Por Conrad y Colombia
La historia de Costaguana, territorio creado por el autor polaco, sirve a Juan Gabriel V¨¢squez para reconstruir la historia de Colombia y las ra¨ªces de la violencia en un juego de espejos.
HISTORIA SECRETA DE COSTAGUANA
Juan Gabriel V¨¢squez
Alfaguara. Madrid, 2007
296 p¨¢ginas. 18,50 euros
?Se puede ser a la vez colombiano y novelista en estos d¨ªas escapando a la sombra protectora del gran patr¨®n Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, todav¨ªa vivo felizmente? Pues s¨ª, siempre que se busque otro, como acaba de hacer Juan Gabriel V¨¢squez (Bogot¨¢, 1973), aunque dej¨¢ndose algunos pelos en la gatera como ahora veremos. El secreto est¨¢ en el mapa, donde no encontramos en ninguna parte la palabra Costaguana, que es imaginaria: pues pertenece en realidad a la literatura, a la imaginaci¨®n de Josef Conrad Korzenlowski (1857-1924), el gran marino y novelista brit¨¢nico de origen polaco, con la evocaci¨®n de cuya muerte se abren precisamente las p¨¢ginas de esta gran novela, que en buena medida le rinden un homenaje y que resulta inimitable: Costaguana es el escenario de Nostromo, la obra de Conrad que muchos consideran su m¨¢xima cumbre, entre las mayores de todas quiz¨¢, una ficticia rep¨²blica centroamericana en la que por vez primera abandona sus escenarios habituales del lejano oriente asi¨¢tico y de la extraordinaria incursi¨®n africana que fue En el coraz¨®n de las tinieblas. Pues era la primera vez, en 1904 (salvo la citada excursi¨®n de En el coraz¨®n de las tinieblas, dos obras maestras, aunque la primera mucho m¨¢s compleja) donde Conrad abandonaba sus queridos mares asi¨¢ticos que le hab¨ªan concedido sus primeros ¨¦xitos, La locura de Almayer, Un paria de las islas, Lord Jim, Victoria, Tif¨®n, Juventud y La l¨ªnea de sombra. Antes de ser escritor, Conrad hab¨ªa sido marino, hab¨ªa navegado por los siete mares, hab¨ªa llegado a capit¨¢n de la Marina mercante inglesa y a partir de los cuarenta a?os se hab¨ªa convertido en un narrador excepcional. Aunque Nostromo no lo fue del todo, dada su complejidad y dificultades de lectura, se ha convertido al final en una de sus grandes obras maestras, o quiz¨¢ la que m¨¢s.
Aunque no sea una excep
ci¨®n en la literatura colombiana, pues tengo que citar el influjo de Conrad en la saga narrativa de ?lvaro Mutis sobre Maqroll, el Gaviero (como destaca Myrta Sessarego en su ensayo Maqroll, el Gaviero o Las ganancias del perdedor -UACM, 2006-, aunque sea un influjo m¨¢s individualista que pol¨ªtico o social), y no hay otro gran ejemplo dentro de las obras colombianas en general. La sombra de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez est¨¢ ausente, aunque no del todo, pues si Cien a?os de soledad es una epopeya colombiana y universal, se trata de una obra m¨ªtica, po¨¦tica y m¨¢s l¨ªrica que realista, aunque su sombra planea tambi¨¦n sobre esta nueva novela de Juan Gabriel V¨¢squez, como voy a se?alar. Pues la tit¨¢nica y conradiana historia de este ¨²ltimo viene marcada por el intento de encontrar las ra¨ªces del imaginario Costaguana en la real historia de la Colombia anterior a la apertura del canal de Panam¨¢, que iniciado por el franc¨¦s Lesseps (el realizador del de Suez) dio lugar a una c¨¦lebre quiebra internacional, y a su realizaci¨®n bajo el patrocinio de Estados Unidos, lo que determin¨® la fundaci¨®n y separaci¨®n de la rep¨²blica de Panam¨¢, que hasta entonces -1903- hab¨ªa pertenecido a Colombia.
