T¨¦cnica del contragolpe

La operaci¨®n por la cual se invierte o presta un capital que genera intereses durante el tiempo de la misma se llama capitalizaci¨®n. Mariano Rajoy intent¨® eso el s¨¢bado: capitalizar para el PP siete movilizaciones convocadas por organizaciones afines y dar un nuevo impulso mediante una convocatoria inmediata contra la prisi¨®n atenuada del etarra I?aki de Juana Chaos, cuyo objetivo era m¨¢s amplio: recuperar la naci¨®n espa?ola. ?Recuperar?

"Queremos recuperar la Espa?a que no se rend¨ªa ante los terroristas, que no se humillaba ante el chantaje, que no premiaba a los asesinos", explic¨® el orador ante las masas. En rom¨¢n paladino: Rajoy quiere recuperar el Gobierno. Recuperar un Gobierno arrebatado por un golpe de Estado gestado en la ma?ana del 11-M. ?C¨®mo se lleg¨® a ese golpe? Rajoy y su estado mayor lo est¨¢n indicando con sus actos. Zapatero fue quien se mont¨® en las grandes movilizaciones contra el desastre del Prestige y contra la guerra de Irak durante el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Por ese mismo camino sigue la milonga. Zapatero us¨® el 11-M para robar las elecciones del 14-M a trav¨¦s de un virtual golpe de Estado. Es la t¨¦cnica del contragolpe, cambiando el t¨ªtulo de una obra de Curzio Malaparte. El PP ha promovido, pues, la legislatura del contragolpe. Si el golpe de los socialistas fue el de los terroristas islamistas -exigir la autor¨ªa real de los asesinos del 11-M que el Gobierno de Aznar atribuy¨® a ETA-, el contragolpe consiste en utilizar la lucha antiterrorista contra el Ejecutivo socialista.

Ni el Prestige ni la guerra de Irak provocaron la derrota del PP el 14-M. Aznar, a pesar de ambos escollos, logr¨® pr¨¢cticamente empatar con los socialistas en las municipales y auton¨®micas de mayo de 2003. Los sondeos indicaban un virtual empate el 10 de marzo de 2004. Fue la reacci¨®n de Aznar ante el 11-M, con la pasividad, cuando no complicidad, de Rajoy, la que provoc¨® la derrota. Ten¨ªa que ser ETA, no pod¨ªa no ser ETA. Esto es lo que los electores castigaron.

Una de las razones que hicieron posible el contragolpe del PP es que la interferencia del 11-M le permiti¨® eludir las responsabilidades en la derrota electoral. Sus dirigentes siguieron en primera fila. ?Y Zapatero? Aunque es f¨¢cil decirlo a posteriori, no hay por qu¨¦ omitir que la estrategia de final dialogado de la violencia no era inevitable, al menos en una legislatura nacida de la fractura del 11-M. Zapatero, tras cumplir su promesa de retirada de las tropas de Irak, enfil¨® hacia el terrorismo de ETA, quiz¨¢ con la ilusi¨®n de quitar al PP su gran baza. Fue un error estrat¨¦gico. Porque Zapatero contaba con el Gobierno, pero no con resortes fundamentales del poder, que sobreviv¨ªan a la derrota de un PP cuya mayor¨ªa absoluta le permiti¨® controlar instituciones importantes.

Al caso De Juana seguir¨¢n m¨¢s frentes. Rajoy dijo el s¨¢bado que esa medida "es el peaje que paga para poder negociar". Y a?adi¨®: "Pretender que los criminales se apacig¨¹en mediante concesiones es tan absurdo como apagar un incendio con le?a. ETA ha descubierto a un Gobierno d¨¦bil y se quiere aprovechar". El PP se prepara para nuevas movilizaciones contra presuntas nuevas concesiones. Las pr¨®ximas batallas ser¨¢n el proyecto de legalizaci¨®n de la izquierda abertzale y los juicios pendientes de Otegi. Ser¨¢ una lucha sin cuartel. Porque lo que est¨¢ en juego es el poder y la continuidad de algunos dirigentes del PP, no la naci¨®n. El PP pretende ganar con esta estrategia las pr¨®ximas generales y, retrospectivamente, las del 14-M. Dos por el precio de una. ?Y qu¨¦ precio!