Borges era su propio cuento
El catedr¨¢tico e hispanista Edwin Williamson publica una exhaustiva biograf¨ªa del escritor argentino
Escribir una biograf¨ªa de Borges result¨® una empresa bastante ardua: una larga caza de documentos, testimonios y fuentes que dur¨® unos nueve a?os: aproximadamente el doble de lo que hab¨ªa proyectado. Esta caza me llev¨® varias veces a Buenos Aires para buscar material in¨¦dito en hemerotecas y bibliotecas, y para recoger testimonios", explica Edwin Williamson en el prefacio de Borges. Una vida, la exhaustiva biograf¨ªa que edita en estos d¨ªas Seix Barral. "Mi investigaci¨®n", a?ade, "se benefici¨® de amplias entrevistas con personas que trataron a Borges en distintos periodos: familiares, amigos, disc¨ªpulos, colegas y hasta enemigos. Los datos biogr¨¢ficos que iba recogiendo fueron organizados seg¨²n un minucioso ordenamiento cronol¨®gico de los textos borgeanos, y esta metodolog¨ªa me abri¨® la posibilidad de establecer un juego dial¨¦ctico entre experiencia y escritura, donde la una era capaz de iluminar aspectos insospechados de la otra. Esta manera de proceder produc¨ªa concentraciones cronol¨®gicas de textos a veces sorprendentes, y sacaba a la luz relaciones intrigantes entre textos y vivencias o hilos intertextuales que se cruzaban y entrecruzaban a lo largo de la obra. Poco a poco fueron dibuj¨¢ndose los contornos de la experiencia personal de Borges, hasta que por fin fue posible tomar el pulso del 'coraz¨®n que late en la hondura' de sus textos" [...].
"Lo peor de todo era que un l¨ªder carism¨¢tico hab¨ªa surgido entre el concili¨¢bulo de j¨®venes oficiales que hab¨ªan orquestado el golpe de Estado de 1943. Se trataba de Per¨®n"
"En gran medida conceb¨ªa la creaci¨®n literaria como un proceso de autorrealizaci¨®n, y de hecho hay cierta dimensi¨®n autobiogr¨¢fica en sus textos"
"He analizado sus creencias pol¨ªticas, desde su temprana simpat¨ªa por los bolcheviques hasta su pacifismo ¨²ltimo, pasando por su antiperonismo y su apoyo a las dictaduras"
"Bianciotti llam¨® a Mar¨ªa y ella se sent¨® junto a Borges. Estuvo junto a ¨¦l cuando por fin se fue, con su mano en la de ella, hacia el amanecer del s¨¢bado 14 de junio de 1986"
Silvina Ocampo, esposa de Bioy Casares: "Borges tiene un coraz¨®n de alcaucil. Ama a las mujeres hermosas. En especial si son feas, porque entonces puede inventarles la cara"
"Borges era un hombre que sufri¨® agudos conflictos internos. No obstante, se enfrent¨® a estas dificultades con una lucidez y un coraje realmente impresionantes. En gran medida conceb¨ªa la creaci¨®n literaria como un proceso de autorrealizaci¨®n y, de hecho, hay cierta dimensi¨®n autobiogr¨¢fica en sus textos donde sondea e interroga constantemente su propia realidad psicol¨®gica. A la larga, escribir le ofreci¨® una salida a estos conflictos: a mediados de los a?os sesenta, esta turbulenta lucha interna culmin¨® en una extraordinaria liberaci¨®n de las trabas y contradicciones que lo hab¨ªan oprimido desde la infancia".
