?Qu¨¦ papeles leen esos ah¨ª encerrados?
Raf¨¢ Zouhier no deja de leer. El hombre alto y guaperas de la cabeza rapada, ex traficante de hach¨ªs, ex ratero, ex mat¨®n de discoteca, ex stripper, ex tantas cosas y ahora encarcelado por el 11-M acusado de servir de enlace entre los mineros asturianos que vendieron dinamita y los islamistas que la colocaron en los trenes, no deja de leer en la pecera acristalada. Y de apuntar. Unas veces con un l¨¢piz min¨²sculo y remordido y otras con un bol¨ªgrafo.
Ayer, el comisario jefe de los polic¨ªas expertos en explosivos, los Tedax, comentaba que se estaba tomando un caf¨¦ con otros mandos la ma?ana del 11-M cuando le avisaron de que hab¨ªan encontrado una furgoneta sospechosa en Alcal¨¢ de Henares.
Zouhier le¨ªa. Y apuntaba.
"Se ha le¨ªdo el sumario casi entero", comenta su abogado, Antonio Alberca P¨¦rez. Zouhier, como todos los procesados, ha tenido acceso a los 100.000 folios de la instrucci¨®n convenientemente digitalizados. As¨ª, desde la c¨¢rcel, en su ordenador port¨¢til, se los ha podido estudiar. "Todo lo relativo a ¨¦l se lo sabe de memoria", a?ade Alberca, abogado de oficio que le defiende desde el principio del caso, hace tres a?os. "Y en la pecera aprovecha para repasar, para anotar preguntas a los testigos que comparecer¨¢n y que luego me pasa", a?ade.
Carpeta azul
No es el ¨²nico que se empolla su propia defensa ah¨ª dentro. Tambi¨¦n lo hizo, el martes, el sirio Mouhannad Almallah, acusado de pertenecer a la c¨¦lula terrorista, despu¨¦s de que su segunda mujer testificara contra ¨¦l. Normalmente, accede a la pecera con una carpeta azul de las de gomitas y se sumerge en ella. "Y los fines de semana, o los jueves y viernes, que no hay juicio, se lo trabaja en la c¨¢rcel: el lunes me entrega decenas de hojas escritas a mano llenas de datos, de cosas que se hab¨ªa olvidado decirme, de preguntas a testigos", comenta su abogado, tambi¨¦n de oficio, Jes¨²s Mar¨ªa And¨²jar. "El lunes necesit¨¦ pedir tiempo extra al presidente del tribunal para poder leer todo antes de comenzar a interrogar a un testigo", a?ade.
Pero no s¨®lo estudian, claro. Zouhier tambi¨¦n suele bromear con un viejo amigo de juergas discotequeras, Rachid Aglif, El Conejo, acusado de pertenecer a la c¨¦lula yihadista. O gesticular hasta que el juez le reprende.
Y a veces, el ex stripper se olvida por completo de d¨®nde est¨¢ o de por qu¨¦ est¨¢ ah¨ª: una ma?ana intent¨® ligar a trav¨¦s del cristal blindado. Y pidi¨® el tel¨¦fono a alguna de las chicas que acudieron como p¨²blico a ver el juicio.
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