Renace El Califa

La corrida de la familia Flores fue variada en todo, en presencia y juego. Hubo un toro de muy notable juego, el primero, otro vibrante, el cuarto, y un tercero d¨®cil y nobl¨®n, el sexto. No es, en conjunto, una mala nota para un lote que tuvo toros de evidente mansedumbre: segundo y tercero.

El vibrante cuarto, que apret¨® en una primera vara, manse¨® en la segunda y lleg¨® descompuesto en banderillas, ten¨ªa su aqu¨¦l. Toro de llegada al p¨²blico. Por su motor. Por su movilidad. De calamocheo molesto y algo distra¨ªdo. Toro, en definitiva, de cara o cruz. De esos que ponen la plaza boca abajo y tienen recompensa si hay respuesta del torero. Y la hubo. Le plant¨® cara El Califa nada m¨¢s abrirse con la muleta. Tir¨® de ¨¦l sobre la derecha, sorteando los cabezados. Una vez la muleta en la izquierda, lo someti¨®. El toro, que puso precio a su cabeza, se trag¨® las tazas que El Califa le oblig¨® a tomar: muleta muy abajo, imponiendo gobierno a cada natural. Fue toro de voy, quiero y puedo. Fue, quiso y pudo El Califa. La estocada sin puntilla final puso un buen remate a tan espectacular trabajo.

Con el primero, el m¨¢s completo de la tarde, El Califa dej¨® sobre la izquierda los momentos m¨¢s logrados. No hubo tanto acople con la derecha. Fall¨® el planteamiento, pues cuando mejor lo estaba haciendo sobre el pit¨®n bueno del toro cambi¨® de mano y se dispuso con la derecha. La faena, entonces, se qued¨® a mitad de edificar.

Encabo sorte¨® un rebrincado y sin entrega segundo y un gazap¨®n molesto que sali¨® quinto. Salv¨® la papeleta con sobrada profesionalidad.

Para Tom¨¢s S¨¢nchez fue el manso de la tarde, el tercero, que viaj¨® a terrenos de toriles sin atender a nadie. Vivi¨® y muri¨® ese toro en mundo ajeno. En el sexto, d¨®cil, mantuvo un digno nivel. Y en banderillas se mostr¨® firme.