"Si los textos de Borges registran indirectamente los conflictos de su mundo interior, tampoco son inocentes de las realidades externas. Sorprendentemente quiz¨¢ para los que quieren tener a Borges encerrado en una 'biblioteca total'; fue un intelectual p¨²blico durante toda su vida. Desde un principio mostr¨® un gran af¨¢n de protagonismo en el mundo literario, y mi estudio sigue en detalle sus aventuras en las vanguardias espa?ola y argentina. Tambi¨¦n he analizado sus creencias y actividades pol¨ªticas, desde su temprana simpat¨ªa por los bolcheviques hasta su pacifismo ¨²ltimo, pasando por su afiliaci¨®n al Partido Radical, su obstinada lucha antifascista, su antiperonismo ac¨¦rrimo y su apoyo a las dictaduras militares. Lo que he procurado hacer es analizar la l¨®gica de estos cambios en el contexto de la historia argentina para llegar a comprender lo que ¨¦l ve¨ªa como la constancia fundamental de sus valores pol¨ªticos. El hecho es que, lejos de vivir de espaldas a las grandes cuestiones de su tiempo, Borges estaba imbuido de una fuerte conciencia de la responsabilidad del escritor ante la historia: ten¨ªa un sentido muy hondo de la patria y hasta el final de su vida se comprometi¨® con el destino de la Argentina. Por eso, aunque sus temas literarios no fueran pol¨ªticos, fue un escritor engag¨¦ a su manera" [...].
Enamoramientos y frustraciones
Probablemente, una de las caracter¨ªsticas m¨¢s destacadas de esta amplia biograf¨ªa es la insistencia de Williamson en vincular la obra de Borges con las vicisitudes sentimentales de su vida. Enamoramientos y frustraciones se suceden con constancia, lo que a su vez se refleja con mayor o menor intensidad en sus obras.
"La partida de Norah Lange [1928] hab¨ªa dejado a Borges en un estado de abatimiento absoluto, y en ausencia de la amada, su sentido de la 'nader¨ªa de la personalidad' amenazaba con invadirlo una vez m¨¢s. Aunque continu¨® con su costumbre de explorar los barrios de Buenos Aires despu¨¦s de su operaci¨®n de la vista, ahora hab¨ªa un toque de desesperaci¨®n en sus vagabundeos: se aventuraba en plena noche en las zonas de peor fama, lugares donde los delincuentes iban armados con cuchillos y pistolas y donde se sab¨ªa que hab¨ªa perros feroces que atacaban a los transe¨²ntes. En una ocasi¨®n escap¨® por poco al da?o corporal grave mientras caminaba con Ulyses Petit de Murat y Sixto Pondal R¨ªos en el Bajo de Belgrano, una zona desagradable de criaderos y establos de caballos, refugio notorio de criminales". [...].
"Despu¨¦s de su rechazo definitivo por Norah Lange, Borges estaba asediado por las pesadillas y el insomnio y estuvo a punto de matarse. Trat¨® de sobrellevar ese sufrimiento dedic¨¢ndose por entero a su trabajo en Cr¨ªtica. Dos cuentos que iba a publicar en Cr¨ªtica nos dan cierta perspectiva sobre la gravedad de su crisis personal. Los dos fueron escritos con el seud¨®nimo 'Alex Ander', y su estilo melodram¨¢tico, crudamente escrito, es dif¨ªcil de reconciliar con la elegancia de la escritura posterior de Borges, pero era consonante con el populismo amarillista de Cr¨ªtica y tiene que haberse debido en no poca medida a la angustia extrema de su autor en ese momento" [...].
"De los treinta y siete lectores que compraron un ejemplar de Historia de la eternidad, uno fue Adolfo Bioy Casares, un aspirante a escritor. Tal era el apetito del joven por las curiosidades literarias que fue enga?ado por la rese?a falsa de El acercamiento a Almot¨¢sim y pidi¨® la novela inexistente a un librero de Londres. Con el tiempo, Bioy Casares se convertir¨ªa en uno de los compa?eros m¨¢s cercanos y leales de Borges, as¨ª como en el autor, con ¨¦l, de una serie de cuentos y unos guiones cinematogr¨¢ficos" [...].
