'Maritrini' es la reina de Usera
La Cornisa de Orcasitas acoge un avestruz para educar a los ni?os en el amor a los animales
Maritrini es plumosa y suave, y sus ojos son espejos de azabache, casi como Platero, aunque es grande y gorda. Anda con un porte se dir¨ªa aristocr¨¢tico, mira muy tranquila alrededor, y se pirra por el pan rallado. Es un avestruz hembra, Maritrini, adorada en el barrio en el que picotea al aire libre, probablemente el ¨²nico animal de ese tama?o que vive en pleno Madrid, tan campante, en un jard¨ªn. Lleg¨® hace cuatro a?os desde una granja de Almonacid de Zorita (Guadalajara), cuando se la regalaron al presidente de la asociaci¨®n de vecinos La Cornisa de Orcasitas para criarla en el verde que rodea los locales de la organizaci¨®n, en el centro sociocultural Mariano Mu?oz.
"All¨ª, donde est¨¢ la gaviota tocha", indica un adolescente cuando se le pregunta sobre la asociaci¨®n La Cornisa. Maritrini, se ha convertido en una referencia en esta parte de Usera donde todo el mundo la conoce. "Es la admiraci¨®n del barrio", asegura un vecino mayor, desde que apareci¨® aqu¨ª cuando no era tan grande sino s¨®lo un polluelo de una semana. "As¨ª de alta era, como una gallina", se?ala con la mano Juan Carlos Mart¨ªnez, su padre adoptivo y presidente de la asociaci¨®n, sorprendido de que el avestruz mida hoy m¨¢s de dos metros y su cabeza, min¨²scula en comparaci¨®n con el resto del cuerpo, ya asome por encima de las vallas del recinto. El hombre, jardinero municipal de 27 a?os, corre personalmente con los gastos del animal, alrededor de 1.000 euros anuales, entre cuidados veterinarios, seguro de responsabilidad civil y comida.
El due?o, jardinero municipal de 27 a?os, corre con los gastos de mantener al animal
El objetivo de tener a Maritrini en la asociaci¨®n es "educar a los ni?os en el amor por los animales", asegura su presidente. As¨ª, los cr¨ªos de la escuela infantil que est¨¢ enfrente vienen de vez en cuando a verla en grupo, como el resto de los del barrio. Amancio, un ni?o de siete a?os que anda por el lugar, dice que le tiene miedo, pero asegura que su hermano de 13 a?os s¨ª se atreve a acariciarla. "Unos chavales le tiraron unas piedras hace poco y por eso un d¨ªa de estos van a venir conmigo a limpiarla, para que aprendan", cuenta Mart¨ªnez.
La verdad es que no deja de sorprender que con tanto v¨¢ndalo suelto -como los que destrozan la cercana estaci¨®n de tren de Orcasitas d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n- Maritrini no haya sufrido mayores percances, porque incluso duerme al raso y no usa la caseta que le construyeron al efecto. "La gente la respeta. Es una vecina m¨¢s", afirma otro miembro de la Asociaci¨®n.
A pesar de su belleza fue dif¨ªcil obtener los permisos para que viviera en Usera. En el Ayuntamiento no sab¨ªan ni d¨®nde mandar a Mart¨ªnez con una petici¨®n tan extravagante. "Al final fue la Consejer¨ªa de Agricultura la que nos dej¨® tenerla, bajo el r¨¦gimen de colecci¨®n zool¨®gica privada", dice.
Maritrini aterriz¨® en La Cornisa acompa?ada de otro avestruz, Ana Obreg¨®n, ambas bautizadas por Antonio Leiva, otro vecino, pastor jubilado de 87 a?os que se encarg¨® de cuidarlas hasta que la tarea se le hizo muy penosa. Resulta que Ana no era ella sino ¨¦l, detalle del que se dieron cuenta tras adoptarla, porque Mart¨ªnez quer¨ªa dos hembras para evitar la agresividad de los machos. Esta Ana travestida, creci¨® y creci¨® hasta que hace un a?o tuvo un accidente, dejando a Maritrini viuda justo cuando empezaba lo bueno, al alcanzar la madurez sexual.
La gripe aviar acecha. Mart¨ªnez sabe que si el virus se extendiera en Espa?a, Maritrini habr¨¢ de ser confinada en el zoo, a cubierto, a?orando sin duda su reino, el cielo y los ni?os de Usera.
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