El paciente de la cuarta planta
De Juana se recupera en una habitaci¨®n de cristales blindados en compa?¨ªa de su novia y con un entorno 'abertzale'
En una habitaci¨®n soleada desde la que se ve la ciudad a lo lejos y que ha sido recientemente reformada vive I?aki de Juana Chaos desde el pasado d¨ªa 1. El preso de ETA se recupera en la planta cuarta, secci¨®n segunda, del hospital Donostia de San Sebasti¨¢n de la huelga de hambre que mantuvo durante 115 d¨ªas y abandon¨® apenas hora y media despu¨¦s de haber entrado por su pie en este centro. All¨ª se siente casi como en casa. Est¨¢ acompa?ado por los suyos y cuidado, adem¨¢s, por un equipo m¨¦dico que, en parte, sintoniza con su ideolog¨ªa.
"Todos sabemos que est¨¢ aqu¨ª, pero todos evitamos hablar de ello. A De Juana le cuida su cuadrilla. Y toda su informaci¨®n cl¨ªnica est¨¢ muy protegida", afirma uno de los m¨¦dicos del hospital. Como muchos otros profesionales del Donostia, elude hablar del enfermo tanto en las conversaciones que mantienen entre ellos como cuando son abordados por extra?os.
Cocineros vascos se han ofrecido a prepararle la comida, pero el hospital se ha negado
La cuadrilla es una parte del equipo de medicina interna del hospital, dirigido por Jos¨¦ Artetxe, un prestigioso especialista habitual de las manifestaciones convocadas los viernes en el Bulevar donostiarra, en las que durante a?os se ha reclamado la excarcelaci¨®n de los presos vascos. Dos m¨¦dicos residentes y un grupo de enfermeras colaboran con Artetxe.
De Juana Chaos, de 51 a?os, est¨¢ vinculado adem¨¢s a este centro m¨¦dico por motivos familiares. Su hermana Altamira ha sido durante muchos a?os la jefa de enfermeras del turno de noche, por lo que se la considera toda una instituci¨®n en el hospital.
La habitaci¨®n de De Juana se encuentra en un ala del hospital, lo que permite que est¨¦ algo aislada y bien vigilada, pero por lo dem¨¢s es igual al resto de las que existen en el centro. Cuenta con dos camas, aunque, al ser un enfermo especial, la otra est¨¢ vac¨ªa. Tiene un amplio ba?o, una gran ventana con cristales que han sido blindados para protegerle, un sof¨¢ en el que pasa muchas horas y una televisi¨®n que funciona con monedas.
Los m¨¦dicos permiten que el enfermo est¨¦ permanentemente acompa?ado. Y lo est¨¢ por su novia Irati Aranzabal, quien pr¨¢cticamente vive all¨ª. Juntos dan peque?os paseos por la habitaci¨®n, ven la televisi¨®n y reciben la visita de las 12 personas que Instituciones Penitenciarias ha autorizado. Entre ellos, su hermana, primos, amigos y algunos integrantes del colectivo de apoyo a presos vascos. En la lista no figura Arnaldo Otegi, quien s¨ª visit¨® a De Juana el d¨ªa que lleg¨® a San Sebasti¨¢n. El r¨¦gimen de visitas est¨¢ supervisado por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, que orden¨® que prevalezcan los "criterios m¨¦dicos" para fijar horarios o el n¨²mero de personas que le pueden ver, seg¨²n explic¨® la Consejer¨ªa de Interior del Gobierno vasco.
Este departamento solicit¨® a la direcci¨®n de la prisi¨®n donostiarra de Martutene -de la que desde ahora depende De Juana- que precisara por escrito el r¨¦gimen de visitas al preso y de custodia por la Ertzaintza. Interior pretend¨ªa evitar as¨ª problemas a la hora de supervisar las visitas.
Aunque el informe m¨¦dico de De Juan est¨¢ blindado, en el hospital Donostia se sabe que estos primeros d¨ªas el equipo del doctor Artetxe los ha empleado en realizar un exhaustivo examen al enfermo para comprobar cu¨¢l es su estado de salud despu¨¦s de los 115 d¨ªas en huelga de hambre.
Seg¨²n fuentes cl¨ªnicas, el preso tiene alterada la funci¨®n renal y por tanto los electr¨®litos, el sodio y el potasio; tambi¨¦n presenta alteraci¨®n en su coraz¨®n y ha perdido mucha masa corporal. Pero nada de lo que padece en estos momentos es irreversible, en opini¨®n de estas mismas fuentes.
Su horario comienza a las ocho de la ma?ana, cuando le entregan la bandeja del desayuno. La comida se sirve a la una y la cena sobre las ocho de la tarde.
De Juana Chaos sigue una dieta blanda. Algunos cocineros vascos se han ofrecido a prepararle la comida, pero en eso el hospital Donostia es muy riguroso: no permite la entrada de alimentos.
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