Un adi¨®s con imprudencia
Roberto Carlos, como en los ¨²ltimos a?os, anuncia que deja el Madrid, pero esta vez lo hace cuando sus compa?eros se juegan la ¨²ltima baza
Roberto Carlos ya jug¨® su ¨²ltimo cl¨¢sico contra el Bar?a. Fue el pasado 20 de noviembre. Los hinchas del Camp Nou no volver¨¢n a ver su calva brillante disparada por la banda. Es historia. Siempre y cuando diga la verdad. Porque el brasile?o, que el jueves por la noche asegur¨® solemnemente que no renovar¨¢ su contrato con el Madrid a final de curso, lleva cuatro a?os anunciando precisamente que deja el club sin haber cumplido con su palabra.
Ya avis¨® Roberto Carlos de que se marchaba en 2004 porque sospechaba que Florentino P¨¦rez, el presidente de entonces, no quer¨ªa mejorarle el sueldo. En 2005 repiti¨® su vaticinio, pero Vanderlei Luxemburgo le rog¨® que, puesto que ahora lo entrenar¨ªa un compatriota y un amigo, ¨¦l mismo, no pod¨ªa dejar la empresa. El verano pasado hizo lo mismo. Durante la pretemporada austriaca de Irdring, coment¨® que se planteaba abandonar el club. "No me veo en el Madrid", dijo.
Cada vez que un fallo suyo comprometi¨® a su equipo, el brasile?o respondi¨® eludiendo responsabilidades
Todos sus anuncios resultaron falsas alarmas. Florentino P¨¦rez habr¨ªa permitido que se fuera de buen grado. Pero en 2004 Jos¨¦ Antonio Camacho, entonces el t¨¦cnico, lo persuadi¨® para que no dejara el club, que le renov¨® su contrato hasta 2007 con una cl¨¢usula de extensi¨®n hasta 2008.
?se es el contrato que todav¨ªa une al brasile?o con el Madrid. Para activar la cl¨¢usula autom¨¢ticamente, bastar¨ªa con que jugase 40 partidos. Roberto Carlos no se molestar¨¢ en alcanzar ese n¨²mero. Dice que lo alienta un esp¨ªritu altruista. Quiere permitir que los j¨®venes ocupen su puesto.
La postergaci¨®n de su renuncia a la camiseta blanca ha hecho de Roberto Carlos el extranjero que m¨¢s partidos ha jugado en la historia del Madrid: 364 de la Liga nacional y 111 de la Liga de Campeones. Y ha marcado 61 goles desde 1996. Unas cifras s¨®lo alcanzables por un atleta superdotado. Un jugador tan fuera de lo com¨²n que fue capaz de marcar el perfil del equipo desde la posici¨®n del lateral zurdo. Por despliegue, por desborde y por pegada. Durante una d¨¦cada, entre 1993 y 2003, ocup¨® un lugar entre los mejores del planeta.
Roberto Carlos marc¨® una ¨¦poca en Brasil y en Europa. Se labr¨® un prestigio extraordinario. Pero en los ¨²ltimos a?os lo ha dilapidado. Su volatilidad fuera del campo y sus desatenciones dentro le han valido m¨¢s de una pitada en el Bernab¨¦u. Entre crisis personales y desorientaciones futbol¨ªsticas, el hombre lleva cuatro temporadas buscando una salida. Mentalmente, no est¨¢.
"Ya lo sab¨ªa", dijo ayer Fabio Capello, su entrenador; "sab¨ªa que Roberto no seguir¨ªa, pero no es el momento adecuado para anunciarlo". El jugador aprovech¨® que se ha lesionado, y que el equipo qued¨® eliminado de la Liga de Campeones para apuntar su retirada. Lo hizo adem¨¢s en medio de un fracaso que lo sit¨²a entre los principales responsables. Su control fallido en M¨²nich precipit¨® el gol del Bayern y sentenci¨® al Madrid.
No fue la primera vez que Roberto Carlos comet¨ªa un error de bulto que expon¨ªa a su equipo al desastre. Cierta inconsistencia forma parte de su identidad como futbolista.
A Roberto Carlos la prudencia en el terreno de juego siempre le pareci¨® un asunto banal. Cada vez que comprometi¨® a su equipo, respondi¨® eludiendo responsabilidades. Hace un a?o y medio, cuando le cedi¨® un gol a Eto'o, acus¨® a Casillas de desatenci¨®n. En M¨²nich, tras su fallo, acus¨® a Gago de haberle dado un pase demasiado duro. Roberto Carlos se encarg¨® de justificarse ante Capello: "?Me dio en la espinilla!". Ayer, Capello lo defendi¨®: "Si el bal¨®n te pega en la tibia, no hay nada que hacer".
Se va Roberto Carlos y lo hace a su manera. Anunci¨¢ndolo despu¨¦s de uno de sus grandiosos errores. Cosa de distraer la atenci¨®n. Como si la temporada estuviera acabada del todo. Como dando por perdida la Liga. Como si no fuera capaz de considerar que lo importante no es su coyuntura personal, sino el equipo. Porque sus compa?eros, hoy por la noche, en el Camp Nou, intentar¨¢n defender el escaso cr¨¦dito que le queda al Madrid.
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