La pesadilla de ser inmigrante y buscar casa
El 'boom' inmobiliario se ha cebado en la poblaci¨®n extranjera con menos ingresos, desbordada por el incremento en los alquileres
Con o sin papeles, latinoamericano o subsahariano, hombre o mujer; la b¨²squeda de un piso se ha convertido en una pesadilla para buena parte de la poblaci¨®n inmigrante. La espiral inmobiliaria se ceba con los sectores con inferior poder adquisitivo y en el furg¨®n de cola est¨¢n buena parte de los trabajadores inmigrantes que, a sus ajustadas rentas (unos 800 euros mensuales de media) ven sumarse los prejuicios de muchos propietarios.
Valencia Acoge denunci¨® esta semana la situaci¨®n, as¨ª como los abusos de propietarios y pseudoagencias inmobiliarias o el drama de los subarriendos. Tambi¨¦n censur¨® la falta de programas de ayuda de las distintas administraciones y las pobres condiciones de habitabilidad a las que se ven abocados buena parte de los inmigrantes que trabajan en el servicio dom¨¦stico, el cuidado de los mayores, el campo, la construcci¨®n o la hosteler¨ªa.
- Alquileres que se han disparado de 300 a 600 euros en a?o y medio. "Ya no quedan pisos por 400 euros". Julia Checa es la coordinadora del programa de b¨²squeda de vivienda de Valencia Acoge y sabe de qu¨¦ habla. "Hace a?o y medio hab¨ªa casas en condiciones aceptables por 300 euros, ahora esos mismos pisos de tres habitaciones est¨¢n entre 450 y 600 euros".
- El timo de los listados de pisos por 400 euros. En el proceso de b¨²squeda de casa es f¨¢cil topar con las empresas que se revisten de agencias inmobiliarias pero que se dedican a algo muy distinto: vender listas de pisos en alquiler previo pago de 300 o 400 euros. En muchos casos, los propietarios ni siquiera saben que sus viviendas se han incluido en estos listados. En otros, los pisos ya no se alquilan o incluso nunca han estado en el mercado. Estas agencias no garantizan resultados y se lavan las manos cuando les reclaman responsabilidades. "Son un timo", denuncia Checa.
- 6.000 euros de aval bancario. En teor¨ªa, tener un contrato y la documentaci¨®n en regla deber¨ªa servir para acceder a una vivienda. No es as¨ª. "Hemos llegado a ver casos en los que los propietarios no s¨®lo piden n¨®mina, sino contrato indefinido o importantes avales personales", relata esta responsable de Valencia Acoge. "Una vez recuerdo una solicitud de aval bancario de 6.000 euros; ?para un alquiler!"
- Contratos de seis meses e incluso de temporada. La ley fija que en los casos de contratos de alquiler de duraci¨®n inferior a cinco a?os, el arrendatario tendr¨¢ derecho a prorrogar anualmente el contrato hasta que se cumpla este plazo. Sin embargo, las ONG que trabajan con inmigrantes han tenido conocimiento de contratos que los propietarios limitan a seis meses o incluso a una temporada -para temporeros-. "No se respetan los plazos", denuncian. Tambi¨¦n, se?alan, es frecuente que se renegocien las condiciones econ¨®micas al a?o por encima del IPC. "Nosotros les explicamos la legislaci¨®n pero muchas veces [los inmigrantes] prefieren ahorrarse l¨ªos y acceden a las exigencias de los arrendadores".
- 150 euros un colch¨®n, 250 euros un trozo de suelo. Quienes lo tienen peor son las personas que no tienen documentaci¨®n o ingresos fijos, condiciones que suelen coincidir y que impiden acceder a un contrato. Si adem¨¢s estas personas pertenecen a grupos ¨¦tnicos como los magreb¨ªes o los subsaharianos, sobre los que recaen en mayor medida los recelos racistas, se trata de gente con todos los n¨²meros para acabar en una habitaci¨®n realquilada. "Es habitual pagar hasta 250 euros por un pedazo de suelo, sin acceso a cama o colch¨®n en apartamentos compartidos habitados por hasta 20 personas", denuncia Valencia Acoge. Desde otras ONG han detectado tambi¨¦n alquileres de colchones en habitaciones compartidas por 150 euros al mes.
- ?De d¨®nde eres? Suele ser la primera pregunta y en muchos casos la ¨²ltima. "Ha habido veces que hemos llamado preguntando por un piso para un extranjero y nos han dicho que ya estaba alquilado. Luego, llamas diciendo que es para t¨ª y no hay problema", comenta una trabajadora de una ONG. "Hay agencias m¨¢s sinceras. Directamente te dicen que 'no trabajan' con inmigrantes".
- Habitaciones entre 200 y 350 euros. El precio que se pagaba hace a?o y medio por una vivienda modesta (300-350 euros) es el que se puede pedir ahora por una habitaci¨®n en un piso compartido. Lo normal es que ronde los 200 euros
- Falta de ayudas eficaces. Las ONG que colaboran con los inmigrantes censuran los programas habilitados por el Instituto Valenciano de la Vivienda o la Red Valenciana de Infovivienda Solidaria, incapaces de intervenir en el precio de los alquileres para hacerlos m¨¢s asequibles.
