El diablo sobre ruedas
El a?o cr¨ªtico de Valentino ha empezado en Qatar. Todo cambi¨® con el fiasco de Cheste: ten¨ªa el t¨ªtulo en la mano y se lo dej¨® en una curva cualquiera. Ni siquiera fue una ca¨ªda extrema; no sali¨® volando por la horquilla en uno de esos duelos arrebatados que deciden el dominio de la ¨²ltima curva, ni estaba luchando por el cent¨ªmetro de pista que bordea los pianos, ni hab¨ªa recibido la embestida de uno de los peligrosos segundones que merodean por la retaguardia de la carrera. De repente qued¨® suspendida la ley que regula velocidades y equilibrios; en un instante la moto se le fue por la tangente, y ¨¦l, abandonado a su peso y a su suerte, se desplom¨® sobre el firme como una bayeta.
Todo piloto que sufre una ca¨ªda tonta necesita urgentemente una explicaci¨®n. Se trata de llevar el problema al territorio de la l¨®gica; quien conoce la causa, encuentra el remedio. Sus consejeros buscaron desesperadamente una coartada, repasaron las gomas y le echaron la culpa al empedrado. Sin embargo, ¨¦l pens¨® por su cuenta: puede que en un acto reflejo se sintiera vulnerable, o que por un momento recuperase la sensaci¨®n de v¨¦rtigo, o que se dejase llevar por el viento de la inercia. En el pr¨®ximo Campeonato necesitar¨ªa una reparaci¨®n.
Por eso inici¨® el a?o 2007 disfrutando de cada minuto del d¨ªa: renov¨® su repertorio de trucos, firm¨® m¨¢s aut¨®grafos que nunca y se rode¨® de todos sus fetiches; hab¨ªa vuelto con su casco pop, su Poller¨ªa Osvaldo, su protector nasal y esa sonrisa ligera que sirve indistintamente para una fiesta de cumplea?os o para un funeral. Es en su mundo lo que Muhammad Ali fue en el boxeo: una mezcla de genio y de buf¨®n.
Pero en eso apareci¨® Casey Stoner con su Ducati roja, un cohete sobre ruedas. Era sin duda el candidato que los australianos esperaban desde la retirada de Wayne Gardner y Mick Doohan. Aunque ven¨ªa disfrazado de colegial, bajo su piel deste?ida, casi transparente, se esconde un brillante piloto de caza. Su estilo avanzado recuerda a sus m¨¢s grandes antecesores. No importa mucho si naci¨® en Tejas o Nueva Gales del Sur, porque como ellos corre con una exuberancia muy americana. M¨¢s que conducir, cabalga sobre la moto; es, sobre todas las cosas, un domador.
Ayer, mientras Pedrosa eleg¨ªa la seguridad del tercer puesto, Valentino, con su mula japonesa, hizo una extraordinaria demostraci¨®n de pericia y coraje. Sus vaivenes de fun¨¢mbulo, sus frenadas tard¨ªas y su diligencia para apretar el pu?o nos permitieron mantener durante casi dos horas la f¨¢bula de una dura competencia. Mientras ¨¦l se com¨ªa los neum¨¢ticos, nosotros nos comimos las u?as.
El resultado final fue justo: gan¨® Stoner, pero nos gan¨® Rossi.
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