Grandes maniobras
George W. Bush visita cinco pa¨ªses latinoamericanos, elegidos no sin tino, mientras que el venezolano Hugo Ch¨¢vez, sabedor de que el presidente trata de pasear la bandera para frenar su dadivosa pol¨ªtica exterior, organiza contramarchas en el vecindario como si ¨¦l fuera Seattle y el norteamericano, Davos. Ante esas maniobras hemisf¨¦ricas, cabe hacer una taxonom¨ªa de urgencia que proyecte alguna luz sobre los qu¨¦s y para qu¨¦s del viaje.
Los elegidos son cinco: Brasil, desde el jueves pasado, y Uruguay, Colombia, Guatemala y M¨¦xico, hasta el pr¨®ximo. El primero de lengua portuguesa, los restantes, espa?ola; en equilibrio de poblaci¨®n: 175 millones, Brasil, y otros tantos, todos los dem¨¢s; religi¨®n, a¨²n mayoritariamente la cat¨®lica, pero con mucho a¨²n, porque, salvo en Uruguay donde el culto es cosa menor, el pentecostalismo de la l¨ªnea activista -partidario de salvar a la fuerza a la humanidad- y muy caro a la Casa Blanca, crece hasta reunir ya a un 40% de los indios guatemaltecos.
El rival de EE UU s¨®lo puede ser Brasil; por demograf¨ªa, ambici¨®n exterior y desarrollo econ¨®mico
La razzia parte de Brasilia, para subrayar cu¨¢nto agrada a Washington una izquierda educada como la de Lula, y se apea en Montevideo, a un tiro, apropiadamente de piedra, de Buenos Aires, para exhibir su disgusto por los piropos del presidente argentino Kirchner a Ch¨¢vez, y, sobre la marcha, prestar la capital en la que se celebrar¨¢ la primera gran contramanifestaci¨®n del viaje. Pero alguna confusi¨®n no deja de sombrear tan di¨¢fanos prop¨®sitos.
El mandatario venezolano puede que hoy sea enemigo de Bush, pero Venezuela lo es mucho menos; y aunque Lula cloroformice sabiamente la relaci¨®n con Washington, el verdadero rival de Estados Unidos s¨®lo puede ser Brasil; por demograf¨ªa, ambici¨®n exterior, desarrollo tecnol¨®gico y financiero, es Brasilia quien ha de inquietar a medio plazo en el Despacho Oval. Cuando un presidente norteamericano quiso visitar hace unos a?os el pa¨ªs carioca, acompa?ado de un s¨¦quito de varios centenares, se le comunic¨® que s¨®lo ten¨ªa derecho al mismo n¨²mero que hab¨ªa flanqueado a su hom¨®logo brasile?o en el partido de ida. Ese orgullo soberano dura m¨¢s que el petr¨®leo.
La pareja siguiente la integran valores, al parecer, seguros: Colombia, la mayor apuesta de Bush en Am¨¦rica Latina, con todo su apoyo militar y econ¨®mico a la lucha contra las FARC; y Guatemala, que arremete contra Ch¨¢vez cuando Estados Unidos necesita un candidato latinoamericano al Consejo de Seguridad. Pero el segundo mandato del valeroso presidente colombiano va francamente mal y la prognosis, peor; los 31.000 paras, desmovilizados y en gran parte reinsertados, no saben tener la boca callada, pringando a la clase pol¨ªtica tradicional en complicidades de sangre derramada y dinero malversado; ante ello, la mayor¨ªa dem¨®crata en Capitol Hill no ver¨¢ claro lo de seguir arrojando recursos al revuelto ajiaco colombiano. Y Guatemala, que avanza sin hallar resistencia hacia el t¨ªtulo de pa¨ªs m¨¢s inseguro del planeta, con su media de 50 autobuses asaltados a diario por la delincuencia; un aliado al que no se puede llevar a ning¨²n sitio.
Y as¨ª queda la posta de M¨¦xico, a quien amenaza Estados Unidos con una barrera antipersonas, al norte de R¨ªo Bravo. Mientras Ch¨¢vez llena de m¨¦dicos cubanos Venezuela; compra deuda argentina; ofrece tecnolog¨ªa a Bolivia; y promete gasoductos, Bush, escueto, anuncia la fundaci¨®n de un centro de salud en Panam¨¢; 75 millones de d¨®lares en becas para estudiar en Estados Unidos; y el doble de ayuda a Am¨¦rica Latina, 1.600 millones, pero casi todo hipotecado a Bogot¨¢. El l¨ªder mexicano, Felipe Calder¨®n, que ha rendido el inestimable servicio de ahorrar a Washington la presidencia del radical L¨®pez Obrador, necesitar¨ªa mucho m¨¢s que un reba?ado de alcanc¨ªa. El viaje es una demostraci¨®n de impotencia, antes que de competencia con la pr¨®diga Venezuela de Hugo Ch¨¢vez.
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