Crisis suicidas
"La p¨¦rdida de Hayd¨¦e [en 1940, Hayd¨¦e Lange, hermana de Norah y a quien cortejaba Borges, se hab¨ªa enamorado de otro hombre] provoc¨® otra crisis suicida, al menos en su imaginaci¨®n, porque en la misma libreta de notas en la que hab¨ªa compuesto Tl¨¢n, Uqbar, Orbis Tertius bosquej¨® el siguiente gui¨®n: despu¨¦s de desempe?ar sus deberes como auxiliar segundo en la biblioteca del suburbio mon¨®tono de Boedo, compraba un rev¨®lver en un negocio de armas de la calle de Entre R¨ªos, una novela policial de Ellery Queen que ya hab¨ªa le¨ªdo, y un pasaje de ida a Adrogu¨¦, donde se registraba en el hotel Las Delicias, beb¨ªa pero no pagaba dos o tres co?acs y despu¨¦s se pegaba un tiro en una de las habitaciones superiores" [...].
"Pero lo peor de todo era que un l¨ªder carism¨¢tico hab¨ªa surgido de entre el concili¨¢bulo de j¨®venes oficiales que hab¨ªan orquestado el golpe de Estado de 1943. Se trataba del coronel Juan Domingo Per¨®n, que, como ministro de Trabajo, estaba construyendo una enorme base de apoyo apartando a los trabajadores de sus sindicatos tradicionales con una serie de medidas populistas. Per¨®n exhib¨ªa los atributos de un Mussolini, y no pod¨ªa pasar mucho tiempo sin que orquestara alg¨²n tipo de putsch que le dar¨ªa el poder para convertir la Argentina en una dictadura fascista" [...].
En 1946 es elegido presidente de Argentina Juan Domingo Per¨®n, pol¨ªtico al que Borges detestaba profundamente. Ese mismo a?o escribi¨®: "... las dictaduras fomentan la opresi¨®n, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; m¨¢s abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias un¨¢nimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir esas tristes monoton¨ªas es uno de los muchos deberes del escritor. ?Habr¨¦ de recordar a lectores del Mart¨ªn Fierro y de Don Segundo que el individualismo es una vieja virtud argentina?" [...].
"Fue la esposa de Bioy, Silvina Ocampo, quien expres¨® memorablemente la opini¨®n imperante sobre las inclinaciones amorosas de Borges: 'Borges tiene un coraz¨®n de alcaucil. Ama a las mujeres hermosas. En especial si son feas, porque entonces puede inventarles la cara con mayor comodidad'. Silvina ten¨ªa raz¨®n sobre la cualidad imaginativa de sus encaprichamientos, pero se equivocaba si con 'coraz¨®n de alcaucil' quer¨ªa decir que era incapaz de sentimiento aut¨¦ntico por una mujer en particular. Las dedicatorias literarias de Borges eran muestras de amistad, sin duda sinceras, pero, por cierto, ninguna gu¨ªa de la profundidad de su aprecio por la dama en cuesti¨®n. En cambio, uno debiera distinguir entre las numerosas mujeres que admiraba y otro grupo de mujeres con quienes trat¨® de llevar adelante relaciones serias, y que le provocaron en general mucho sufrimiento" [...].
"La ca¨ªda de Per¨®n [1955], en opini¨®n de Borges, hab¨ªa abierto las mejores expectativas pol¨ªticas para la Argentina desde el golpe de estado que hab¨ªa derrocado a Yrigoyen en 1930. Otra vez pod¨ªa so?ar en una Argentina democr¨¢tica, libre del flagelo de los caudillos. Y el hecho de que ese nuevo amanecer en la historia de la naci¨®n hubiese coincidido con el renacer del romance con Estela Canto explicar¨ªa la euforia extraordinaria que sinti¨® Borges ante la ca¨ªda de Per¨®n: la patria se hab¨ªa salvado cuando a ¨¦l mismo le hab¨ªan dado una oportunidad final de ser salvado. En ese raro acuerdo entre las esferas personal y p¨²blica de su vida, Borges habr¨ªa tenido el presentimiento de ese estado feliz al que hab¨ªa aspirado a lo largo de su vida: la realizaci¨®n sublime del yo y su integraci¨®n en la realidad del mundo".
"Borges no tuvo que esperar mucho para saborear los frutos de la victoria. A semanas de la derrota de Per¨®n, lo nombraron director de la Biblioteca Nacional, nada menos" [...].
