Una estrella a 38 bajo cero
Amaya Valdemoro, la mejor extranjera de la Liga rusa, explica su dura vida en Samara, donde apenas pisa la calle
?Se puede pensar en jugar al baloncesto a 38 grados bajo cero? "S¨ª, porque mi vida en Rusia se reduce al baloncesto, nada m¨¢s", explica con sinceridad Amaya Valdemoro. La mejor baloncestista espa?ola cumple su segunda temporada en el Samara, de la Liga rusa, envuelta en varias capas de ropa para luchar contra el fr¨ªo, enganchada a Internet y a los libros y a?orando una de sus grandes pasiones, el cine. "En Samara no voy porque no entiendo nada de ruso". Valdemoro regres¨® a Valencia la semana pasada para participar en el partido de las estrellas de la Euroliga junto a otra espa?ola, Elisa Aguilar: "Tard¨¦ 26 horas en llegar". Y de nuevo, a Rusia. Adi¨®s al calor mediterr¨¢neo y a la manga corta. "Hemos estado hasta a 38 grados bajo cero. Hace unos meses, a 22. Es algo insoportable, aunque a partir de los 20 bajo cero la diferencia no se nota tanto. Voy con gorros, guantes, bufandas, dos pantalones..., toda tapada. S¨®lo se me ven los ojos. Y eso que por la calle voy lo m¨ªnimo. La piel se reseca, se corta. El fr¨ªo se te mete dentro, en los huesos, y muscularmente se nota cuando vas a jugar. Es dif¨ªcil entrar en calor para los partidos", explica Amaya.
Su club le ofreci¨® un coche o un ch¨®fer. Se qued¨® con Dimitri porque teme conducir sobre hielo
La alero de Alcobendas (Madrid), de 30 a?os, ex jugadora de Dorna Godella, Pool Getafe y Ros Casares, vive en un chalet de una zona residencial de Samara como casi todas sus compa?eras de equipo: rusas, una belga, una francesa y una estadounidense. Es una privilegiada en Samara, "una ciudad grande, gris, con poco color, no muy bella, llena de bosques muy bonitos y por la que pasa el Volga", a casi dos horas en avi¨®n de Mosc¨², "y en la que se nota mucho la diferencia social entre sus habitantes. Hay casas de madera al lado de grandes edificios". Su rutina cambia poco cada d¨ªa. Se levanta a las nueve, tiene doble sesi¨®n de entrenamientos, come a las doce y media "para echar la siesta" y cena a las nueve, dos horas despu¨¦s de la costumbre en el pa¨ªs. "Mi vida ha cambiado much¨ªsimo desde que estoy aqu¨ª. En Espa?a, aparte de jugar, no paraba nunca. Estaba siempre de un lado para otro haciendo cosas. En Samara mi vida se reduce al baloncesto. Alg¨²n d¨ªa vamos a comer al chalet de una de las chicas o a alg¨²n restaurante porque estamos solas e intentamos hacer la vida m¨¢s llevadera entre nosotras, pero poco m¨¢s. Es una vida mon¨®tona basada en el baloncesto, en los entrenamientos y en los viajes. Es un cambio muy grande respecto a Espa?a, pero ya sab¨ªa a lo que iba", a?ade. El Samara, uno de los equipos m¨¢s ricos de Europa, finalista este a?o de la Euroliga, igual que el equipo valenciano del Ros Casares, le present¨® una oferta econ¨®mica y deportiva que no se pens¨®.
