Aniversario ensuciado
La manipulaci¨®n partidista del 11-M.
La convocatoria por el PP de una marcha contra el Gobierno en v¨ªsperas de la tercera conmemoraci¨®n de la matanza de Atocha confirma la ruptura de la unidad de acci¨®n en la lucha antiterrorista
LA ELECCI?N de la v¨ªspera del tercer aniversario del 11-M para la manifestaci¨®n convocada por el PP en protesta contra la prisi¨®n atenuada de De Juana y otras supuestas cesiones del Gobierno a ETA ilustra la voluntad del principal partido de la oposici¨®n de seguir alentando subliminalmente, dentro del difuso imaginario de actitudes emocionales y prejuicios ideol¨®gicos propio de la ciudadan¨ªa desinformada, la creencia de que la banda particip¨® de alguna manera en la matanza de los trenes de la muerte. Poco importa, a esos efectos, que las primeras sesiones de la vista oral hayan disipado -con luz, taqu¨ªgrafos y televisi¨®n- las dudas razonables o de buena fe sobre esa conexi¨®n fabulada que los abogados de dos asociaciones de v¨ªctimas relacionadas con el PP trataron c¨®micamente de resucitar en el juicio. Muchos deudos de las v¨ªctimas del 11-M y quienes miran con creciente desagrado el mercadeo pol¨ªtico de la memoria de las personas asesinadas y heridas por los diferentes grupos terroristas se sentir¨¢n agredidos ante la utilizaci¨®n sectaria de una fecha de duelo que deber¨ªa estar situada por encima de las adscripciones partidistas y las simpat¨ªas ideol¨®gicas.
La atribuci¨®n electoralista de la autor¨ªa del atentado del 11-M a ETA por el presidente Aznar en las horas siguientes al crimen -sin el m¨¢s m¨ªnimo indicio emp¨ªrico que apoyara esa pista y contra las pruebas irrefutables de su origen islamista- ha marcado de manera decisiva la estrategia del principal partido de la oposici¨®n a lo largo de toda la legislatura. Uno de los probables motivos del PP para seguir manteniendo la absurda hip¨®tesis de la presencia oculta de ETA en los trenes de la muerte es su necesidad de justificar desde el punto de vista de la responsabilidad pol¨ªtica la falta de atenci¨®n prestada a las redes fundamentalistas por el Gobierno de Aznar (cuyo Ministerio del Interior estuvo desde julio de 2002 a cargo de Acebes como ministro y de Astarloa como secretario de Estado) pese a la informaci¨®n de los cuerpos de seguridad y los viajes a Guant¨¢namo.
Otra raz¨®n para que el PP se aferre al fantasma de la participaci¨®n etarra en el 11-M es que abre un amplio campo de posibilidades para insinuar, sugerir o dejar entrever connivencias o complicidades de los autores del crimen con los socialistas, que estar¨ªan empezando ahora a pagar desde el Gobierno las contraprestaciones por el triunfo del 14-M. Zaplana dedic¨® buena parte de sus esfuerzos en la comisi¨®n de investigaci¨®n a la tarea de popularizar -nunca mejor dicho- cualquier disparatada fantas¨ªa capaz de conectar a los fundamentalistas con ETA o de esparcir sospechas sobre la colaboraci¨®n indirecta de los socialistas en el atentado. Los comisionados del PP trataron de forzar la comparecencia en el Congreso de varios chivatos policiales y traficantes de dinamita dispuestos a sostener esas peregrinas tesis. Pero las declaraciones prestadas ante el tribunal de la Audiencia Nacional con todas las garant¨ªas procesales por esos frustrados hu¨¦spedes de la comisi¨®n parlamentaria emergidos de los bajos fondos -y antes por otros procesados islamistas- han derribado como un castillo de naipes los supuestos descubrimientos sobre las conexiones entre ETA y el 11-M.
La estrategia del PP en esta legislatura parece dominada por un lema, que es a la vez una predicci¨®n, un deseo y un programa: quien a hierro mata, a hierro muere. Si el terrorismo ech¨® a los populares del poder, el mismo efecto causal deber¨¢ producirse con los socialistas. Ning¨²n Gobierno democr¨¢tico puede descartar un atentado; dado que "todos los terrorismos son iguales" (Aznar dixit), los candidatos al crimen son Al Qaeda y ETA. Pero la estrategia monotem¨¢tica, omnicomprensiva y ventajista del PP no s¨®lo advierte contra la ominosa presencia de la amenaza terrorista en el futuro, sino que tambi¨¦n pone en guardia contra su todav¨ªa m¨¢s inquietante ausencia; Rajoy ya advirti¨® a Zapatero: "Si usted no cumple [con las exigencias de ETA], le pondr¨¢n bombas, y si no hay bombas, es porque ha cedido". En cuanto al PP, no tendr¨¢ problema: se echar¨¢ a la calle para protestar contra la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno... haya o no atentados y asesinatos.
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