"Borges iba tomando conciencia del aprieto que lo acosar¨ªa como de hecho acosar¨ªa a la pol¨ªtica argentina por el resto de su vida. Porque ?c¨®mo se crea una democracia cuando el sector mayor del electorado elegir¨¢ a un l¨ªder totalitario que es ideol¨®gicamente hostil a la democracia liberal? ?Debe uno aceptar la 'voluntad del pueblo' sin tener en cuenta los principios o los valores? Borges estaba siendo llevado a una posici¨®n por la cual deseaba restaurar la democracia, pero s¨®lo pod¨ªa confiar en que una elite no representativa lo lograra. Era una contradicci¨®n, desde luego, y hay pocas dudas de que era consciente de sus implicaciones, tanto para el pa¨ªs como para ¨¦l mismo. Per¨®n lo estaba obligando a cuestionar la sabidur¨ªa de 'el pueblo', y eso amenazaba con poner en entredicho, si no destruir, su sue?o de una Argentina democr¨¢tica. Hab¨ªa abandonado a Estela Canto por un principio pol¨ªtico, pero si salvar a la patria demostrara ser imposible, entonces habr¨ªa sacrificado el amor por nada y habr¨ªa despilfarrado la ¨²ltima oportunidad de hacer que su vida tuviera alg¨²n sentido" [...].
Un golpe de suerte
"La vida de Borges habr¨ªa seguido por este camino penoso, de no mediar un golpe de suerte que cay¨® del cielo como un rayo en mayo de 1961. Estaba almorzando un domingo en la casa de Bioy Casares cuando recibi¨® una llamada telef¨®nica inform¨¢ndole de que hab¨ªa obtenido un premio internacional del que nunca antes hab¨ªa o¨ªdo hablar. Al principio crey¨® que era una broma, pero result¨® ser un premio que hab¨ªan otorgado por primera vez ese a?o. Seis firmas editoras -Gallimard de Francia, Einaudi de Italia, Rowohlt de Alemania, la espa?ola Seix Barral, Weidenfeld y Nicolson de Londres y Grove Press de Nueva York- hab¨ªan creado el Premio Internacional de los Editores, que le ser¨ªa concedido a un autor 'de cualquier nacionalidad, cuya obra pueda llegar a ejercer, en opini¨®n del jurado, una influencia perdurable sobre el desarrollo de la literatura moderna'. El ganador recibir¨ªa diez mil d¨®lares y tendr¨ªa un libro traducido y publicado en cada uno de los pa¨ªses representados por las editoriales patrocinadoras". [...].
"Adem¨¢s de componer cuentos y colaborar en escribir proyectos con amigos, ten¨ªa sus clases de anglosaj¨®n los s¨¢bados por la ma?ana en la Biblioteca Nacional, que segu¨ªan atrayendo a un fiel grupo de estudiantes. El a?o anterior, Borges hab¨ªa invitado a una muchacha llamada Mar¨ªa Kodama a unirse al grupo. Mar¨ªa hab¨ªa admirado a Borges desde que su padre japon¨¦s la hab¨ªa llevado a una de las conferencias de Borges. En esa ¨¦poca ten¨ªa apenas doce a?os, pero un amigo de la familia le hab¨ªa presentado despu¨¦s al escritor, y hab¨ªan charlado sobre Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, el libro favorito de ella. Borges hab¨ªa olvidado aquel primer encuentro, pero unos a?os despu¨¦s, cuando Mar¨ªa era estudiante en la Universidad de Buenos Aires, se anot¨® en la clase de Borges sobre ¨¦pica, tema que la hab¨ªa fascinado desde que su padre le hablara sobre los cuentos de los samur¨¢is" [...].
