Las protestas persiguen al mandatario hasta el final de su gira

Las protestas callejeras con las que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, empez¨® este viaje en la ciudad brasile?a de S?o Paulo le siguieron hasta la peque?a y habitualmente tranquila M¨¦rida, en la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n, hasta donde el Gobierno mexicano traslad¨® esta primera cumbre con Felipe Calder¨®n para evitar lo que podr¨ªa haber sido una verdadera pesadilla de seguridad.
La capital de M¨¦xico, todav¨ªa bajo la resaca de las fuertes movilizaciones que siguieron a la victoria electoral de Calder¨®n, parec¨ªa un lugar desaconsejable para dar la bienvenida a un presidente norteamericano con ¨ªndices de desaprobaci¨®n que superan ampliamente el 60%.
En M¨¦rida la situaci¨®n ha sido mucho m¨¢s manejable, pero eso no ha impedido algunas marchas y actos de violencia. El martes por la noche, unos pocos cientos de personas, en su mayor¨ªa muy j¨®venes, se manifestaron ante la sede del Gobierno regional, patearon y apedrearon a los polic¨ªas y trataron de forzar las puertas del edificio. Veinte personas resultaron heridas, entre ellas 11 polic¨ªas, y tres fueron detenidas por unas horas. Despu¨¦s denunciaron que hab¨ªan sido maltratadas.
Otro grupo de manifestantes arroj¨® todo tipo de objetos contra las vallas de hierro que rodean todo el conjunto de hoteles en los que se encuentran las delegaciones mexicana y norteamericana. Esa zona, de varias manzanas, est¨¢ aislada del resto de la ciudad y se encuentra fuertemente custodiada. La prensa mexicana se refiere a ella como "zona cero".
J¨®venes manifestantes
Los manifestantes son, por lo general, de poca edad, algunos de ellos act¨²an con capuchas o pa?uelos que les tapan el rostro y suelen recurrir a la violencia. Algunos de los vecinos de M¨¦rida comentaron a los periodistas que son gente llegada hasta aqu¨ª desde otros lados del pa¨ªs. J¨®venes de similar apariencia, que recuerda a las de los participantes en muchas de las manifestaciones antiglobalizaci¨®n llevadas a cabo en otras partes del mundo, se han visto en los actos de protesta en otras ciudades por las que ha pasado el presidente Bush.
Muestras de desaprobaci¨®n a la visita del presidente norteamericano, adem¨¢s de esas escenas callejeras no muy concurridas, se han visto reflejadas en comentarios en los medios de comunicaci¨®n y, aunque no en M¨¦rida, en alguna otra marcha (en la capital uruguaya, Montevideo, o S?o Paulo) con participaci¨®n de sindicatos y grupos de izquierda moderada.
[En la capital mexicana, cientos de manifestantes se enfrentaron ayer a los polic¨ªas que proteg¨ªan con vallas el edificio de la Embajada de Estados Unidos. Tras una hora de recibir pedradas y todo tipo de objetos, la polic¨ªa respondi¨® lanzando gases lacrim¨®genos para dispersar a los manifestantes].
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