La teor¨ªa del donativo
La financiaci¨®n de los municipios es uno de los problemas pendientes que van heredando las sucesivas legislaturas de todos los colores, sin que se atisbe un remedio, en el supuesto de que lo haya, para colmar tanta necesidad creciente de recursos. Mientras, los gobiernos locales echan mano de cuanto pueden para tapar agujeros y darle alguna alegr¨ªa al vecindario. Tanto m¨¢s si en el marco de su propio t¨¦rmino municipal y al arbitrio de su autoridad aflora la prosperidad urban¨ªstica y se amasan fortunas ante sus mismas narices. Este es sumariamente el marco que ha propiciado la gran corrupci¨®n municipalista al tiempo que singulares f¨®rmulas para saldar los d¨¦ficit presupuestarios de los ayuntamientos.
Una de esas f¨®rmulas ha sido el donativo econ¨®mico al erario, perfectamente legal y plausible si se efect¨²a sin coerci¨®n ni contrapartidas que lo condicionen. Quiz¨¢ se conozcan casos de tal desprendimiento generoso y espont¨¢neo, pero han de ser excepcionales. Lo que de verdad ha prosperado en estos a?os sazonados por el pelotazo urban¨ªstico ha sido el soborno, el cohecho y otras variantes de la venalidad pr¨¢cticamente inmunes a la ley debido tanto a la quiebra de la voluntad pol¨ªtica como a la impotencia material de los mecanismos judiciales para perseguir estos delitos.
El alcalde de Riba-roja, Francisco Tarazona (PP), que esta semana ha vuelto a ser noticia por presuntas irregularidades en la aprobaci¨®n municipal de iniciativas urban¨ªsticas, asegura que el dinero ingresado en las arcas p¨²blicas por este motivo, as¨ª como el presuntamente exigido en algunas otras ocasiones, han sido donaciones graciosas del promotor y en ning¨²n caso se desvi¨® un euro a sus bolsillos. En los presupuestos municipales se consigna incluso la partida de ingresos previstos por este concepto. El asunto al que nos referimos, como otros de tal o muy parecida guisa y con el mismo imputado, est¨¢ sub i¨²dice y es posible que un d¨ªa sepamos c¨®mo se resuelve, pues faltan manos para diligenciar los trapicheos de este g¨¦nero denunciados en el Pa¨ªs Valenciano.
Si ponemos el ¨¦nfasis en este episodio es por parecernos expresivo de esa perversa relaci¨®n que se ha establecido entre los consistorios -o un sinn¨²mero de ellos- y el sector del ladrillo. Perversa porque ninguna administraci¨®n local, aun cuando sea transparente como un vaso de agua clara, puede eximirse de la larga sombra de la sospecha que se ha expandido por el pa¨ªs, pues tal es el descr¨¦dito moral que ti?e por estos pagos a todas ellas, mezclando justos y delincuentes. A este respecto resultan ilustrativas las malicias infundadas que se le han imputado al alcalde de Elche por la circunstancial relaci¨®n de unos parientes con unos solares. Ya los dedos se nos hacen hu¨¦spedes y, con el urbanismo de por medio, todo recelo tiene aqu¨ª su asiento.
Ante este panorama resulta casi una bendici¨®n que se perciba cierta crisis del sector promotor inmobiliario y se aten¨²e -cabe suponer- la presi¨®n sobre los municipios, a lo que acaso ha contribuido tambi¨¦n el famoso discurso-sand¨ªa ecologista del consejero de Territorio que tanto pasm¨® en su momento a los medios profesionales por la s¨²bita y aparente crucifixi¨®n de la pol¨ªtica territorial entonces vigente. Aunque esta desaceleraci¨®n econ¨®mica merme los "donativos" de buena ley que hemos comentado m¨¢s arriba, y hasta ralentice el PIB del pa¨ªs, quiz¨¢ reduzca tambi¨¦n las trapacer¨ªas, comisiones pagadas e "impuestos revolucionarios" establecidos con el consiguiente freno de las recalificaciones millonarias de terrenos. Un respiro moral, en suma.
Nos hacemos cargo de cu¨¢nto ha de fastidiar al PP la reiterada evocaci¨®n de los contenciosos por presunta corrupci¨®n que salpican a miembros del partido, pero nos tememos que este recordatorio no ha hecho m¨¢s que empezar, pues no pocos de esos casos est¨¢n entrando en la fase de maduraci¨®n procesal y estallar¨¢n como una traca. Es previsible que tanto donativo as¨ª como otros tr¨¢ficos esperp¨¦nticos que han acontecido recibir¨¢n los correspondientes honores medi¨¢ticos a medida que los jueces resuelvan, lo que a la postre ser¨¢ una forma de expiaci¨®n por los abusos cometidos. Y no nos referimos ahora a Riba-roja o Porxinos, que tambi¨¦n.
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