Bush alienta la lucha antiterrorista en Colombia
El presidente estadounidense respalda a su principal aliado suramericano como contrapunto a Ch¨¢vez
En un terreno mucho m¨¢s favorable para sus condiciones pol¨ªticas, el presidente estadounidense, George W. Bush, se situ¨® ayer hombro con hombro con otro campe¨®n de la lucha antiterrorista, el presidente colombiano, ?lvaro Uribe, al que prometi¨® el m¨¢ximo esfuerzo para conseguir m¨¢s dinero para combatir al narcotr¨¢fico y la guerrilla -que ya son lo mismo- y mejores condiciones para el acceso de los productos colombianos al mercado de Estados Unidos. Bush respalda sin fisuras la pol¨ªtica de Uribe, y esta visita a Bogot¨¢ -la primera a la capital colombiana, por razones de seguridad, de un mandatario estadounidense desde Ronald Reagan en 1982- es la demostraci¨®n m¨¢s palpable.
Aunque la estancia de Bush fue s¨®lo de seis horas y se llev¨® a cabo en medio de una verdadera burbuja de seguridad protegida por m¨¢s de 20.000 soldados y 7.000 polic¨ªas, el hecho mismo de desafiar la amenaza cierta de una acci¨®n guerrillera representa toda una demostraci¨®n de respaldo por parte de Bush a Uribe.
Pero no es s¨®lo eso. Bush ha expresado a su colega colombiano su apoyo para la pr¨®xima aprobaci¨®n en el Congreso de otros 3.900 millones de d¨®lares (2.975 millones de euros) en los pr¨®ximos siete a?os para lo que se conoce como el Plan Colombia II, b¨¢sicamente orientado a respaldar a las fuerzas de seguridad colombianas en su lucha contra la guerrilla, el narcotr¨¢fico y la creciente conexi¨®n entre ambos fen¨®menos.
En lo que va de esta d¨¦cada, Estados Unidos ha dedicado ya 4.000 millones de d¨®lares a esa estrategia, el Plan Colombia I, que fue negociado bajo la presidencia de Bill Clinton y que en un principio fue promocionado y defendido por el Partido Dem¨®crata norteamericano. Eso representa unos 700 millones de d¨®lares de ayuda anual, casi la mitad del total que Estados Unidos destina al conjunto de Am¨¦rica Latina.
El apoyo a la continuaci¨®n de esa ayuda por parte de los dem¨®cratas, que actualmente controlan el Congreso estadounidense, no ha desaparecido pero s¨ª se ha atenuado en los ¨²ltimos a?os, particularmente a ra¨ªz del descubrimiento en Colombia del esc¨¢ndalo conocido como la parapol¨ªtica, que oblig¨® a dimitir a la anterior ministra de Exteriores colombiana y a otros pol¨ªticos a los que se investiga por su conexi¨®n con los grupos paramilitares, la guerrilla de extrema derecha.
El apoyo de Bush no se ha visto, sin embargo, condicionado por ese esc¨¢ndalo. Lo agradeci¨® p¨²blicamente ?lvaro Uribe en v¨ªsperas de su entrevista de ayer: "Voy a ver a un presidente que es nuestro amigo, que ha tomado la decisi¨®n de apoyar a Colombia en la lucha contra el terrorismo y el narcotr¨¢fico".
Para el presidente Bush, esto es lo que m¨¢s se parece a su guerra contra el terrorismo en Oriente Pr¨®ximo. De hecho, este pa¨ªs es el mayor destinatario de ayuda militar fuera de aquella convulsionada regi¨®n y el ¨²nico lejos de Oriente Pr¨®ximo en el que fuerzas militares norteamericanas toman parte activa de acciones de combate. Esta misma semana, militares norteamericanos y colombianos actuaron conjuntamente contra una unidad guerrillera aparentemente vinculada al secuestro de dos empresarios estadounidenses.
Ayuda militar es, por tanto, la mayor y m¨¢s urgente necesidad de un pa¨ªs que ha normalizado extraordinariamente su situaci¨®n respecto a la violencia de ¨¦pocas pasadas, pero que todav¨ªa cuenta con un movimiento rebelde considerablemente peligroso, especialmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Pero ¨¦sta no es la ¨²nica necesidad. Inmediatamente despu¨¦s, viene la aspiraci¨®n colombiana a un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Aqu¨ª, de nuevo, es el Congreso estadounidense el que tiene la ¨²ltima palabra. Y, en ¨¦poca preelectoral, como la actual, los congresistas no suelen ser muy partidarios de aprobar medidas comerciales que puedan beneficiar a productores extranjeros en perjuicio de los nacionales.
Pero el caso de Colombia, una vez m¨¢s, tambi¨¦n es diferente en este aspecto. Empezando por Bush, muchos pol¨ªticos de EE UU son conscientes de que si se quiere acabar verdaderamente con el tr¨¢fico de drogas, que tanto da?o hace a los ciudadanos estadounidenses, es necesario incitar el comercio de productos alternativos a la coca¨ªna.
Y eso representa, en ¨²ltima instancia, el apoyo a la estabilizaci¨®n de Colombia, todo un s¨ªmbolo mundial del inmenso da?o causado por el narcotr¨¢fico, en t¨¦rminos de violencia, corrupci¨®n y cr¨®nica inestabilidad.
Colombia representa, por ¨²ltimo, el m¨¢s claro contraste al Gobierno de Hugo Ch¨¢vez en Venezuela. Pese a que Uribe trata de contemporizar y convivir, como hacen otros en la regi¨®n, con el extravagante vecino, el presidente colombiano es, sin duda, el contrapunto ideol¨®gico a Ch¨¢vez m¨¢s claro que existe en Am¨¦rica Latina y el aliado predilecto de Bush y de Estados Unidos. Su ¨¦xito es vital para Washington, y su fracaso resultar¨ªa un grave percance.
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