"Existe 'b¨²squedafobia' y 'alquilafobia"
"El problema de la b¨²squeda de vivienda nos afecta a todos, tanto espa?oles como inmigrantes, pero m¨¢s a nosotros", relata Mohammed Chekrad, marroqu¨ª de 32 a?os. "Sobre todo, cuando das tu nombre, ah¨ª encuentras la primera barrera". Mohammed, que trabaja como mediador intercultural para la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), prepara su doctorado en derecho constitucional sobre derecho comparado entre Espa?a y Marruecos. Lleva siete a?os como inmigrante, durante los cuales ha pasado por diferentes etapas. Desde la dificultad, como estudiante, de encontrar un piso compartido por los recelos de otros universitarios, a residir en una vivienda de su jefe en una temporada que se dedic¨® a la recolecci¨®n de naranjas o a las dificultades de encontrar un piso en alquiler en el mercado. Actualmente vive en un piso compartido con otros dos amigos inmigrantes por el que pagan 440 euros.
Todas estas experiencias le han llevado a reflexionar sobre esta cuesti¨®n, hasta el punto de inventar tres neologismos. "Los propietarios temen alojar en sus pisos a los inmigrantes, tienen alquilafobia", comenta. Tambi¨¦n existe b¨²squedafobia entre los propios inmigrantes: "Ve delante un camino lleno de obst¨¢culos y de riesgos". Adem¨¢s, existe la "aprovechafobia de gente que saca provecho de este miedo y dificultades".
"Vivo en una casa de 40 metros por 426 euros"
Cinco meses le ha costado a Naima Melaine, con papeles y contrato, encontrar una casa para ella, de 37 a?os y su hijo de ocho. Al final la encontr¨® en la zona de la avenida del Cid. Tiene 40 metros cuadrados -dos habitaciones, sal¨®n, cocina y ba?o- y le cuesta 426 euros al mes. A los que hay que sumar la entrada, el pago a la inmobiliaria y el mes de garant¨ªa: en total 1.362 euros, de los que esta argelina se acuerda hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo. Es lo m¨¢s barato que encontr¨® y que apenas puede hacer frente con su trabajo en un hotel. "Ahora, en el nuevo hotel cobro 700 euros, antes estaba en otro en el que pagaban tres euros por habitaci¨®n arreglada. Un buen d¨ªa pod¨ªa hacer 14; uno flojo pod¨ªan ser ocho o nueve", comenta. Tambi¨¦n estuvo empleada recogiendo naranjas y en un restaurante.
Naima cont¨® con la ayuda de Valencia Acoge y entr¨® en la vivienda en enero. Los dos primeros meses fueron algo m¨¢s dif¨ªciles por los escasos 274 euros que le quedaban para hacer frente a los gastos diarios. Desde marzo alquila una habitaci¨®n por 180 euros a Said, un chaval marroqu¨ª de 19 a?os, lo que le permite ir algo m¨¢s desahogada. "Es muy, muy, muy dif¨ªcil para nosotros encontrar piso", comenta. "Casi todos los alquileres est¨¢n entre los 500 y los 600 euros. Ni siquiera en los pueblos cercanos a Valencia est¨¢ la cosa mejor".
"Me pidieron 300 euros por una lista de pisos"
El mi¨¦rcoles por la noche, Siaka Sangare, nacido en Costa de Marfil hace 20 a?os, ten¨ªa piso. El jueves por la ma?ana se esfum¨® la posibilidad. Cuando acudi¨® a verlo cambiaron misteriosamente las condiciones: "Se supon¨ªa que era para alquilar pero cuando nos presentamos para verlo ya no se alquilaba, se vend¨ªa", relata. Trabaja desde hace dos meses cargando y descargando mercanc¨ªa por las noches en unos grandes almacenes, por lo que cobra 800 euros mensuales.
Durante el tiempo que ¨¦l y dos amigos m¨¢s llevan buscando piso han visto de todo. Llamaron a un tel¨¦fono que result¨® ser una de las agencias que ofrecen listados de ofertas de alquiler que, en su mayor¨ªa no existen o est¨¢n caducadas. "Me ped¨ªan 300 euros, pero les dije que no, no estaba claro", comenta con su justito espa?ol. Desde entonces, no han parado de llamarle a su tel¨¦fono insistiendo en que contratara estos servicios. Tambi¨¦n han colgado carteles en las zonas donde quieren residir: Mislata, la avenida del Cid o zona de la calle ?ngel Gimer¨¢. Buscan una casa que, como mucho, les cueste 500 euros al mes. En el intento cuenta con la colaboraci¨®n de trabajadoras de ONG que cuentan con programas de ayuda e intermediaci¨®n en la b¨²squeda de vivienda. "Les ense?amos recursos de b¨²squeda", comenta una trabajadora. De momento no hay resultados. "El principal problema son los altos precios", indica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
