Historias sin l¨ªmites
Se traduce del japon¨¦s Primera nieve en el monte Fuji, de Kawabata. El Nobel re¨²ne aqu¨ª una serie de relatos de gran sensibilidad, inteligencia y belleza sobre temas en torno a la realidad, el deseo, la vejez y la muerte.
PRIMERA NIEVE EN EL MONTE FUJI
Yasunari Kawabata
Traducci¨®n de Jaime
Barrera Parra
Belacqua. Barcelona, 2007
192 p¨¢ginas. 16 euros
Primera nieve en el monte Fuji es una antolog¨ªa de relatos de Yasunari Kawabata (1899-1972) realizada por ¨¦l mismo en el a?o 1958, diez antes de recibir el Premio Nobel de Literatura. Kawabata es uno de esos autores para los que parece especialmente creado el calificativo de maestro. Su fascinante escritura, perfectamente ajustada a su visi¨®n del mundo, se despliega con toda coherencia de la primera a la ¨²ltima de sus narraciones. Este libro que comentamos, adem¨¢s, viene traducido directamente del japon¨¦s, es decir, obviando el paso intermedio por el ingl¨¦s que ha caracterizado a la mayor¨ªa de sus traducciones; pero hay que decir que, a pesar de pasar por otra lengua antes de llegar al espa?ol, la magia de su literatura se mantuvo. Quiz¨¢ sea un privilegio de los narradores verdaderamente grandes.
El lector de estos relatos percibir¨¢ enseguida que no parecen tener principio ni fin definidos seg¨²n los c¨¢nones cl¨¢sicos de la literatura occidental; por el contrario, la sensaci¨®n al leerlos es la de haber entrado por una escena en marcha y salir por otra que bien pudo continuar sin l¨ªmite. Esto puede hacer pensar que Kawabata es un autor de vi?etas, de pinceladas (qu¨¦ japon¨¦s suena eso), de escenas y personajes tomados al vuelo. Nada m¨¢s incierto: los relatos de Kawabata y sus narraciones en general no tienen principio ni fin porque ni interesa ni hace falta ya que lo que tienen es centro. Un centro perfecto que se manifiesta bajo una aguada o una acuarela en la que todos los elementos remiten a su eje y donde el juego de veladuras es, hagamos una trasposici¨®n literaria, el juego de sugerencias que logra mostrar a la vez tanto el asunto de fondo como el misterio que lo sostiene.
El primero de los relatos (por
abrir por el inicio) plantea un juego de sentimientos cruzados de cuatro personajes en torno a las enso?aciones de una mujer casada; ¨¦sta ha le¨ªdo una noticia sobre un intercambio de parejas y se permite fantasear y actuar a la vez en un terreno personal por donde pasan amores, celos, encuentros y desencuentros, todo ello en un abrazo entre realidad y deseo donde la l¨ªnea entre lo que sucede y lo que puede suceder queda trazada con una impecable sutileza y un delicado equilibrio entre las diversas actitudes de los personajes y, en fin, acaba por ofrecer una lecci¨®n de c¨®mo implicar a un lector en un texto. En varios de estos relatos aparecen temas de su ¨¦poca final, sobre todo la muerte, la vejez y la p¨¦rdida de las facultades. En el pensamiento de Kawabata la p¨¦rdida no se aplica como concepto existencial, a lo occidental, sino como p¨¦rdida de capacidad para apreciar o producir belleza. Por esa senda camina su idea de la vejez y la extinci¨®n. El vac¨ªo en la memoria del protagonista de Un pueblo llamado Yumiura le crea una duda casi fantasmag¨®rica que le hace pensar que la mujer que habla con ¨¦l y ¨¦l mismo "estaban tan separados como est¨¢n los vivos de los muertos". La relaci¨®n entre los fantasmas de mujeres de El crisantemo y la roca y de Sin palabras con, respectivamente, el narrador del primero y el silencio del viejo escritor paralizado por un derrame del segundo, nos muestra una percepci¨®n singular del lado inc¨®gnito de las cosas y las vidas y de su apariencia real.
Su escritura es tan sencilla y
tan intensa y profunda a la vez, tan poli¨¦drica tambi¨¦n, que no teme a las repeticiones, las cuales a menudo utiliza con leves alteraciones de contenido como modo expresivo (por ejemplo: las constantes referencias a la nieve y una fotograf¨ªa en el cuento que da t¨ªtulo al libro). A la vez, sus personajes se toman siempre el tiempo necesario para contemplar alg¨²n momento, gesto o espacio de belleza; la naturaleza es una presencia constante y sutil, selectiva, vital. Un personaje puede incluso desviarse de su camino simplemente porque "mi amigo me hab¨ªa hablado de la belleza de las dunas y de los atardeceres de ese lugar".
En fin: inteligencia, serenidad, hondura, gusto... La literatura de Kawabata lo tiene todo. Sin duda su vida solitaria (a los catorce a?os hab¨ªa perdido padres, abuelo y hermana, toda la familia desaparecida en forma de desgracias escalonadas desde los tres a?os) contribuy¨® a exacerbar su sensibilidad y a afinar su maravillosa escritura. Llegada la hora en que consider¨® que no merec¨ªa la pena seguir en el mundo, lo abandon¨® con la misma elegancia con que lo hab¨ªa vivido.
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