"Borges estaba bastante impresionado por esa muchacha medio japonesa, cuya belleza fr¨¢gil la hac¨ªa parecer a¨²n m¨¢s joven de lo que era. Adem¨¢s, ten¨ªa una conducta amable, respetuosa, modesta. En una ¨¦poca de turbulencia emocional secreta para ¨¦l, ella tiene que haber sido una presencia tranquilizadora, y pod¨ªa pasarse el tiempo haciendo lo que m¨¢s le gustaba: explay¨¢ndose sin fin sobre temas literarios mientras Mar¨ªa estaba pendiente de cada palabra, sin creer casi que se le hubiera acordado el privilegio de escuchar la sabidur¨ªa de su admirado maestro. Predeciblemente, no pas¨® mucho tiempo sin que su amistad en ciernes con la muchacha se convirtiera en algo m¨¢s intenso, aunque era dif¨ªcil definir a esa altura qu¨¦ era lo que realmente sent¨ªa por ella" [...].
En 1971, y tras una serie de conferencias en Estados Unidos, "vol¨® a Islandia el 13 de abril con Di Giovanni y su esposa, visita que iba a describir como 'la mayor revelaci¨®n de mi vida" [...].
'Una especie de ¨¦xtasis'
"Cuando lleg¨® a Islandia, donde Mar¨ªa lo estaba esperando, sinti¨® 'una especie de ¨¦xtasis'; era un 'sue?o hecho realidad' . Qued¨® impresionado por el paisaje desierto de volcanes cubiertos de nieve y g¨¦iseres humeantes. Hubo visitas al Althing, donde vio los restos del Parlamento medieval de jefes tribales, y a la casa de Snorri Sturluson en Borgafjord, as¨ª como tambi¨¦n a otros lugares hist¨®ricos, y mientras iba de un lugar a otro, recitando sus pasajes favoritos de las grandes sagas n¨®rdicas, se conmovi¨® hasta las l¨¢grimas por la emoci¨®n de todo aquello" [...].
"Fue en ese estado de intensa emoci¨®n que reuni¨® el coraje de declararle sus sentimientos a Mar¨ªa, y ella contest¨® a su vez reconociendo que lo de ella era m¨¢s que una amistad, era amor. Borges entonces le confes¨® a Mar¨ªa que se sent¨ªa como si hubiera estado esper¨¢ndola toda la vida, y fue en el contexto de un sue?o de larga data hecho realidad donde concibi¨® la idea para un cuento que, como le dijo a Mar¨ªa en Islandia en esa ¨¦poca, se propon¨ªa dedicarle alguna vez. El germen de ese cuento era un encuentro entre un hombre mayor y una mujer joven que le recuerda a una muchacha que lo hab¨ªa rechazado en su juventud; mientras le hace el amor a la mujer, siente que el recuerdo del amor anterior, no correspondido, por fin queda borrado" [...].
"Desde 1976, cuando declar¨® su apoyo al general Videla e hizo su famosa visita a Chile, Borges se hab¨ªa apartado en general de la pol¨ªtica y se hab¨ªa preocupado cada vez m¨¢s de asuntos personales: su b¨²squeda de una nueva comprensi¨®n del amor, y las ansiedades sobre la enfermedad y la muerte que precedieron su visita a Jap¨®n. Esa absorci¨®n en s¨ª mismo, sin embargo, coincidi¨® con los peores a?os del conflicto entre las fuerzas armadas y los poderosos ej¨¦rcitos guerrilleros de los Montoneros y el ERP" [...].
"El 13 de junio [1986], Mar¨ªa llam¨® a un amigo de los dos, el escritor francoargentino H¨¦ctor Bianciotti, editor de Borges en Gallimard, quien viaj¨® a Ginebra desde Par¨ªs el mismo d¨ªa. Esa noche se sent¨® junto al lecho de Borges mientras Mar¨ªa descansaba un poco. Borges hab¨ªa entrado en coma, y en las primeras horas de la ma?ana, Bianciotti not¨® que su respiraci¨®n, que hab¨ªa sido regular durante las ¨²ltimas diez horas, o m¨¢s, parec¨ªa apagarse. Llam¨® a Mar¨ªa, y ella se sent¨® junto a Borges. Estuvo junto a ¨¦l cuando, por fin, ¨¦l se fue, con su mano en la de ella, hacia el amanecer del s¨¢bado 14 de junio".
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