En su debut en el campeonato ruso, Valdemoro form¨® parte del quinteto ideal con 15,7 puntos de media por encuentro, gan¨® la Copa y fue subcampeona de la Euroliga en Brno. Los entrenadores y una asociaci¨®n de periodistas la nombraron la mejor extranjera del campeonato en la temporada pasada por su tiro de media distancia y su polivalencia para correr, rebotear y pasar. "No me lo esperaba porque aqu¨ª hay superestrellas del baloncesto de muchos pa¨ªses. Es un orgullo grand¨ªsimo", cuenta. As¨ª que la gente le pide aut¨®grafos por la calle las pocas veces que Amaya se aventura a cruzar las avenidas llenas de nieve envuelta en gruesos abrigos: "Por la noche s¨®lo he salido tres veces en Samara. Hay alguna discoteca, pero me da pereza y tampoco conozco a nadie. En casa estoy pegada al messenger con el programa Skype. Me conecto y hablo gratis por una especie de tel¨¦fono con mis amigos y la familia. Y leo un mont¨®n de libros: el ¨²ltimo de Alberto Figueroa, El mar de Jade. Tambi¨¦n veo pel¨ªculas que me graban mis amigos". Y experimenta con la comida rusa: "Hay mucha sopa caliente. Me encanta la de remolacha. Y una pasta rellena de carne. Hay cosas que cuesta encontrarlas en las tiendas. Sobre todo, como pasta y carne".
As¨ª que, cuando vuelve a Espa?a, Valdemoro se muere "por ir al cine y a restaurantes buenos". "El a?o pasado fui cuatro d¨ªas seguidos al cine. Lo echo mucho de menos", dice. De viajar, claro, ya no le quedan ganas. "En vacaciones prefiero quedarme en casa con los m¨ªos", confiesa.
El Samara le ofreci¨® a su llegada entre elegir un coche o un ch¨®fer a su disposici¨®n. Y Amaya se qued¨® con Dimitri, su conductor privado. "No dan ganas de salir a la calle, as¨ª que me lleva de puerta a puerta. La carretera es una placa de hielo continua y no me atrevo a conducir porque es peligroso. De hecho, no me gusta. Tengo el carnet americano, pero no el espa?ol", explica la jugadora. Su padre, su agente y algunos amigos la han visitado en Samara. "No est¨¢ tan mal', me dicen; 'es bonito, est¨¢ bien'. 'Pues qu¨¦date un a?o y ya ver¨¢s', les respondo. Se quedaron alucinados con el fr¨ªo. Puedes pasar una semana por turismo, pero vivir en Rusia es muy duro". Ni siquiera puede tener en casa una mascota debido al fr¨ªo extremo, algo que tambi¨¦n echa de menos.
La Liga est¨¢ dominada por los cuatro equipos m¨¢s ricos -Spartak de Mosc¨², CSKA Samara, Dinamo de Mosc¨² y Ekaterimburgo-, pero ni siquiera ellos se libran de los largu¨ªsimos desplazamientos en tren que las jugadoras soportan en coches cama para acudir a los partidos. "El juego es similar al europeo. No hay grandes diferencias, aunque la preparaci¨®n f¨ªsica est¨¢ m¨¢s cuidada en Espa?a", comenta Amaya.
El Samara, casi una selecci¨®n de las mejores jugadoras rusas, cuenta con un traductor para las ¨®rdenes en ruso, aunque Valdemoro comprende ya algunos t¨¦rminos concretos. Eso s¨ª, ha enterrado definitivamente sus antiguas man¨ªas para jugar como llenarse de amuletos e incluso utilizar siempre los mismos calcetines en una competici¨®n. "Me lo quit¨¦ todo. Me coaccionaba yo misma. Ya no queda nada de eso", asegura. Un psic¨®logo deportivo le ayud¨® a mejorar su concentraci¨®n y encauzar su gran competitividad.
Entre tanta frialdad, a Amaya le cuesta sacar su vena de l¨ªder. "Soy la misma de siempre, pero no lo demuestro tanto. Es complicado ser una l¨ªder por el idioma. Es muy dif¨ªcil de dominar. Todas en el equipo tenemos algo de l¨ªder. Los conjuntos rusos son m¨¢s fr¨ªos. Se habla menos en la cancha. Y el p¨²blico es muy callado. Es gente maja, pero fr¨ªos de car¨¢cter. No anima tanto como en Europa", cuenta.
Despu¨¦s de jugar en Brasil, ganar tres anillos de la NBA femenina con el Houston Comets entre 1998 y 2000, ser nombrada mejor jugadora de Europa en 2005 y triunfar en Rusia, ?le queda alg¨²n reto por delante? "Volver a unos Juegos Ol¨ªmpicos. Me encantar¨ªa ir a Pek¨ªn con la selecci¨®n espa?ola ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
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