La hip¨®tesis de Juan Gabriel V¨¢squez es que la creaci¨®n conradiana de Costaguana en la citada Nostromo (1904) se basa en la de la propia y real de Colombia, hasta la creaci¨®n del canal de Panam¨¢ y de una nueva rep¨²blica, independiente de Colombia, gracias a Estados Unidos, que se apropi¨® del citado canal durante cien a?os. No es la primera vez que V¨¢squez se acerca a la violenta historia de su pa¨ªs, como ya lo hizo con una novela anterior, Los informantes (Alfaguara, 2004), m¨¢s pol¨ªtica, que ya tuvo cierto ¨¦xito entre nosotros. Pero en esta nueva novela, m¨¢s realista y m¨ªtica a la vez, el autor entra en el tema mediante el cruce y la alternancia de dos historias, la del propio Conrad, y la de un padre y un hijo colombianos, que le prestar¨¢n la suya propia, que al final el escritor les robar¨¢ para su propia creaci¨®n.
Hay dos l¨ªneas narrativas que se entrecruzan en esta novela. La primera y m¨¢s importante es la de Colombia, desde su origen hasta la independencia de Panam¨¢, contada por los Altamirano -padre e hijo- ambos liberales activos, en una l¨ªnea que se mezcla con la violencia colombiana, de origen religioso y cultural desde sus principios. Ambos, padre e hijo, forman parte del bando liberal, y a la muerte del primero, es el segundo quien toma el relevo para cont¨¢rselo todo al final a Conrad, quien le robar¨¢ la historia para inventar la imaginaria Costaguana en su obra inmortal. La otra l¨ªnea es m¨¢s entrecortada, y consiste en la vida del propio Josef Conrad, que por muy aventurera que fuese es fiel reflejo pendular de la de la propia Colombia: su exilio de Polonia a Francia, sus aventuras, quiebras, su vida de contrabandista, su intento de suicidio, sus viajes por los siete mares y su triunfo final, como narrador en Gran Breta?a despu¨¦s de los cuarenta a?os y siendo ya capit¨¢n de la Marina mercante brit¨¢nica. Para esta l¨ªnea de la vida de Conrad, V¨¢squez ha manejado muy bien su correspondencia, y sus citas textuales de la obra del escritor, apoyando muy bien su documentaci¨®n.
La otra l¨ªnea se trata de un
estudio de la historia de Colombia, hasta la independencia de Panam¨¢, a trav¨¦s de las vidas de los periodistas liberales -los dos Altamirano, padre e hijo- muy bien imaginadas y apoyadas en una buena documentaci¨®n, aunque sea ficticia, con momentos muy deslumbrantes como el del intento fracasado de Lesseps que termin¨® en una quiebra internacional c¨¦lebre a causa del clima, las enfermedades y las guerras indefinidas, pues su novela anterior de Los informantes (2004) tambi¨¦n le ha servido de ca?amazo previo, como ya he dicho. La historia de Colombia es una serie de violencias, guerras, dictaduras y revoluciones incesantes y sin cuento, cuyo origen es en principio religioso, pero que confluyen en una dial¨¦ctica bastante terrible, con momentos espantosos y que quiz¨¢, llega a los actuales carteles de la droga y los secuestros inexplicables, pues lo econ¨®mico se superpone a lo cultural, y aqu¨ª encontramos tambi¨¦n al Garc¨ªa M¨¢rquez final. En este sentido cabe contraponer la ascensi¨®n de Remedios la Bella a los cielos en Cien a?os de soledad a la leyenda del rescate y supervivencia de "la viuda del canal" que engendrar¨¢ a la Elo¨ªsa bastarda y compa?era del segundo Altamirano, testigo, juez y parte del proceso de su huida de Colombia, ya perpetrada la separaci¨®n de Panam¨¢. Pero las descripciones de este proceso son verdaderamente impresionantes, y al final, huido el segundo Altamirano de esta historia de violencias y persecuciones implacables, se la contar¨¢ a Josef Conrad y le dir¨¢: "Se?or Conrad. Usted me ha robado mi vida y con ella mi propia historia, ya lo he dicho". Pero la historia contin¨²a.
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