?o) en Estados Unidos.
Un espaldarazo significativo al mercado internacional de etanol representar¨ªa, no s¨®lo un importante empuj¨®n para la econom¨ªa brasile?a (se espera que la producci¨®n de biocombustible podr¨ªa duplicarse en poco tiempo), sino un fuerte ¨¦xito pol¨ªtico para Lula. Si el l¨ªder brasile?o -campe¨®n del continente en popularidad- no puede transformar todo su carisma en influencia es, en gran medida, porque no dispone del generoso talonario que el petr¨®leo le da al presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez.
Aunque de procedencias ideol¨®gicas muy diferentes, Bush siempre ha admirado a Lula, y no tendr¨ªa ning¨²n inconveniente en que el presidente brasile?o jugara el papel protagonista que hoy le roba Ch¨¢vez. Pese a que, obviamente, no lo admita, tampoco a Lula le debe desagradar esa posibilidad.
El encuentro de hoy, por tanto, es el encuentro de dos personajes unidos por las circunstancias. Lula llama amigos tanto a Bush como a Ch¨¢vez y nunca ha querido romper su buena relaci¨®n formal con el venezolano, pese a los recelos mutuos. Bush, con una pol¨ªtica pragm¨¢tica en Am¨¦rica Latina, tampoco empuja a Lula en ninguna direcci¨®n espec¨ªfica respecto a Venezuela. Pero tanto Lula como Bush son conscientes de que s¨®lo ellos pueden pararle los pies al expansionismo ideol¨®gico del nuevo Fidel Castro.
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